En la calle Mayor de un pueblo de la huerta norte de València, Godella, los arquitectos Esther Sanchis y Álvaro Olivares intervinieron en la planta primera de una vivienda tradicional de principios del siglo XX para transformarla en su casa estudio.
Cuando los arquitectos diseñan para sí mismos pueden explorar soluciones más o menos imaginativas y poner en práctica todo su conocimiento, además de ser una muestra viva de su forma de entender los espacios cotidianos. La arquitectura doméstica es un ámbito arquitectónico propicio para la experimentación y el diseño.
La casa estudio de Sanchis Olivares está situada en una esquina, tiene tres fachadas y destaca por su altura interior y el considerable buen estado de los techos, los pavimentos, los alicatados y las carpinterías interiores. Su estado previo era una sucesión de estancias auxiliares que servían a la planta baja cuando todo era una misma vivienda, con un espacio de cocina pero sin servicios mínimos como, por ejemplo, baños. Los arquitectos se pusieron manos a la obra.
«Desde el acceso, en el extremo sur, encontramos tres crujías estructurales paralelas que culminan en la fachada principal a norte. Las orientaciones a norte y este nos llevaron a disponer en las dos últimas crujías la zona de estudio y de noche, con una intervención mínima en esta zona que se redujo a disponer un baño, actualizar las instalaciones y restaurar la carpintería exterior de madera. De esta manera la intervención se concentra en la primera crujía, que abre a una terraza orientada a sur y que es el espacio idóneo para disponer en él la zona de día», explican.
«En primer lugar se retiraron los tres tabiques que compartimentaban este espacio con el objetivo de jerarquizar la vivienda y generar un ambiente principal con la cocina existente. A continuación, se dispuso una pieza de carpintería, a modo de mueble habitado, que configura espacialmente la planta: resuelve la privacidad entre la casa y el estudio, organiza el acceso independiente a cada una de las partes y se adapta a la bancada existente para disponer el mobiliario de cocina del que carecía la vivienda. Pequeñas operaciones, como agrandar uno de los huecos de salida a la terraza, reparar los acabados de la cocina o abrir una ventana interior en el mueble habitado, terminan de ordenar este espacio».
Los pavimentos se mantuvieron en su estado original en la zona de noche y en el estudio, pero la reconfiguración de la zona de día y la presencia en la cocina y las terrazas de pavimentos deteriorados, fruto de anteriores intervenciones, les llevó a replantearlos aquí en su totalidad.
En primer lugar, se retiró cuidadosamente todo el pavimento original de baldosa hidráulica para su limpieza y clasificación, distinguiendo dos tipos: uno de ellos se reutiliza para crear una suerte de alfombra de acceso, mientras que el otro sustituye las piezas rotas en la zona del estudio y se recoloca en la zona de la cocina. Su nueva disposición realiza un giro de 45º que lo distingue frente a los tramos que conservan su posición original y le permite extenderse bajo la mesa del comedor, definiendo también los recorridos hacia la terraza y la zona de noche.
«La retirada del pavimento no original y deteriorado hace necesario un nuevo material que, a su vez, permita configurar el banco y jardinera que definirán los límites de la terraza. Se llega aquí a la baldosa de barro cocido, muy presente en la tradición constructiva local. Su geometría rectangular nos permite adaptarnos al giro del pavimento sin desperdiciar material y una junta ancha hace posible un replanteo a pieza entera tanto en terraza como en interiores», explican los arquitectos.
La extensión de los pavimentos a la terraza crea una continuidad interior-exterior. Unas largas persianas alicantinas generan sombra sobre esta terraza, muy expuesta al sol, al mismo tiempo que le dan intimidad, creando una suerte de estancia exterior que duplica la superficie de la zona de día.
Sanchis Olivares es un estudio de arquitectura ubicado en Godella (València), formado por Esther Sanchis y Álvaro Olivares, arquitectos por la ETSA de València (UPV) en 2018. Ambos completaron su formación colaborando en diversos estudios de arquitectura, entre ellos el de Francisco Mangado y el de Rafael Moneo, donde Esther y Álvaro trabajaron durante dos y tres años respectivamente antes de establecerse por su cuenta.
Desde su etapa de estudiantes han participado juntos en distintos proyectos y concursos nacionales e internacionales. Su trabajo ha sido reconocido en distintas ocasiones. Destacan los primeros premios en los concursos públicos para construir el Centro Cívico de Patraix, el nuevo Espai Dones i Igualtat de València o el Auditorio y Escuela de Música de La Pobla de Farnals.
Han sido seleccionados en la XVI Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo y reconocidos con distinciones como el premio COACV 2023, otorgado a su primera obra construida, la Casa de ladrillo en La Eliana.