La Sala Parpalló del MuVIM exhibe, hasta el 1 de diciembre, ‘Manolo Millares. Circa los cincuenta (Buscando la dimensión perdida)’, una muestra comisariada por el crítico y teórico del arte Alfonso de la Torre que reúne un conjunto de 26 pinturas prácticamente inéditas de Manolo Millares junto a una cuidada selección de sus obras tempranas de los años cincuenta.
Pinturas, muros, pictografías, sus primeras arpilleras, y también las más conocidas, conforman esta exposición, fruto de la colaboración entre la Fundación Antonio Pérez de la Diputación de Cuenca y el museo valenciano, el cuarto proyecto compartido tras ‘Ruedo Ibérico’, ‘Eros Clandestí’ y ‘El objeto encontrado’.
La Fundación conquense es el lugar del mundo donde más obra del artista canario se puede ver de manera permanente, gracias a Elvireta Escobio, pareja del artista, y sus hijas Eva y Coro Millares, que dejaron en depósito en la Fundación un total de 20 arpilleras y dos objetos escultóricos. Además, la sala se completa con varias vitrinas en las que se puede ver la correspondencia que se intercambiaron Antonio Pérez y Manolo Millares.
En la muestra del MuVIM se puede contemplar su mítico autorretrato Fou Mad (1950), además de una cuidada selección de sus obras tempranas y de algunas piezas fílmicas y musicales vinculadas a Millares. El comisario, Alfonso de la Torre, experto en la obra del artista, ha apuntado que el título de la exposición “habla del viaje de Millares desde sus primeros encuentros con las pinturas de Van Gogh, impresionistas, hacia la modernidad. Esta muestra ha sido posible gracias a la familia de Millares y al cuidado de estas dos instituciones amigas, en esa especie de sinergia que es tan poco frecuente y tan fructífera”.
Manolo Millares estuvo vinculado a Valencia y promovió la exposición en el Ateneo Mercantil-Instituto Iberoamericano de Valencia titulada ‘Arte Abstracto Español. I Salón Nacional de Arte No Figurativo (1956)’, que impulsó uno de los actos más importantes previos a la creación del grupo ‘El Paso’. Esa vinculación con la ciudad incluyó también una amistad con Manolo Gil y el grupo Parpalló y, en especial, con Vicente Aguilera Cerni.
Artista tejedor, Millares (Las Palmas de Gran Canaria, 1926 – Madrid, 1972) utilizaba el hilo como una forma de escritura. Buscar, indagar e ir más allá era el signo de los tiempos, eso que Millares llamó “la búsqueda de la dimensión perdida” y “esos hoyos infinitos de misterio”, en una actitud inquieta, deseosa de investigar en otros ámbitos más allá de la mera pintura.
Como sus compañeros de El Paso, grupo del cual fue fundador en 1957 junto a Antonio Saura, Rafael Canogar, Juana Francés y Pablo Serrano, ente otros, Millares sostenía que la obra de arte debía ser un revulsivo (la tela como campo de batalla), sin por ello perder valor estético.
En 2004, la Fundación Azcona, junto con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, publicó el catálogo razonado de pinturas, escrito por Alfonso de la Torre, que documentaba la mayoría de obras realizadas por el artista. También Alfonso de la Torre, entre otras tantas iniciativas vinculadas al artista canario, fue el comisario, para la Fundación Juan March, de la exposición “Descubrimientos Millares. 1959-1972”.
La exposición ‘Manolo Millares. Circa los cincuenta (Buscando la dimensión perdida)’ puede verse hasta el 1 de diciembre en el MuVIM (Calle Quevedo, 10, Valencia).