Madramany: el hilo que une l’Alcúdia, Perpiñán y La Marina

29 octubre 2021

por | 29 octubre 2021

Vicent Madramany (1946-2018), de profesión exportador e importador de fruta, fue gerente de la Cooperativa Agraria de l´Alcúdia (València). A finales de los 70, lo destinaron, con Anecoop, a internacionalizar la cooperativa por Europa. En una de esas fue a parar a la capital de los Pirineos Orientales, Perpiñán, donde se estableció. Así fue como ese pueblo de la Ribera quedaría unido a la ciudad francesa a través del hilo invisible de Madramany.

El empresario valenciano siempre tuvo, además de pasión por el campo, gran afición por la pintura contemporánea, lo que le llevó a atesorar una colección artística de primer nivel. Pero su verdadero anhelo era crear un centro de arte que reuniera todas esas piezas. Para ello compró en los años noventa un gran almacén de frutas situado a cien metros de la estación de trenes de Perpiñán (Francia).

Salvador Dalí llegó a denominar, en 1965, la estación ferroviaria de Perpiñán como centro del mundo. “La estación es el lugar de todas mis alucinaciones. Allí veo todo de nuevo claro. Y he descubierto el porqué: dentro de la deriva de los continentes, la estación es un momento telúrico de permanencia. Para mí es como un exorcismo”, decía.

«La estación de Perpiñán» es, además, una obra monumental de Dalí, donde plasma una visión autobiográfica onírica que presenta diversos aspectos de su vida. Por Perpiñán pasaron también René Magritte, Man Ray, Marcel Duchamp, Luis Buñuel, Walt Disney, Paul Eluard, André Breton y Federico García Lorca. De ahí lo de «centre du monde» para el pintor catalán.

Madramany, en 2004, fundó su museo de arte contemporáneo y en un homenaje a esa parte de la historia lo llamó «À cent mètres du centre du monde» («A cien metros del centro del mundo»), que se convirtió en un referente artístico y donde el empresario de l´Alcúdia apostó por dar a conocer el arte valenciano, enseñando obras de Manuel Boix, Artur Heras, Rafael Armengol, Carmen Calvo, Tània Blanco o Balbino Giner, entre otros tantos.

Hoy sigue siendo el primer y único museo de arte contemporáneo de Perpiñán y cuenta con una colección de más de 400 obras, propiedad de un centenar de coleccionistas, que se gestionan de forma mancomunada. El arte de Madramany es el hilo invisible que une l’Alcúdia, Perpiñán y La Marina.

En la imagen superior, fotografía de la inauguración de la exposición. En la imagen inferior, obras del artista Chema López.

Una representación de la colección de Madramany llega ahora a la Marina de València en una muestra, comisariada por Josep Salvador y por el artista Artur Heras, íntimo del coleccionista, que quiere «reivindicar la obra y la figura» de Madramany, un «gran desconocido en su tierra y que ha tenido poca consideración por parte de las instituciones hasta ahora», apuntó Heras durante la presentación.

Es la primera vez que se puede ver una selección tan amplia de las obras que Madramany coleccionó durante más medio siglo, desde los años 60. La muestra reivindica su «pasión vital» por la pintura a lo largo de cuatro salas que reúnen las obras de 33 artistas. El arte de Madramany es el hilo invisible que une l’Alcúdia, Perpiñán y La Marina.

‘Memoria’, ‘ficción’ e ‘intimidad’ son los tres grandes ejes en los que se estructura el recorrido expositivo por las pinturas figurativas y abstractas que Madramany fue coleccionando.

La exhibición, que estará en La Base de la Marina hasta el 10 de enero de 2022, incluye piezas de Valerio Adami, Lucebert, Ben Vautier, Jean Le Gac, Pat Andrea, Toni Bevan o Claude Viallat, junto a los valencianos Javier Chapa, Adrià Pina, Chema López, Santiago Ydáñez, Tania Blanco, Mery Sales, Carolina Ferrer, Ernesto Casero, además de Armengol, Boix y Heras, entre otros.

Fotografías: La Marina y D.R.

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