Madrid acoge la mayor retrospectiva sobre los diseños atemporales de Miguel Milá

6 febrero 2024

por | 6 febrero 2024

La exposición Miguel Milá, Diseñador (pre)industrial, marca el apogeo de la carrera excepcional de esta figura pionera en la creación y desarrollo del diseño en España, reconocido también internacionalmente (Compasso d’Oro 2008). La muestra entrelaza trayectoria personal y creativa de Miguel Milá (Barcelona, 1931) a través de ocho salas que albergan más de 200 piezas – desde prototipos hasta sus obras más recientes-, planos y dibujos originales. Es su mayor retrospectiva hasta la fecha, encabeza el programa del Madrid Design Festival y puede visitarse en el Centro Cultural Fernán Gómez (Plaza de Colón, 4), hasta el 17 de marzo.

La exposición ha sido comisariada por Claudia Oliva y por Gonzalo Milá, hijo de Miguel Milá y también diseñador industrial. Ambos afirman que no solo se expone la mayor cantidad de piezas, sino que “se las acompaña de una voz muy personal acerca de quién es Miguel Milá”. La idea es “hilar el recorrido a su vida y obra” con piezas, pero también con dibujos e imágenes de sus inicios.

Miguel y Gonzalo Milá (Foto: Paola de Grenet).

En su extensa carrera, Miguel Milá ha mantenido una búsqueda constante de la simplicidad. Su enfoque se basa en la economía de recursos y el rechazo a la ostentación y el despilfarro. Diseñar, según Miguel Milá, es simplificar lo complejo para que sea hermoso. Cada pieza, aparentemente sencilla en su imagen, alberga una riqueza de ingeniosos recursos que revelan la profundidad de su pensamiento creativo. 

La estética no es algo buscado deliberadamente, sino un resultado genuino del proceso de depuración de formas. «En los buenos diseños se produce un punto de encuentro entre forma, diseño, material y economía que te indica que solo podría ser así», afirma el diseñador. 

La obra de Miguel Milá se erige sobre la tríada fundamental de función, ingenio y tecnología, creando diseños atemporales que resisten la prueba del tiempo y que continúan vendiéndose. Ejemplo de ello son la lampara TMM, o la Cesta, ambas editadas por Santa &Cole; la silla Salvador, una reedición de Trenat; la mesa Altar, recientemente editada por Kettal, o la mesa Porciones, editada por Kendo.

Bodegón con diseños de Miguel Milá (foto de Poldo Pomés).

Cesta Metálica, versión Tramo.

Lámpara M64 y silla gata, en la cocina del diseñador.

Miguel Milá sostiene que la clave radica en una buena idea y una sencilla ejecución. Su obra se erige como un testimonio de la atemporalidad y la perdurabilidad. Sus diseños tracienden las modas pasajeras y se mantienen vigentes, fusionan lo innovador con lo cotidiano y tienen capacidad para elevarse y convertirse en clásicos. 

Contexto iniciático

El recorrido expositivo se inicia explorando la vida de Miguel Milá, un joven con dotes para el dibujo, criado en una familia burguesa en la época de la guerra y postguerra. Desde 1950, durante sus años universitarios, trabajó como interiorista con los arquitectos Alfonso Milá (su hermano) y Federico Correa, una asociación que marcó el inicio de su carrera en una época de transformación en la que todo estaba por diseñar. Posteriormente, su mentor principal fue el arquitecto Jose Antonio Coderch.

En 1957 fundó la plataforma Tramo e inició la producción independiente de sus creaciones. Posteriormente, se sumergió en iniciativas empresariales pioneras como Polinax, fundada por su hermano Leopoldo, o en la editora de muebles GRES, un proyecto audaz liderado por las empresarias Montserrat Tayà, Montserrat Tort y Mª Rosa Ventós.

Dibujo de la casa de Miguel Milá en Puigcerdà, con chimenea y lámpara diseños suyos.

Dibujo original de la habitación de Miguel Milá.

Interiorismo residencial MM.

El taller

Miguel Milá no solo ejerce el diseño como oficio, sino que lo eleva a la categoría de profesión a través de su compromiso con el taller. Este taller es un espacio sagrado donde la artesanía y la capacidad de experimentar en el diseño convergen para dar forma a creaciones excepcionales. Milá comprende que el taller es un lugar de producción dinámico, que se adapta y evoluciona según las demandas cambiantes del entorno y el momento.

Colaboró estrechamente con pequeñas industrias y talleres semiartesanales que aún trabajaban manualmente. Adoptó un enfoque único al revalorizar las tradiciones artesanales existentes, fusionándolas con la cultura y forma de vida mediterráneas, interpretadas desde la modernidad.«Mi defensa de la artesanía y del proceso artesanal no tiene otra finalidad que la de defender el deseo que el hombre tiene de participar en los procesos de las cosas», explica Miguel Milá.

Del entorno doméstico al espacio urbano

Para Miguel Milá, el espacio doméstico es un lienzo donde cada detalle es cuidadosamente considerado. Su filosofía es clara: «Diseñar es ver la vida con lupa». Este enfoque meticuloso se refleja en su comprensión de cómo el diseño puede influir en los estilos de vida de las personas. Es innovador justamente porque se centra en el usuario. La experiencia estética y placentera del uso es también un componente fundamental en sus diseños.

Casa de Miguel Milá.

Casa de Miguel Milá, portaparaguas diseñador por él.

Silla modelo Salvador, en casa de Miguel Milá.

Lámpara modelo Glovo.

M68, dibujo de Miguel Milá.

Wally-Wall, lámpara editada por Santa&Cole.

Al adentrarse en el diseño del espacio urbano, Miguel Milá abraza la confortabilidad y la amabilidad como criterios para poblar el espacio público.

Nuevamente, su enfoque no se limita únicamente a la estética, sino que se sumerge en la importancia de crear entornos que promuevan el bienestar y se compromete en mejorar la calidad de vida en las ciudades. Así, la confortabilidad va más allá de la ergonomía; implica crear lugares agradables para las personas.

La amabilidad, por otro lado, se traduce en el diseño de espacios que fomentan la interacción social y el sentido de comunidad.

Harpo Long chair, en Pamplona (Foto de Javier Bravo).

La investigación meticulosa de Milá sobre bancos y asientos urbanos revela su dedicación a la mejora del mobiliario urbano y desemboca en la redefinición de los estándares que existían hasta el momento en España.

«Un profesional de diseño debe mantener una postura racional desde una formación absolutamente humanista. Se debe enriquecer la intuición cultivándola y, después, resolver los problemas de la manera más racional posible porque así las soluciones serán espontáneas y humanas», concluye Miguel Milá.

Fotografía: Archivo Miguel Milá. Portada: dibujo de la casa de Puigcerdá del diseñador, procedente de su archivo.

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