Los propietarios de esta vivienda querían estrenar casa pero sin irse. Reformar una casa en la que el propio cliente ha vivido durante décadas es un reto que necesita cierta capacidad para ver las cosas desde fuera. Fue el caso de este proyecto que los arquitectos de Destudio afrontaron con la adaptación de los espacios a las necesidades actuales de sus habitantes tras décadas viviendo allí. La transformaron en la casa inversa. Ambos, arquitectos y propietarios ya habían «pensado» juntos la reforma de la farmacia de estos últimos, así que tras la buena conexión, volvieron a encontrarse, esta vez para acometer la reforma de la casa donde viven.
«Los clientes fueron capaces de poner en nuestras manos su propiedad y realizar una tabula rasa desde la que comprender cómo se podía adaptar a sus necesidades funcionales», explican los arquitectos. El resultado de este proceso derivó en una vivienda que invierte sus zonas de día y de noche y se adapta a la nueva realidad familiar.
«La zona de día vuelca a las zonas más luminosas de la casa, integrando la cocina como parte de la misma, aunque matizando su diferencia mediante unas puertas correderas de vidrio. La posición de la cocina permite un mayor aprovechamiento de la terraza, a la que se accede desde aquella, y también disponer de un espacio de lavadero anexo que conecta visualmente a través de una vinoteca», indican los arquitectos.
El salón cuenta con grandes dimensiones gracias a que en el comedor se emplea una estrategia propia de proyectos de restauración: para maximizar el espacio se dispone de un banco corrido perimetral, lo que permite que la mesa se sitúe más cerca de las paredes y por tanto quede más espacio libre en el resto de la estancia.
La zona de noche vuelca a los patios interiores: un dormitorio principal con vestidor y baño en suite y otros dos dormitorios que se sirven de un baño común.
En cuanto a la paleta material, «la pretensión – explican – fue que la arquitectura de la casa actuara como un telón de fondo cálido sobre el que exponer las piezas de arte que los propietarios ya poseían. Vemos así acabados continuos arcillosos en las paredes, maderas de roble de tonos suaves o porcelánicos de tonos piedra que conectan con el hormigón visto de los pilares. Sobre todo ello, destacan las piezas de mobiliario escogidas para la vivienda y las obras de arte».
