La vivienda reformada por Meier Projectes i Construccions supone su ópera prima y una muestra de su forma de trabajar y entender la arquitectura de interiores. Creada en 2019 por Juli Millet, arquitecto técnico, y Juli Vila, arquitecto, Meier cubre todas las etapas de una reforma: desde el anteproyecto hasta la finalización de las obras llave en mano.
En Meier no hay una idea preconcebida de la arquitectura, su metodología de trabajo consiste en traducir las necesidades del cliente en el diseño de un espacio interior que debe ser como un traje a medida. «Formado por un equipo de trabajo por el que han pasado interioristas, ingenieros, arquitectos y arquitectos técnicos, así como un equipo de industriales de total confianza, nuestra máxima es aceptar una carga de trabajo razonable para poder dar a cada proyecto la máxima atención», explican desde el estudio.
La vivienda que nos ocupa, ubicada en un edificio construido en el Ensanche de Valencia en 1956, se caracteriza por tener una superficie generosa y mucha profundidad edificable, lo que obliga a tener patios interiores y largos pasillos.
«El punto de partida es la casa de un médico con consulta que se deberá convertir en el hogar de un joven recién licenciado. El estudio y posterior análisis del programa de necesidades concluye en el diseño de una vivienda dividida en dos partes: pública y privada. Al final se diseña una casa que unifica estar, comedor y cocina, lo que permite eliminar gran parte del pasillo. La cocina se convierte en el punto de unión y separación del espacio público y el privado, en el cual se sitúan los tres dormitorios», apuntan.
«El esquema decorativo está resuelto a partir de los gustos del usuario, al que se le solicitó que subiera imágenes de interiores de casas que le gustaran a una carpeta privada en Pinterest, que posteriormente fueron analizadas y fundamentan la materialización de los interiores: materiales acabados, colores, iluminación, mobiliario y accesorios decorativos».
Para este proyecto se ha trabajado con materiales nobles: piedras y maderas, colores neutros y tonos oscuros, mobiliario de líneas sencillas que dieran funcionalidad y versatilidad a cada espacio. Las piedras grises son el hilo conductor del esquema decorativo al que se le añadieron maderas para crear contrastes y añadir calidez a los interiores.
Reflexiones de un arquitecto: al habla Juli Millet
El nombre del estudio que forman Juli Millet y Juli Vila, Meier Projectes i Construccions, viene por el arquitecto Richard Meier. «Nos gustaba a los dos, pero tampoco es devoción… lo que pasa es que después de reirnos de los mil nombres absurdos que pone la gente a sus negocios, cuando nos tocó a nosotros, ¡solo nos salían nombres absurdos! Y ese fue el único que nos parecía un poco bien… Lo cachondo es que a los pocos días de que nos dieran el visto bueno desde Madrid, salió la noticia de que en Estados Unidos había denuncias de un montón de mujeres a Meier por acoso sexual… vamos, lo que nos faltaba para empezar bien».
«Juli Vila y yo nos conocemos desde los 4 o 5 años, cuando nuestros padres nos llevan a La Gavina, una escuela-cooperativa de enseñanza en valenciano. Una cosa muy moderna para aquella época, de la que ha salido gente super brillante y auténticos desastres… aparte de mucha gente interesante. Como curiosidad, los dos cocineros que presentan en À Punt, Jordi Morera y Lluis Penyafort, son de La Gavina. Conociéndonos desde tan pronto, calcula cómo debe ser, porque además estudiamos juntos el instituto y en la carrera coincidíamos mucho», cuenta Juli Millet.
«Vila trabajó con su padre, el gran Juli Vila Liante, arquitecto de la primera generación de la arquitectura valenciana, un fenómeno ya jubilado. Su hermana actualmente reside en México, donde dirige la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Anáhuac, en Puebla. Yo me formé en varias constructoras y promotoras valencianas (Roig y Nebot, Soldesur, Romymar, Tapisa – la actual ELO, ZAR y por último Obremo)».
«Mi formación ha estado siempre dirigida, de un modo inconsciente, hacia donde me encuentro, siempre buscando coger la experiencia necesaria en aquello que notaba que me faltaba, de tal modo que he participado en una promotora de edificios, departamentos técnicos, de estudios, como jefe de obra… siempre con un plan a corto y otro a medio plazo en mente. En medio de todo esto fui periodista de cultura durante unos tres o cuatro años en El Mundo, de la mano del gran Benigno Camañas y de Carlos Aimeur; perito de seguros (en la crisis de la construcción en 2008) y tuve un affaire con la iluminación de conciertos, trabajando durante algún tiempo como iluminador en 16 Toneladas o con La Habitación Roja. La creación de la empresa (Meier) me cortó la carrera, desgraciadamente. Vila, sin embargo, siempre ha trabajado de arquitecto (en Vila Arquitectes y en solitario)», explica Millet con humor.
«Yo creo que la arquitectura es una profesión como, por ejemplo la veterinaria, donde las expectativas-realidad son bien distintas. Con la veterinaria, te imaginas – de niño – jugando con cachorritos, cuando la realidad es que siempre tienes que lidiar con animales, generalmente, mayores y enfermos. Con la arquitectura te imaginas creando bibliotecas, aeropuertos o unifamiliares de lujo en un acantilado, cuando la realidad de la profesión es encajar cuatro apartamentos en 380m2, con tres habitaciones y dos baños, donde la creatividad queda totalmente anulada por las espantosas ideas del promotor. Nosotros, afortunadamente, tenemos la suerte de poder decidir, de la mano de nuestros clientes, la gran mayoría de las decisiones estéticas y formales en nuestros proyectos», reflexiona el 50% de Meier Projectes i Construccions.
«De todos modos, hay una idea que siempre he tenido clara en nuestro estudio y se la cogí prestada a Prince, cuando decía que el problema de la música es que no está dirigida por músicos, sino por financieros y abogados. Lo mismo pasa con la construcción, donde el 95% de las empresas de proyectos o de construcción, están dirigidas por economistas y abogados, primando siempre el tema económico por encima del constructivo. En nuestro caso queríamos que la arquitectura estuviera siempre en primer plano y lo demostramos en todas las obras, donde preferimos perder dinero en decisiones que hacen mejorar el proyecto, aunque económicamente no nos sean rentables. Pero cuando echamos la vista atrás, sentimos una gran satisfacción por todos los trabajos que hemos realizado», apunta.
«Nuestros trabajos más habituales son reformas integrales de vivienda, donde nos encargamos desde el proyecto hasta la entrega de llaves, generalmente por el centro de Valencia, aunque acabamos de empezar nuestra cuarta obra en el Cabanyal y hemos hecho alguna fuera de la ciudad, en sitios como Picassent u Olocau, por citar algunas».
«Una vez me dijo un constructor para el que trabajé en mis inicios, que era imposible acabar bien una obra con el cliente. Que siempre se acaba torciendo la relación, bien por plazos, por el importe final o por la diferencia entre las expectativas y la terminación real. A día de hoy creo que podemos decir que hemos cumplido esta premisa (la de terminar bien las obras con los clientes contentos) en el 100% de las ocasiones», concluye Juli Millet.