El Museo de Bellas Artes de València (MuBAV) presenta la nueva instalación museográfica de las dos salas de la colección permanente dedicadas a Ignacio Pinazo Camarlench (1849-1916), el más moderno de los pintores valencianos de entresiglos, y a los Benlliure, José Benlliure Gil (1855-1937) y su hijo José Benlliure Ortiz (1884-1916), destacados representantes de una de las familias de artistas más reconocidas del arte valenciano.
Las dos salas, ubicadas en la segunda planta del edificio claustral del Museo, están conformadas por treinta y seis obras de estos conocidos artistas valencianos, algunas de las cuales ya formaban parte del discurso museográfico de la colección permanente del centro y otras, como es el caso de las procedentes de la ‘Colección Lladró’ adquirida en 2022 por la Generalitat, se incorporan por primera vez al elenco de obras visitables en el centro.
Con su fecunda trayectoria artística, tanto Ignacio Pinazo Camarlench como José Benlliure Gil y José Benlliure Ortiz contribuyeron a la proyección nacional e internacional de la pintura valenciana del momento, caracterizada por su creatividad, variedad y riqueza.
El director del Museo de Bellas Artes de València, Pablo González Tornel, ha subrayado que “con la apertura de las salas Pinazo y Benlliure, el Museo de Bellas Artes profundiza en su recuperación de los grandes nombres de la pintura valenciana de entresiglos. El director ha señalado también que “la renovación de la museografía de los siglos XIX y XX en el Museo es una de las prioridades del año 2023”. González Tornel ha recordado que “la redefinición de la Sala Sorolla ha servido de acicate al relanzamiento de la Edad de Plata del arte valenciano como seña de identidad del Museo de Bellas Artes de València”.
Ignacio Pinazo Camarlench
Ignacio Pinazo Camarlench (València, 1849 – Godella, 1916) comenzó su aprendizaje como pintor con sólo quince años y en 1873-1874 realizó un primer viaje a Italia, donde conoció la obra de Mariano Fortuny. En 1876 consiguió la pensión de la Diputación de Valencia para viajar a Roma y desde allí envió algunas de sus obras más emblemáticas como ‘Juegos icarios’, ‘El guardavía’ o ‘Las hijas del Cid’. Tras su regreso a València en 1881, Pinazo se convirtió en un retratista de éxito y también participó con frecuencia en los certámenes nacionales con pinturas de historia.
En 1885 Ignacio Pinazo trasladó su residencia a Godella desde donde compaginó la creación con la docencia en la Academia de San Carlos. Durante su madurez, además de importantes retratos como el de Alfonso XIII, abordó grandes empresas decorativas como las pinturas del Palacio de Benicarló o las de la residencia de Salvador González Gómez. Durante sus últimos años, fue reconocido en la Exposición Regional Valenciana de 1909 con el Diploma de Honor y la Medalla de Oro, y recibió la Medalla de Honor de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1912.
Su estilo es profundamente realista y se relaciona directamente con Diego Velázquez en los géneros de la pintura de historia y el retrato. No obstante, Pinazo fue el más moderno de los pintores valencianos del período de entresiglos. En Italia entró en contacto con Domenico Morelli y el grupo de los ‘macchiaioli’ y su pincelada, que puede definirse como postimpresionista, alcanzó tal soltura que orientó su estética hacia la abstracción. Sin embargo, si algo definió su producción pictórica fue su capacidad para captar el instante fugaz con un naturalismo exacerbado que hizo del pintor el mejor cronista de la València del siglo XIX.
Los Benlliure
José Benlliure Gil (València, 1855-1937), junto con sus hermanos Mariano y Juan Antonio, inició una brillante saga de artistas. José se formó en València con Francisco Domingo Marqués y obtuvo un éxito temprano en Madrid, donde retrató a los hijos del efímero rey Amadeo de Saboya. En 1879 se trasladó a Roma, ciudad a la que permaneció ligado toda su vida y en la que ocupó el cargo de director de la Real Academia de España entre 1904 y 1912.
La pintura de José Benlliure Gil gozó tempranamente de un gran éxito internacional. Su producción costumbrista, de factura rápida e inmediatez realista, tuvo buena acogida tanto en los temas de tipos populares como en sus reconocibles escenas de iglesia. En algunas de sus creaciones, como ‘El mes de María en València’, aplicó un preciosismo heredado de Mariano Fortuny que recibió, igualmente, críticas muy positivas. La producción de Benlliure no se agota, sin embargo, en el realismo costumbrista, y parte de su producción, como ‘La visión del Coliseo’ o ‘La barca de Caronte’, se aproxima a corrientes simbolistas de impactante modernidad.
José Benlliure Ortiz (Roma, 1884 – València, 1916), conocido como Peppino, fue el discípulo más aventajado de José Benlliure Gil. Fue un excelente paisajista con una técnica abocetada y moderna tendente a la abstracción, como puede verse en su ‘Vista de Roma’. Desarrolló el costumbrismo practicado por su padre con una particular atención a la representación de la mujer en obras maestras como ‘Salida de misa mayor’ o ‘La vieja del candil’. Con una capacidad innata para la captación de la psicología, las representaciones femeninas de Peppino Benlliure parecen esconder una sutil crítica hacia los roles de género estereotipados en una España todavía muy tradicional.