Situada en el antiguo barrio de La Punta, enclavado entre la Ciudad de las Artes y las Ciencias y el Puerto de Valencia, esta casa mantiene el espíritu de aquella época en la que sus huertas estaban conectadas al Mediterráneo. Patios amplios, grandes terrazas y aperturas a dos lados para permitir la entrada de la brisa marina.
El barrio de Nazaret, junto a La Punta, son las dos zonas que más se vieron afectadas por las operaciones urbanísticas vinculadas a la construcción de infraestructuras del Puerto de Valencia, como la zona de actividades logísticas (ZAL), aún sin uso veinte años después, que supuso el realojo de decenas de familias que fueron expulsadas de sus casas y campos.
Este antiguo bar, convertido ahora en vivienda gracias al trabajo del estudio Viraje Arquitectura, conserva la posición original de la barra pero transformada en la cocina familiar. La estructura original de divisiones internas también se conserva. Las crujías preexistentes dividen la zona de día mediante dos pórticos que, utilizando una escala amable, configuran el espacio principal. Una línea continua recorre la planta baja permitiendo unificar vistas y remarcando la horizontalidad en el espacio abierto.
La vivienda se distribuye en dos plantas. En la planta baja, un único espacio compone todas las estancias de la zona de día, integrando cocina, salón, comedor, estudio y terraza. En esta zona de día, la chimenea se apoya sobre una base de madera natural entablillada que coincide con el primer peldaño de la escalera que lleva a la zona de noche.
La cocina está integrada siguiendo el ritmo de los pórticos y, gracias a una gran lámpara que invita a participar alrededor de la isla, cocinando, charlando, el espacio evoca al espíritu del bar que fue en su día.
«Al fondo, un patio abierto con orientación noreste refleja la estructura típica de las viviendas de la zona, refrescando el interior mediante una ventilación cruzada. En el primer nivel se disfrutan tres habitaciones, un baño y una gran terraza con vistas a un jardín. De fondo las grúas del puerto arrojan de noche un horizonte repleto de luces», apuntan desde el estudio de arquitectura.
Buscando la veracidad constructiva en los materiales, el cerámico visto en las medianeras proporciona aislamiento y se integra con los tonos neutros y de materiales naturales para generar un espacio acogedor. El pavimento de la vivienda de hormigón claro continuo unifica los frentes de madera y el ladrillo visto.
La rehabilitación de esta vivienda pretende volver a dotar de vida esta construcción de mediados del siglo pasado conservando los elementos principales que dialogan con su pasado. Una casa en La Punta.