El estudio de arquitectura y diseño de interiores Viruta Lab ha materializado un proyecto «preciosista» en el barrio valenciano de Malilla. «Una nueva zona de expansión de la ciudad que está dibujando, poco a poco, una arquitectura concentrada de hitos verticales en contrapunto a los solares verdes que siguen albergando la tradición del cultivo del campo de sus vecinos más longevos», apuntan desde el estudio.
En este enclave, María Daroz y David Puerta, cofundadores de Viruta Lab, han convertido una terraza anodina en un oasis urbano ubicado en la décima planta de un rascacielos de nueva construcción donde se reinterpreta la tradición agrícola valenciana mediante la creación de bancales y canteros de tierra, «aportando texturas y vegetaciones que evocan un huerto en altura».
La propuesta de este jardín urbano bebe de los antiguos huertos vecinales de autoconsumo y huertas ecológicas, visibles desde la terraza. Este espacio reinventa el concepto de huerto tradicional, descontextualizando el plano del suelo mediante bancales de diversas alturas que ofrecen una perspectiva elevada desde el interior de la vivienda.
«Los canteros, adosados a las paredes perimetrales, permiten el cultivo de vegetación y frutales, mientras generan una diferencia de niveles que añade dinamismo y amplitud al espacio. El sentido del olfato, agudizado por el olor del limonero y las plantas aromáticas, junto con el sentido de la vista, crea un espejismo de sereno oasis de estilo mediterráneo, elevando el campo diez plantas por encima de esta nueva urbe metropolitana», explican.
Geometría y materialización del espacio
El proyecto se vertebra en torno a dos rectángulos de diferentes dimensiones y alturas. La primera zona, conectada directamente con la cocina y el comedor interior, integra una cocina exterior con barra y taburetes. La segunda zona, con triple altura libre, «alberga el área de comedor y living, creando un espacio de calma y relajación».
Los elementos de la terraza, inicialmente vacíos, se han transformado con materiales artesanales como el barro cocido y las tierras naturales. Un suelo elevado sobre unos soportes con junta abierta redefine el espacio, mientras que los canteros perimetrales, con variadas profundidades, incorporan vegetación y mobiliario fijo, dibujando una estética rural en el espacio.
Decoración y mobiliario a medida
El equipo creativo de Viruta Lab ha diseñado el mobiliario para maximizar la comodidad y reducir el mantenimiento. «Bancos y mesas construidos con el mismo sistema de los bancales crean un lenguaje coherente y una sensación de unidad. Estos elementos se complementan con colchonetas y respaldos en tela náutica de color neutro para generar una atmósfera cálida. Los tonos arena, grises y verdes apagados, realizados con hilos de plástico reciclado, funcionan como contrapunto para crear un juego visual dinámico y atractivo».
El comedor, situado bajo un cenador vegetal, está colonizado por una mesa redonda central con base piramidal de hormigón y tablero porcelánico. Las sillas de patín en varilla blanca y cuerda trenzada en color natural se integran con armonía en el resto de la decoración, siguiendo los tonos del huerto.
Juego de luces
Debido a su orientación, esta terraza urbana en el barrio de Malilla, recibe escasa luz natural. Para ello, Viruta Lab ha diseñado un proyecto de iluminación artificial que aporta dramatismo y potencia los detalles. Así pues, la iluminación oculta en los bancales crea un efecto de barrido hacia arriba, destacando la altura del espacio y la textura de las paredes. El limonero, un elemento esencial de la composición vegetal, está iluminado de manera puntual para intensificar su protagonismo.
De esta forma, Viruta Lab ha transformado una terraza en Malilla carente de sol en un oasis mediterráneo con el skyline de València al fondo. «Este proyecto no solo revitaliza un espacio urbano, sino que se presenta como una oda a la tradición agrícola valenciana desde un prisma actual y sostenible. La terraza se convierte así en un refugio de tranquilidad y belleza natural, elevando la basta huerta valenciana a nuevas alturas», concluyen.