Esta casa está situada en una parte de la ciudad donde, históricamente, iba a asentarse la creciente burguesía urbana valenciana tras haber ocupado antes el Ensanche y el barrio de La Exposición, junto a la Alameda. El trazado del Paseo al Mar, en la actualidad Avenida Blasco Ibáñez, marcaría una nueva expansión partiendo de los Viveros, jardines del extinto Palacio Real, como referente verde.
Claramente influidos por la tendencia internacional, algunos talentosos arquitectos fueron los autores de los edificios que rodean ‘los hitos’ de estas calles: el Colegio Alemán, el Club de Tenis, la Hípica, los chalés de los periodistas y los primeros edificios universitarios.
Pablo Navarro y Julio Trullenque, Gutiérrez Soto, GO-DB, Borso di Carminati y Rafael Contel, Joaquín García y Vicente Valls, Luis Pellegrero o Luis Marés son algunos de los profesionales que construyeron en este barrio en expansión con propuestas que se caracterizan por un frente de ciudad jardín en edificios de una altura considerable. Como detalle clarividente de la conjugación de clasismo y construcción que desprendía el Plan Parcial aprobado por el Ministerio de Vivienda en 1960, establecía «el carácter residencial propio y apto para la clase intelectual que la concentración de edificios de Enseñanza Superior señala como habitante probable de la zona».
Casa Cavanilles
Casa Cavanilles, con sus más de 200 metros de superficie, es una obra de Destudio Arquitectura donde cada elemento se ha diseñado teniendo en cuenta que la vivienda se abre al exterior y ofrece unas vistas privilegiadas de Valencia, un recorrido que empieza a los pies de los Jardines de Viveros y acaba con el mar en el horizonte.
«El salón comedor es el verdadero protagonista de este proyecto de reforma integral, donde el panelado con palillería de madera es el elemento diferenciador y sobre el que orbitan el resto de las estancias de la zona de día», explican desde el estudio de arquitectura y diseño interior.
«Otro de los elementos a destacar de este proyecto es el espacio de estudio integrado en un gran ventanal dentro del propio comedor de la vivienda, que se ha pensado como entorno colaborativo donde los miembros de la familiar pueden convivir y compartir sus diferentes tareas», apuntan.
Con el objetivo de abrirse al exterior e integrarse «todavía más» con el entorno, Casa Cavanilles cuenta un comedor cubierto. Su apariencia informal permite que la estancia respire.
La cocina, con más de 20 metros, es otra de las estancias clave de este proyecto. Está integrada dentro del salón comedor, pero separada por una puerta corredera de cristal que permite tener una visión más despejada de todo el espacio, dando continuidad y dejando que la luz sea el elemento que unifique las diferentes zonas.