Maite Palomares: ‘Getty vela por la arquitectura moderna y nosotros por el Paraninfo de Cheste’

13 junio 2023

por | 13 junio 2023

¿Cómo puede ser que no haya ningún edificio de arquitectura moderna en Valencia que esté declarado Bien de Relevancia Local o de Interés Cultural? pues no lo hay. La protección del patrimonio arquitectónico moderno es nefasta en España, en general, y en Valencia, en particular. Así pasan cosas como los derribos indiscriminados de lugares extraordinarios. Lo que no se conoce no se puede estimar. Y la arquitectura del siglo XX es demasiado reciente como para que todo el mundo (o por lo menos, todo el mundo con potestad de derribar) la valore fuera del ámbito académico y más especializado. Eso lo saben bien la Fundación Getty y la arquitecta Maite Palomares, defensores de la arquitectura moderna y su divulgación.

Quedamos con Maite Palomares, también subdirectora de Cultura de la Escuela de Arquitectura de la UPV, para visitar con ella uno de los edificios más importantes de arquitectura moderna llevado a cabo por Fernando Moreno Barberá a finales de los años 60. La ‘excusa’ de la cita es, precisamente, el premio que la prestigiosa Fundación Getty concedió a un grupo de profesores encabezado por la catedrática del Departamento de Composición Arquitectónica de la UPV Carmen Jordá. El Grant Award de Getty, dotado con 170.000 euros, premia el plan para la conservación y gestión del Paraninfo de la Universidad Laboral de Cheste (Valencia). El trabajo ha sido coordinado y redactado por Maite Palomares, Carmel Gradolí, Pasqual Herrero, Federico Iborra y Fernando Usó, todos ellos profesores de la asignatura de Historia de la Arquitectura II y especialistas en patrimonio arquitectónico moderno.

Es la primera vez que un proyecto español recibe este galardón del programa Keeping it Modern, que tiene como finalidad la protección de obras significativas de la arquitectura del siglo XX. Entre las edificaciones que han merecido este reconocimiento de Getty, desde su creación en 2014 hasta ahora, figuran obras tan emblemáticas como la Ópera de Sydney de Jörn Utzon, la Escuela Bauhaus de Walter Gropius, la Casa Robie de Frank Lloyd Wright, el Apartamento Estudio de Le Corbusier o la Casa Schröder de Gerrit Rietveld y Truus Schröder, entre otras. Así hasta 64 obras.

La Casa Robie, 1908-1910, de Frank Lloyd Wright (Fotografía de Cervin Robinson, Cortesía de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos).

Apartamento Estudio de Le Corbusier (Fundación Le Corbusier).

La Casa Schröder de Gerrit Rietveld y Truus Schröde (Foto: ©Stijn Poelstra Centraal Museum).

La Escuela Bauhaus, obra de Walter Gropius.

La convocatoria de este premio que otorga la Fundación Getty era anual (entre 2014 y 2020), internacional y competitiva. Su objetivo, la conservación y reutilización de las edificaciones. El Paraninfo es el edificio más relevante del conjunto de la Universidad Laboral de Cheste, construida por Moreno Barberá entre 1967 y 1969. Entre todas las universidades laborales españolas, la valenciana fue la única destinada a centro de orientación, de ahí su importancia. El diseño del campus, construido en una ladera y adaptado a las características de su entorno, cuenta con espacios docentes (aulas y talleres), residencias, comedores, instalaciones deportivas, una zona administrativa, capilla, centro de atención sanitaria, viviendas para los profesores y Paraninfo.

En su momento, el Paraninfo de Cheste fue el auditorio más grande de Europa y uno de los diez con mayor aforo del mundo, con más de 5.000 asientos. Es un símbolo arquitectónico de relevancia y, como tal, ha sido incluido en el Plan Nacional de Conservación del Patrimonio del Siglo XX, del Ministerio de Cultura. En la actualidad, permanece cerrado por medidas de seguridad.

El Paraninfo de la Universidad de Cheste en su proyecto original de Moreno Barberá.

El Paraninfo con su aspecto actual, tras las intervenciones arquitectónicas que se le hicieron en los años 80 y que incluían cerramientos en la parte delantera del edificio.

Con el fin de lograr su reapertura pública y recuperar la imagen original, el equipo valenciano ha preparado los distintos estudios del plan de conservación y gestión que parte de criterios basados en el valor patrimonial y social de la obra en busca de una intervención sostenible y resiliente que permita superar, lo mejor posible, las condiciones climáticas futuras.

El plan identifica e indica la protección de los elementos originales de la construcción y trata de reunir los requisitos legales necesarios para la nueva puesta en marcha de esta estructura emblemática, con usos actualizados a partir de propuestas recogidas en procesos de participación que han implicado a diversos agentes ciudadanos e institucionales.

Hablamos con la profesora Maite Palomares sobre el proyecto.

La arquitecta Maite Palomares.

¿Qué ha valorado Getty para daros este premio?

Ellos (Getty) centran la conservación en los atributos y en los valores del edificio. Eso es lo que hay que proteger. También en Cheste. Uno de estos valores es entender el lugar y su entorno. Esa sensibilidad de que lo que hay que proteger es la memoria del edificio, los valores sociales de una comunidad que se van transmitiendo a otras generaciones. En Cheste está la asociación de antiguos alumnos que recopila fotografías e información sobre lo que fue el centro en los años 70. El buen recuerdo que tienen los alumnos se debe en buena parte a la arquitectura del espacio que permitió desarrollar el espíritu de la colectividad. En lugar de organizar grandes aglomeraciones de gente, Moreno Barberá montó pequeñas comunidades de escolares.

La arquitectura ayudó a que lo «traumático» de ese tipo de centros de enseñanzas fuera más leve. Eran tiempos duros, los niños se separaban de sus familias para ir allí, con cero libertades en plena dictadura y con una fuerte presencia de la religión y sus normas de comportamiento. Una buena arquitectura ayuda a que todo sea mejor.

¿En qué punto está el trabajo premiado?

Se ha hecho el análisis de todos los elementos del edificio, tanto tangibles como intangibles, y se han recopilado nuestras recomendaciones sobre qué hacer para recuperarlo. Memoria oral, colectiva, hacer un centro de interpretación con archivos básicos de consulta, toda la planimetría, las imágenes … lo hemos planteado para que sea físico y también virtual. Ante la falta de más recursos, hemos organizado, virtualmente, una sala donde se dé el dialogo entre los valores arquitectónicos y los valores sociales del lugar. Toda la documentación, muchísima, estará a disposición de quien quiera consultarla.

¿El paso siguiente? encargar el plan director que priorice las intervenciones necesarias, con las indicaciones oportunas para que se lleve a cabo. Hay que tener en cuenta que nuestro trabajo se ha centrado en el Paraninfo, que para nosotros era el edificio más representativo de Cheste, pero el plan director deberá recoger todo el conjunto de la Universidad Laboral.

Hay que actualizar los edificios patrimoniales si no queremos que desaparezcan, pero hay que hacerlo con unas directrices, debería haber un criterio para las actuaciones, que ahora mismo no lo hay. Parece que desde la Administración no se acaba de comprender la importancia de estas intervenciones. Para Getty necesitábamos el beneplácito de los propietarios y de hecho hay que destacar que entre los avales del proyecto figura en primer lugar la preceptiva autorización de la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte, junto a apoyos explícitos de organizaciones como International DoCoMoMo, DoCoMoMo Ibérico, Hispania Nostra, Fundación Eduardo Torroja del CSIC, Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y Palau de Les Arts.

¿Qué queda original de Moreno Barberá en Cheste ahora mismo?

El interior del auditorio, el edificio de administración, algunas residencias, alguno de los antiguos comedores, los gimnasios, el oratorio … se respira autenticidad, queda todavía muchísimo del proyecto original de Moreno Barberá.

Para mí fue un error que el Circuito se situara allí, genera mucho ruido, molestias visuales … da la idea de que no se valora el patrimonio arquitectónico de la Universidad Laboral, en nuestro proyecto se valora el impacto de estas actuaciones en lo que debería ser un conjunto patrimonial. En ocasiones, parece que se teme que Cheste tenga valor patrimonial porque eso, piensan, podría limitar sus usos, pero nada más lejos. Se protege y se cuida para bien de todos. Seguramente, si se hubiera valorado patrimonialmente, se podría haber escogido de otra manera la situación del Circuito sin interferir en el entorno natural del complejo educativo y con el conjunto patrimonial que encarna, pero es que la cultura de los PAI ha destrozado nuestro entorno.

El proyecto Getty que se centra en el Paraninfo, supone recuperar la memoria para la sociedad, por ello se trabaja desde los valores patrimoniales y al mismo tiempo se han realizado análisis técnicos, estructurales, de eficiencia energética, acústicos, funcionales … etc para establecer las pautas de actuación de obras futuras. La intención es recuperar el espacio del Paraninfo para todos los posibles grupos de interés, que son muchos si pensamos en necesidades económicas, culturales, sociales…

La Universidad Laboral fue pensada en 1967 para ubicarse en El Saler … 

Al principio se iba a construir allí, menos mal que no se cumplían los requisitos mínimos de los espacios necesarios entre edificaciones. La operación de Moreno Barberá llevando la edificación a Cheste fue muy inteligente. Pasa de su planteamiento en un sitio plano, como es el Saler, y lo traslada a Cheste, con su topografía particular, aprovechando la zonificación ya planteada para la ubicación inicial. Enlaza los espacios teniendo en cuenta cómo van a ser utilizados por los alumnos: comedores, aulas, talleres y dormitorios. Por otro lado, los edificios de servicios (hospital, oratorio,) y los edificios administrativos propios del centro de enseñanza, etc… y finalmente el Paraninfo, donde se llevan a cabo los actos representativos.

Carmen Jordá fue quien «descubrió» académicamente el lugar y lo valoró en su momento; nosotros lo que hacemos ahora es el siguiente paso, es decir, conservar, planteando una intervención que trabaja desde los valores, los tangibles y los intangibles, para que ese patrimonio continue vivo. Este enfoque tan novedoso es el que se desarrolla desde la Fundación Getty, por eso es pionera en la conservación del patrimonio moderno. Getty vela por la arquitectura moderna y nosotros por el Paraninfo de Cheste.

Moreno Barberá adapta su proyecto comprimido, pensado para El Saler, a la forma de abanico que despliega en Cheste, se abre al paisaje y los edificios «respiran». Diferencia funcionalmente los espacios y facilita la vida a los alumnos: todo lo que ellos usan a diario está cubierto con pérgolas para protegerlos del sol y de la lluvia. Todo los caminos están cosidos con esas pasarelas de cuidados. Tan sencillo como cubrir para poder vivir a diario mejor, en contacto con el territorio, respirando naturaleza. Es una arquitectura que responde al clima, que enseña a vivir en el Mediterráneo, con espacios abiertos, ventilaciones cruzadas y protecciones solares… Es fantástica.

¿Están poco valorados Moreno Barberá y la arquitectura moderna?

A nivel nacional hay un plan para conservar el patrimonio cultural del XX y eso es un gran paso, porque incluye también la arquitectura. En ese sentido, la arquitectura moderna está en camino de reconocerse. Aquí hay que citar la gran labor que está desempeñando la Fundación Docomomo Ibérico, de la que soy miembro en representación de la Universitat Politècnica de València. Sin embargo, la maquinaria administrativa es, en general, lenta y, por ejemplo, edificios que están incluidos en el Plan Nacional carecen de protección legal. Eso es lo que hay que agilizar.

A nivel autonómico hay muchas diferencias. Para mí lo que se hizo en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, de la mano de Víctor Pérez Escolano y de Román Fernández-Baca, es de ser pioneros. Un ejemplo a seguir. A mí me gustaría que en la Comunidad Valenciana se pudiera hacer algo parecido porque, verdaderamente, es brillante su labor poniendo mucho énfasis en la valoración y conservación de la arquitectura moderna.

Si bien desde las instituciones se tiene en cuenta, en mayor o menor medida, falta que desde la sociedad también se aprecie esta arquitectura más reciente, porque para valorar hay que apreciar. Hemos de llegar a la gente y para eso hace falta difusión, divulgación del conocimiento. Enseñar a ver qué hay de bueno y qué de malo en la arquitectura moderna. Es necesario llegar a la ciudadanía. Se trata de un patrimonio muy cercano, lo usamos todos a diario, por eso es más difícil estimarlo. Si no sabemos conservar la arquitectura del XX perderemos esa memoria y la herencia para las generaciones futuras. Conocer la historia es necesario para avanzar.

La arquitectura moderna cambió la vida de mucha gente: por ejemplo, con las viviendas sociales del siglo pasado, (en Valencia, las construidas tras la riada de 1957), se pasó de lugares insalubres a viviendas muy dignas, teniendo en cuenta las limitaciones económicas. Hay que actualizarlas, obviamente, pero, en muchos casos, su valor patrimonial es innegable. Los propios usuarios son, muchas veces, los que menos valoran sus edificios. Hay que explicar, dar a conocer y hacer intervenciones cuidadosas, que salvaguarden su esencia y mejoren las condiciones. Me refiero, por ejemplo, a la falta de ascensores. Muchas de estas viviendas tienen jardines con un arbolado que hace amable el espacio público, con zonas comunes donde se puede socializar … mantener este espacio público y las viviendas en buenas condiciones es una tarea de la Administración puesto que la mayoría son viviendas sociales y los recursos económicos de los usuarios son reducidos. La inversión de la Administración en estas situaciones es una ganancia para todos.

Por otra parte, Moreno Barberá está muy reconocido a nivel nacional, en DoCoMoMo Ibérico tiene muchísima obra. Puede que al principio no tanto, pero ahora está perfectamente reconocido su trabajo.

¿Cómo encajasteis la noticia del premio de Getty?

Es un concurso por fases así que toda la emoción iba en escala (risas), no sabes nada de los demás, ni contra cuánta gente compites … cuando nos contestaron por correo tras las diferentes entregas de documentación, la euforia fue brutal. La tercera fase, la última, era una llamada telefónica. Todo ha sido un trabajo en equipo formidable, con colegas de la Universidad pero también con profesionales externos, queríamos que el proyecto incorporara esa visión desde la calle. Para ello contactamos con un paisajista, Nacho Díaz, de Cercle; con Fent Estudi, que son arquitectos especializados en llevar participación ciudadana; con María Peralta, que auditó el Paraninfo desde la perspectiva de la eficiencia energética; y con Jose Mª Forteza, que se ocupó de la ingeniería acústica.

En la llamada final de Getty intervinimos todo el equipo de Historia de la Arquitectura II: Carmen Jordá, Carmel Gradolí, Pasqual Herrero, Federico Iborra, Fernando Usó y yo, junto al ingeniero Jose Miguel Adam, cada uno iba aportando de forma espontánea después de un crítico silencio inicial (risas) que Pasqual rompió. Nos hicieron dos o tres preguntas, se interesaron por el apoyo institucional y por la propiedad del edificio. Nada más. No sabíamos cuándo iban a contestarnos, así que todo era una intriga. Tardaron unos diez días en hacerlo. Y nos lo concedieron. Una super alegría, la verdad. Nos dieron el premio y a la semana ya habían hecho el ingreso económico en la universidad. La Fundación Getty funciona muy bien (risas). La labor que están haciendo para difundir, proteger y conservar el patrimonio moderno es fantástica. Entrar en contacto con esta Fundación creo que es lo mejor que me ha pasado en la vida.

Fotografía: Eduardo Manzana.

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