Basada en los intereses que sostienen al estudio, la reforma de este local comercial como nuevo espacio de trabajo de Abez Design reinterpreta los elementos comúnmente empleados para la construcción inmobiliaria, una práctica que ha definido en gran medida la imagen del paisaje levantino. Diego Abellán e Inma Jiménez, los componentes del despacho con sede en Orihuela (Alicante), basan su trabajo en la arquitectura y el diseño de interiores con una fuerte conexión con el entorno y los elementos que le rodean.
En este caso, los arquitectos han decidido explorar individualmente elementos asociados tradicionalmente con “la clásica promoción de vivienda” como son el pavés, el monocapa blanco, el mármol, el gresite de las piscinas, la carpintería de madera y el enlucido interior blanco. «Estos elementos, aplicados de una manera más reflexiva, consiguen crear un espacio que no solo valora lo local si no que, al mismo tiempo, es capaz de transmitir una sensación de bienestar y comodidad muy agradable», explican.
El espacio original presentaba una geometría rectangular, con una sala abierta como espacio principal y una pequeña zona que recogía el almacén y un aseo en la parte trasera del local. La primera decisión que tomaron fue respetar la amplitud y la altura del espacio e introducir una pieza que pudiera acoger una zona más reservada y acogedora, estableciendo un equilibrio entre una escala imponente y una más humana. Un pilar circular que se erguía en el centro del espacio sirvió como elemento guía, permitiendo una circulación orgánica a su alrededor.
Una vez decidida la estrategia funcional, el siguiente paso consistió en establecer una conexión interior-exterior. Con el fin de potenciar la relación con la calle sin comprometer la iluminación ni la intimidad del interior, se optó por usar un recurso que, tradicionalmente en las viviendas separaba e iluminaba estancias: el pavés.
Este elemento, «repetido 1.000 veces«, creó una piel traslúcida que proyecta luces, sombras y formas difusas en un envoltorio que, además, trabaja como colchón térmico y acústico para el espacio de trabajo. Del mismo modo, se decidió torcer ligeramente la entrada para establecer así un pequeño umbral que brindara visuales indirectas entre el interior y el exterior.
El espacio interior se percibe como un espacio diáfano y muy luminoso, donde se esculpen formas geométricas que delimitan las distintas zonas. Una mesa de un azul pálido contrasta con el azul vibrante del sillón de la entrada. Una sugerente curva conduce a la sala de reuniones, a través de dos arcos que dan paso a un espacio más acogedor, más íntimo, más cálido, iluminado por una entrada de luz triangular.
Por último, una circunferencia muestra un anticipo de lo que sería la zona más alejada, un pequeño office y un aseo vestido de gresite azul. Esta imagen interior se protege bajo un plano de instalaciones cubiertas por una espesa capa blanca.
Por otro lado, la fachada se resuelve gracias al entramado de pavés que cubre todas las aperturas hacia el exterior y monocapa blanco raspado, imagen característica de las promociones inmobiliarias de la zona.
«Mediante este ejercicio se llega a la conclusión de que puede resultar más interesante cómo se aplica un material que el material en sí mismo. Cómo el criterio de aplicación puede condicionar la creación de una determinada atmósfera», concluyen.
Abez es un estudio de arquitectura que nace en Orihuela en 2020 como resultado de una “vuelta a casa”. Producto de meses de recogimiento e incertidumbre, el estudio manifiesta un interés por volver a sus raíces, retornar al origen con un enfoque más sensible. Su mirada valora y analiza la arquitectura local desde una perspectiva atemporal, cercana y honesta.