El penal de San Miguel de los Reyes y el editor Carceller

2 mayo 2022

por | 2 mayo 2022

Vicent Miquel Carceller fue un personaje clave de la cultura popular, de Valencia y España, del primer tercio del siglo XX. Se dio a conocer por ser el director de la exitosísima e irreverente revista satírica La Traca, máximo exponente del erotismo, republicanismo y anticlericalismo de su época.

En junio de 1940 la justicia franquista lo fusiló –junto al caricaturista «Bluff»– por insultar «a las más altas personalidades representativas de la España Nacional» y a la «dignidad de la Iglesia». Tras décadas de olvido, el profesor Antonio Laguna recuperó, en un libro en 2015, el vasto legado del mayor promotor de la cultura valenciana de su tiempo y uno de los grandes editores de la historia de nuestro país.

Ahora, durante la celebración del festival DocsValència, el documental ‘Carceller, el hombre que murió dos veces’, dirigido por Ricardo Macián, será proyectado en San Miguel de los Reyes, penal donde estuvo preso el editor. La historia vuelve a juntar al editor y al edificio casi noventa años después en un acto de memoria sobre lo que pasó entre aquellos muros.

El mismo día que Hitler entró en París, el 28 de junio de 1940, un pelotón de fusilamiento acabó con la vida de Carceller, el gran editor de ‘La Traca’, la revista de sátira política con más éxito de principios del siglo XX en España, con producciones de más de 500.000 ejemplares en sus últimos tiempos. Ese fue el día elegido por el régimen franquista para asesinar a Carceller y a Bluff e intentar borrarles de la memoria colectiva a través de la censura.

El documental de Ricardo Macián ahonda en los testimonios de investigadores, expertos y familiares recopilados a lo largo de seis años entre España y Estados Unidos. El profesor e investigador Antonio Laguna empezó a desenmarañar un hilo que fue enriqueciéndose con las aportaciones de Rafael Solaz, Enric Nogués o Lamberto Ortiz. A partir de ahí, la colaboración de descendientes de los protagonistas y de algunos supervivientes de aquellos años de terror, como Alejandra Soler, ayudan a comprender los acontecimientos narrados y a recuperar la memoria perdida.

De la mano del dramaturgo Manuel Molins, el documental se acerca a momentos clave de la vida de Carceller para mostrar al espectador el alma alegre, combativa y socarrona del editor de ‘La Traca’, a través de actores como Pep Laza, Paco Alegre, J.M. Gurillo, Lola Moltó, J.M. Casany, Bruno Tamarit y Resu Belmonte.

La proyección, el 12 de mayo en la iglesia desacralizada de San Miguel de los Reyes, será presentada por su director, Ricardo Macián, y participarán varios de sus protagonistas, como Paco Roca, el profesor Antonio Laguna, la nieta del editor, Tina Rabanal, y la hija de Bluff, Olivia Yule. El penal de San Miguel de los Reyes y el editor Carceller.

La historia arquitectónica del edificio del penal

Lo que hoy conocemos como antiguo monasterio de San Miguel de los Reyes es una realidad arquitectónica e histórica compleja en la que se han dado cita, desde sus inicios, una alquería islámica; un monasterio cisterciense, Sant Bernat de Rascanya; un monasterio jerónimo, San Miguel de los Reyes, y un complejo penitenciario.

Todos estos edificios se construyeron a lo largo del tiempo y fueron modificando y transformando las construcciones preexistentes. El lugar donde se levanta San Miguel de los Reyes tiene una larga historia que, al menos, puede remontarse hasta la época romana. En aquel tiempo, este territorio estaba atravesado por una de las vías de comunicación más importantes de Hispania, la Vía Augusta, que unía Roma con Gades (Cádiz).

La restauración de este conjunto monumental, una de las mejores muestras de la arquitectura renacentista existente en España, para convertirlo en el sitio cultural que es hoy, fue compleja ya que en muchas de las decisiones que se tomaron había que valorar si debía predominar el edificio como documento histórico, y por tanto respetar todas sus fases, o predominar la forma y, por tanto, era conveniente destruir las fases posteriores que mutilaban el edificio con el fin de que este pudiera entenderse mejor.

Su rehabilitación más reciente también pasó por diferentes fases. La primera fue el proyecto que en octubre de 1981 presentaban los arquitectos Giménez Julián, Masiá León y Sánchez-Robles Beltrán para su utilización como centro cultural. Este proyecto contemplaba hacer desaparecer las construcciones carcelarias, la construcción en piedra del claustro norte y la construcción de la escalera imperial tras el ábside, todo tal y como había sido pensado por Alonso Covarrubias en el siglo XVI. Valoraban el edificio renacentista de tal modo que entendían que merecía ser completado para que pudiera contemplarse y disfrutarse. No valoraban el edificio como lo que fue, sino como lo que podría haber sido. Al estilo de Viollet Le Duc, entendían el privilegio de la idea sobre la materia.

Este proyecto fue desestimado y, en 1988, se promueve otro dirigido a la recalificación material del monumento. Esta propuesta, que sí se llevo a cabo, también se corresponde con la restauración en estilo: se hizo todo lo posible por recuperar la imagen renacentista del proyecto de Covarrubias.

 

 

Finalmente, en 1995 se decide ubicar la Biblioteca Valenciana, hasta ese momento dispersa sin sede fija, en el edificio de San Miguel de los Reyes. Para ello, la Generalitat Valenciana encarga la restauración y rehabilitación del monumento al arquitecto Julián Esteban Chapapría, Jefe del Servicio de Arquitectura de la Conselleria de Cultura, quien elabora un proyecto complejo porque, al dilema de respeto de las fases, ahora hay que sumarle encajar el programa complejo de ubicar instalaciones como, por ejemplo, el depósito de libros de la biblioteca.

Según cuenta Julián Esteban, como principios arquitectónicos rectores quedaron fijados la voluntad de respetar, clarificar y poner en valor el marco histórico existente, lo que conducía a restaurar con toda su dignidad las dependencias del claustro sur, con la decisión de mostrar como inacabada la ampliación del siglo XVIII, pero vinculándola a la obra de los jerónimos, y la decisión de integrar y exponer los restos arquitectónicos del monasterio cisterciense.

También se tuvo como objetivo dejar constancia de la utilización carcelaria mediante el mantenimiento de los volúmenes aparentes de los cuerpos norte y oeste del patio norte, así como parte del ingreso con torres a la explanada delantera, haciendo desaparecer el muro y el resto de edificaciones auxiliares. Se dio más importancia al valor artístico del edificio que al valor histórico. A su vez se quiso que el edificio narrara todas las fases de su historia.

En su historia más reciente, asociada a la miseria y la represión, el monasterio fue habilitado como asilo de mendicidad y como cárcel de mujeres en 1857. En el año 1874, el Estado decidió acondicionar el recinto como presidio nacional de hombres. Sería el arquitecto Tomás de Aranguren, autor de la Cárcel Modelo de Madrid, quién hiciera las obras de adecuación.

En 1936 el presidio de San Miguel de los Reyes fue el destino de numerosos presos durante y tras la Guerra Civil, hasta su clausura en 1966. Como fue el caso del editor Carceller y de tantos otros.

Desde entonces, el complejo monástico estuvo sumido en el abandono hasta que en 1980 empezó a gestarse su recuperación, que fue definitiva en el año 2000 con su rehabilitación total y la ubicación allí de la Biblioteca Valenciana, la más alta sede del patrimonio bibliográfico valenciano.

 

El penal de San Miguel de los Reyes y el editor Carceller.

Fotografía: Eduardo Manzana.
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