La gravedad relativa de Raquel Lobo + Furii Studio

12 octubre 2024

por | 12 octubre 2024

Noemí Gómez Lobo y Diego Martín Sánchez forman Furii Studio, un estudio de arquitectura que trabaja de forma transescalar, disolviendo límites disciplinares entre arquitectura, urbanismo y paisaje, trabajando entre la investigación y la práctica. «Gravedad Relativa es un proyecto muy especial para nosotras, no solo por el trabajo arquitectónico que hay detrás, sino por la historia personal que contiene. En abril de este año, diseñamos la exposición de Raquel Lobo, quien además de ser la artista, es mi hermana», explica Noemí.

A finales de 2022, poco antes de cumplir treinta años, a Raquel Lobo le diagnosticaron cáncer de mama. Después de una mastectomía y el inicio de la quimioterapia, comenzó a pintar una serie de treinta miniaturas. Durante más de un año, se sumergió en este trabajo lento y delicado. «Cuando Tha House nos dio la oportunidad de exponer su obra, supimos que teníamos que diseñar un espacio que reflejara la intimidad con la que fueron creadas», explican desde Furii Studio.

«Produjimos y construimos nosotras mismas una galería flotante que envolvió Gravedad Relativa y pasó a formar parte de ella. En Tha House nos encontramos con un espacio impresionante: una nave blanca y gigantesca, donde la escala de las miniaturas corría el riesgo de perderse».

El reto era crear un espacio recogido, replicando el ritmo de las cerchas, sincronizado con la arquitectura existente. Diseñaron cada módulo como una estructura ligera de madera y tela, de forma que pudiese ser ensamblada y colgada fácilmente, con un sistema de uniones atornilladas y tensadas.

«Desde la entrada, el visitante percibía un arco suspendido en el aire, que ocultaba lo que estaba más allá. Al fondo, una esfera en apariencia bidimensional insinuaba lo que vendría después. Pero al cruzar este pequeño umbral, el espacio se abría gradualmente, cobrando una tridimensionalidad progresiva: la galería tenía una forma troncocónica que se hacía más ancha y alta a medida que avanzabas».

De esta manera, tras un recorrido secuencial, se llegaba a un punto donde todas las obras podían verse al mismo tiempo, como si el espacio cobrara una nueva dimensión, mostrando tanto la intimidad de cada pieza como la inmensidad del espacio que las albergaba.

 

«Cada una de estas miniaturas es un portal a un paisaje infinito, un espacio donde cielo y tierra se funden en una densa atmósfera rosa y el tiempo se estira como un gran chicle. En este universo aparecen dos elementos esenciales: una esfera radiante y una criatura cuyo rostro refleja la luz de aquello que contempla. Sus interacciones varían pero la causa de estas es siempre la misma, una fuerza gravitatoria que
las vincula», explica la artista Raquel Lobo.

«La existencia puede resultar ligera o aplastante. Un mismo acontecimiento puede ser enorme o minúsculo. Aquello que flota sobre tu cabeza puede en realidad estar a tus pies, y el suelo firme que pisas resulta ser una nube inmaterial que, a pesar de todo, te sostiene. Las leyes de Gravedad Relativa son tan misteriosas como las que rigen nuestras vidas. Fuerzas desconocidas y quizá caprichosas, pero tan incuestionables como la propia gravedad».

«Como un monje medieval iluminando un códice, emprendí la elaboración artesanal, lenta y minuciosa de estas treinta tablillas en acrílico. Y en el proceso redescubrí lo que el acto de pintar es para mí: una lucha contra lo material y, al mismo tiempo, un estado meditativo en el que las imágenes acaban resultando en autorrevelación. Espero que estas miniaturas iluminen también el interior de quien las contemple», concluye la artista.

Aunque las tablillas expuestas no estaban a la venta, Raquel Lobo se ofreció llevar a cabo, por encargo, una única copia exacta de cada una de ellas, realizada con la misma técnica, el mismo soporte y las mismas dimensiones. Al concluir la primera semana de la muestra se había completado el máximo de encargos posibles, es decir, una copia de cada una de las treinta miniaturas. El 20% de lo recaudado en dichos encargos ha sido destinado a la Asociación Española Contra el Cáncer.

La exposición, tras pasar por el espacio Tha House, ha recalado en la sala Borrón de Oviedo, como parte de la Muestra de Artes Plásticas de Asturias (MAPPA), después se podrá ver en la Factoría Cultural de Avilés y terminará en Madrid el año que viene.

Fotografía: Furii Studio y Cristina Pontijas.

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