El estudio de diseño de interiores de Paloma Bau ha llevado a cabo la rehabilitación y reforma de Casa Ona, una vivienda del año 1925 situada en un edificio protegido en el barrio del Cabanyal, en València. El propietario, un joven amante del mar y del surf que creció en el barrio, decidió dar una nueva vida a la casa de sus abuelos para convertirla en un hogar moderno y funcional, sin perder su esencia mediterránea.
La arquitecta técnica e interiorista Paloma Bau, junto a su equipo, ha abordado este proyecto de reforma y rehabilitación de manera respetuosa. Ha dibujado un nuevo espacio que es «una auténtica oda al Mediterráneo», con texturas y acabados que evocan el mar y la playa. La vivienda, originalmente oscura y muy compartimentada, ha sido despojada de los revestimientos innecesarios, emergiendo así una estructura de madera con revoltón y un muro de carga que dividía las terrazas traseras.
El suelo continuo de color arena cose todos los rincones de la casa, recordando a las largas playas. La zona de día se articula a través de la gran isla central de color verde lavado, materializada con azulejo texturizado y silestone verde aturquesado. La cocina, en tonos neutros y madera de roble, se abre a la sala de estar, unificando ambos espacios.
El Mediterráneo se refleja también en la paleta cromática del espacio, con los tonos marrones y grisáceos combinados con un azul profundo y brillante en el baño. El mobiliario seleccionado incluye piezas de estilo mediterráneo, como las sillas de madera y cuerda del comedor y la mesa de centro de microcemento, acompañadas de textiles de lino y algodón.
Espacios multifuncionales y elementos ocultos
«Además, la zona de día presenta un ingenioso panelado permeable de enlistonado de madera lacada que oculta un trastero para las tablas de surf y un pequeño aseo inspirado en Cala Rotja de Menorca», explican desde el estudio.
La zona privada de la vivienda, compuesta por un despacho y un dormitorio con baño en suite y vestidor, conserva el antiguo muro de carga de ladrillo rojizo, cuyas aperturas originales conectan el vestidor con el dormitorio y el baño.
La iluminación decorativa, compuesta por piezas diseñadas por la artesana Adriana Cabello, incorpora diversas granulometrías de arcilla en los mismos tonos, con acabados texturizados o esmaltados según su ubicación. Por su parte, el proyecto de iluminación funcional queda integrado en los techos u oculto en las estructuras, potenciando así los detalles ornamentales y decorativos del espacio.
La fachada se ha trabajado desde un enfoque respetuoso con el patrimonio arquitectónico. El equipo de Paloma Bau ha recuperado su estética original a través de la carpintería de madera y las tradicionales persianas alicantinas, elementos muy característicos de las viviendas del Cabanyal, «preservando así la identidad y la naturaleza del edificio».