Anna Heringer: Menos cemento y más tierra

12 abril 2022

por | 12 abril 2022

«Debemos pensar en qué es necesario, trabajar en la escala adecuada. Tenemos que utilizar de la mejor forma posible los recursos que nos ofrece la naturaleza de manera gratuita». Así hablaba la arquitecta y activista Anna Heringer el día de la inauguración de la exposición sobre su trabajo que se puede ver en el Museo ICO, en Madrid, hasta el 8 de mayo. Anna Heringer: Menos cemento y más tierra. Ese es su lema.

La arquitecta viajará a Valencia, el próximo día 26 de abril, para dar una conferencia a las 10 horas en el Aula Magna de la Escuela de Arquitectura (UPV), que lleva por título el mismo que el de la muestra, «La belleza esencial».

Heringer focaliza su discurso en materiales y recursos. Le interesan los que son abundantes y baratos. El barro es uno de ellos. El otro es la energía humana.

«Somos casi 8.000 millones de personas en el planeta pensando y moviéndonos, cada uno una fuente de energía renovable en permanente recarga. Hay muchos recursos que la naturaleza da gratis. Porque la naturaleza de la naturaleza es la abundancia, no la escasez”, defendía la arquitecta en la presentación de la exposición.

El bambú, la madera o las fibras textiles naturales son otros de los materiales que utiliza habitualmente.

Para ella, sostenibilidad equivale a belleza y, ambos, se reflejan en un edificio cuando este es armónico con el entorno y con sus usuarios. No es por eso casual que el título de la charla y de la muestra, comisariada por Luis Fernández-Galiano, sea “La belleza esencial” y que se nutra de proyectos, en Europa, Asia y África, en los que se vale de materiales y técnicas locales y donde recurre a la participación de las comunidades sociales.

Las inquietudes de la arquitecta, nacida en Rosenheim (Alemania) en 1977 y muy premiada por esa atención de sus obras a la naturaleza y a las sociedades a las que sirven, se resumen en el llamado Manifiesto de Laufen, que impulsó junto a Andres Lepik y que lleva el nombre del pequeño pueblo donde creció.

Reclamaban en él que, ante las condiciones de vida indignas de muchas personas, se hace necesario definir arquitecturas alternativas que supongan tomas de postura frente a la explotación, el control y la alienación. Abogan, en definitiva, por una cultura del diseño más humana.

Desi Centre, Bangladesh (Foto de Naquib Hossain).

Su admiración por Bangladesh comenzó en 1998, a la edad de 20 años, donde gracias a la ONG local Dipshikha conoció una realidad que tendría un papel fundamental en su carrera como arquitecta.

Esa parte de la biografía de Heringer, que se graduó en 2004 e hizo su tesis sobre el proyecto “School handmade in Bangladesh”, supondría el inicio de su vinculación con la arquitectura sostenible.

La muestra del Museo ICO ofrece un recorrido a través de los principales proyectos realizados por Heringer desde 2006 y se completa a través de textos, fotografías, dibujos y maquetas. Además, la presentación de los proyectos suma valor al apoyarse sobre unas piezas textiles realizadas por mujeres de Bangladesh, que reproducen las plantas y los alzados de sus edificios.

 

Anna Heringer: Menos cemento y más tierra.

Fotografía de apertura: Meti School (Bangladesh), de Anna Heringer.

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