Organizar el espacio a lo largo del tiempo. Eso, y no tanto la resolución de un programa específico, es lo que ha hecho el arquitecto Alberto Hueso en Espai Piteres, un proyecto de reconversión de un local en una planta baja de un edificio de Altea, con doscientos metros cuadrados, que ha pasado a ser un lugar de trabajo colaborativo.
«Para ello, se plantea una organización del espacio flexible y polivalente mediante una sucesión de habitaciones interconectadas entre sí», explica Hueso. «Los espacios se proporcionan y se configuran en función de su carácter público o privado. De esta manera se genera un sistema de organización interno que dota de profundidad al nuevo espacio».
Espai Piteres se nutre de recursos autóctonos: suelos son de terrazo elaborado con áridos de piedra caliza de la zona; paredes y techos revestidos de pintura blanca a la cal; y los elementos de carpintería interior, realizados en madera de roble natural. Una elección que apuesta por una economía circular de bajo impacto ambiental.
Los espacios servidores, como estanterías y hornacinas, se concentran en los límites gruesos de los muros interiores. «El resultado es la composición de una pequeña ciudad de habitaciones», concluye el arquitecto.
Alberto Hueso (Altea, Alicante, 1993) es arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (ETSAB – UPC), donde se graduó en 2019. Durante su formación, también cursó estudios en la Facultad de Arquitectura KU Leuven de Bruselas. Su trayectoria profesional se ha desarrollado en Zúrich, Madrid y Barcelona.