Si las librerías son, casi por definición, refugios, la de Almudena Amador sería uno de esos grandes y muy seguros. La librería Ramón Llull nació hace veinte años en la calle de la que cogió el nombre y se especializó en manuales universitarios. Poco a poco, además de los compradores de libros de resistencia de materiales y de cálculo de estructuras, fueron asomándose por allí voces como la de Rafael Chirbes, Almudena Grandes o Paco Brines. Su clientela se amplió al ritmo de sus presentaciones literarias y la librería tomó los visos de la consolidada trinchera que es hoy.
Su traslado al centro histórico de Valencia fue en 2016, tras buscar, sin encontrar fácilmente, locales por todas partes. El flechazo fue instantáneo, como en aquella canción, y su vida desde entonces, codo a codo con Paco Benedito, ha estado trufada de todo tipo de evidencias de que lo están haciendo muy bien. Les dieron el premio a la librería más innovadora por parte de la Generalitat, en 2017, y el Premio Boixareu Ginesta al librero del año en 2022, un reconocimiento que otorga la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) y que los coronó como la mejor librería del país.
El público lector, por su parte, devolvió con creces las alegrías que la librería acostumbra a repartir y, en estos años pandémicos, la respuesta ha sido abrumadora. Joaquín Sabina y Almudena Grandes siempre han presumido de que tienen el mejor público de España. La librería Ramón Llull podría también hacer suya la expresión: la explosión de apoyo tras el confinamiento y los cierres perimetrales los puso en cifras de venta disparadas y consolidó su espacio como un referente en la ciudad, con su red de clientes habituales, su programación imbatible y su agitación cultural, esta sí, a prueba de censores. Un refugio en toda regla donde se lee en defensa propia.
Ahora, para devolver a sus clientes todo eso que les dan, los libreros han organizado una fiesta con la excusa de los veinte años. Una fiesta de disfraces literarios que se celebrará el viernes 15 de diciembre a partir de las 18 horas. Imprescindible llevar el disfraz (ese Cyrano, esa Bernarda Alba), obvio, pero también el libro que lo inspira. Almudena se ofrece a prestar el ejemplar que sea para que el photocall, que también habrá, luzca como toca en un vigésimo aniversario. Feliz cumpleaños y larga vida al refugio.