La arquitectura del lavadero como espacio micropolítico

24 mayo 2025

por | 24 mayo 2025

«Es una verdulera». «Señora, que si quiere bolsa». El uso del lenguaje, lejos de ser baladí, esconde la mirada que se tiene sobre la realidad que nos envuelve. El cariz despectivo o devaluativo de expresiones como aquellas se ha sustentado sobre la base de la percepción construida a lo largo del tiempo de esos lugares típicamente femeninos, espacios tradicionalmente ocupados por mujeres, como es el caso de los mercados o los antaño populares lavaderos.

Estos enclaves encarnan la contradicción, siendo rincones donde aislar u ocultar las duras tareas desempeñadas históricamente por mujeres al tiempo que se establecen como escondrijos de sororidad. Hablamos de espacios arquitectónicos que en nuestra cultura no han recibido la atención que merecen como lugares de generación de memoria colectiva y socialización femenina, habiendo sido mirados desde el desprecio por tratarse de espacios no ocupados igualmente por hombres.

Lavadero en el Manzanares (Eusebio Pérez Valluerca, 1887) © Cortesía del Museo del Prado.

Al tiempo que una condena consecuencia del establecimiento de roles de género, aquellos «lugares de segunda» han sido también los únicos espacios públicos donde las mujeres han podido ser, estar y relacionarse exclusivamente entre ellas, facilitando la empatía y la comprensión en visos de una eventual emancipación. Allí han podido compartir temas trascendentes para su desarrollo como personas, confidencias y establecer lazos de solidaridad y colectividad. Una lucha silenciosa desde la cotidianidad.

Los mercados, en muchos casos, suelen ser espacios físicamente cerrados, donde se entra, donde se genera brecha. De hecho, pueden deducirse algunas tipologías y han sido ampliamente estudiados. Los lavaderos, por su parte, menos reconocidos hasta entrado el siglo XXI, también hablan de esa segregación simbólica al contribuir a ese arrinconamiento a lo doméstico al que las mujeres han estado sometidas. Con una salvedad: estos lugares ocupan necesariamente una porción de espacio público.

Existen mujeres rurales que, todavía hoy, siguen haciendo uso ocasional del lavadero, otras aún lo recuerdan. En este sentido, recuperamos el testimonio que Nélida Arias —vecina de Quintana de Fueros (El Bierzo, León)—, nos contaba años atrás en relación a la importancia que supusieron para ella los consejos, tertulias o anécdotas que pudo compartir con gran cantidad de mujeres, con quienes se arrodillaba para lavar; un acto de dignidad común tan importante para cimentar sus relaciones e identidades.

Lavadero Municipal de la Guardia (Jaén) © Espacios Naturales de Jaén.

No obstante, en sus inicios más tempranos, los lavaderos municipales no surgieron necesariamente para facilitar la labor de las mujeres, sino como espacios pensados para aglutinarlas y evitar así que se arremangaran hasta las rodillas en los ríos o llevaran sus ropajes empapados, en la línea de la moral y el pudor. Se conocen, incluso, ordenanzas del siglo XVI que advertían no acercarse a estos espacios.
En el siglo XIX se acabaron de popularizar en España para evitar que los animales bebieran de aguas con productos derivados de los lavados. Más adelante, en la segunda mitad del siglo XX, la llegada del agua potable, la corriente eléctrica y los aparatos electrodomésticos privados, en el contexto de una figura femenina como «ángel del hogar», hacen entrar en desuso los lavaderos públicos.

Hoy en día, estas construcciones han perdurado en algunos lugares, sobre todo en la España rural. Lamentablemente, en innumerables ocasiones han desaparecido fruto de la dejadez, una muestra del ninguneo al que se han visto sometidas estas obras, a las que se les ha otorgado una calificación insignificante, invisible, prácticamente nula.

Los lavaderos acostumbran a ser edificios de planta rectangular, huecos, diáfanos. En los casos más humildes, simples espacios porticados para acotar el lugar de trabajo, para guarnecerse y determinar un espacio específico, aquel donde brota el agua canalizada. El interior solía estar organizado longitudinalmente mediante una pieza fija, una gran pila pétrea —a veces dos, para enjabonado y aclarado—, que podía también presentar divisiones individuales. Las cubiertas se resolvían sobre madera en soluciones a dos aguas.

Espacio interior restaurado del lavadero de Quintana de Fuseros (El Bierzo, León) © Elia Vidal.

De ornamentación inexistente, estos ninfeos representan ese tipo de belleza serena que procede de la austeridad y la funcionalidad, lejos de la pompa de los Casinos y otros espacios de reunión concebidos para los varones. Ninguna de estas arquitecturas está carente de ideología, más cuando se las sitúa en paralelo.

Como apunta la arqueóloga y profesora Paloma González Marcén (UAB), los mercados, la compra del pan, las orillas de ríos o los lavaderos han sido espacios micropolíticos y son las llamadas «actividades de mantenimiento» las que guardan, unen, protegen y garantizan la continuidad de las comunidades —junto con la tradición oral—, y han sido históricamente el sustento invisible de las sociedades.

Al calor de estas reflexiones conviene volver a poner en el centro la necesidad de generar un espacio urbano como lugar común, carente de jerarquías y ausente de relaciones de poder, un urbanismo con perspectiva feminista que cuide de sus habitantes. Pero no debemos confundir esta aspiración de arquitectura feminista con aquella arquitectura para mujeres. Eso sí, nuestros lavaderos, esos espacios de socialización, son una herencia muy valiosa sobre el potencial de los lugares comunes, sobre lo necesario de un espacio público de intercambio y de cómo la arquitectura construye simbólicamente nuestras vidas.

De ahora en adelante, se debe trabajar por espacios feministas, no en «espacios para mujeres» que, como ya ocurriese con los lavaderos, acabaron por ser una suerte de «habitaciones propias» —compartidas— de las que hablaba Virginia Woolf.

Fotografía: D.R. Portada: Espacio exterior restaurado del lavadero de Quintana de Fuseros (El Bierzo, León) © Elia Vidal.

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