Sento Serrano, al frente de Studio Vintage, la tienda que hace perder la cabeza a los amantes del interiorismo de los años 60 en València, es de los que, cuando llegó el tsunami del COVID que nos dejó a todos noqueados, pensó que tenía dos opciones: hundirse, que todo acompañaba para esa posibilidad, o replantearse su situación.
Se le juntó la crisis de los cincuenta con el año que vivimos confinadamente, así que tuvo, de manera oportuna, el parón necesario que le pedía el cuerpo. Con lo de la crisis de los cincuenta se le pasó por la cabeza aquello de «lo dejo todo y me voy a un pueblo perdido», seguro que les suena; pero, como le coincidió con la crisis de no poder salir de casa, le tocó ponerse introspectivo y aprovechó para analizar su proyecto.
En estos 19 años de vida de la tienda de muebles y antigüedades vintage, donde vende piezas del siglo XX y sobre todo de los años 50 a 70, situada en el centro del centro histórico de València, su propietario ha visto pasar crisis de muchos colores, aunque esta se ha llevado la palma.
«El parón obligatorio, una vez pasado el susto, me vino bien. Era lo más parecido al año sabático que ansiaba, dadas las circunstancias. Le pasó a mucha gente, sobre todo de mi generación», explica.
En esas circunstancias se planteó que lo que hacía sí que le gustaba, «sólo necesitaba reactivar la pasión y hacer las cosas mejor que nunca». Y eso hizo.
En su momento, partiendo de cero y con mucho esfuerzo, convirtió su afición en su trabajo y se volcó con la tienda de piezas singulares de una forma espontánea, sin plan de negocio ni nada parecido, «pensat i fet», hasta llegar a mantenerse airoso, con una profesionalidad y un nombre, a punto de cumplir veinte años con Studio Vintage.
«Es la belleza lo único que puede luchar contra todo esto», resume. Rodearse de cosas bonitas cuando solo se ven catástrofes por todas partes. Tuvo sus dudas, «¿cómo colgar fotos en mis redes sobre mansiones espectaculares con la que está cayendo?, mi conciencia de clase me hacía pararme a reflexionar esto, pero después pensé en las bondades de la belleza. Mucha gente que me sigue, me escribía dándome las gracias por las fotos, animaban mucho. ‘Las casas bonitas de tu Instagram me ponen de buen humor todos los días’, me dijo una señora en el peor momento. Fue lo que me dio el empujón para seguir. Así que seguí». Ante la mediocridad, belleza.
Sus muebles han aparecido en películas de Pedro Almodóvar. Antxón Gómez, el director artístico del cineasta y responsable de ayudar al director manchego a contar su película a través de los espacios, contactó con Sento Serrano con motivo del rodaje de «La mala educación», se entendieron bien y a partir de ahí salieron varias piezas de la tienda hacia el film.
De las visitas a Studio Vintage que más ilusión le han hecho, destaca dos. La del diseñador Javier Mariscal y la del diseñador y fotógrafo Juan Gatti. El primero, perspicaz, tras preguntarle por su formación le soltó, «en este aparente caos, hay un orden», refiriéndose a su tienda, cuenta entre risas Serrano, «se percató enseguida»; el segundo le dijo que tenía un lugar maravilloso. Ambos son Premio Nacional de Diseño, año 1999 y 2004 respectivamente, ambos le compraron piezas y ambos le alegraron el día.
Recorremos con Sento Serrano sus lugares favoritos de València:
Galería Noël Ribes
«Noël Ribes es uno de los mejores anticuarios de la ciudad, para mí es una referencia: la exquisitez de una galería pequeña, cuidada, que valora el producto y con alguien al frente que está muy formado», explica Serrano.
Ribes es el vicepresidente de la Asociación de Anticuarios de la C.V., donde Serrano también ha entrado a formar parte como la vertiente más moderna de la organización.
Galería Noël Ribes: Calle Vilaragut, 7. València.
Cooperativa de viviendas de Santa María Micaela
El grupo de viviendas Santa María Micaela fue proyectado por Santiago Artal en 1958 y se emplearon prototipos modernos como la vivienda en dúplex y los accesos a través de galerías corridas, además de espacios comunitarios inusuales hasta entonces que la convirtieron en un edificio vanguardista.
«Vivo cerca y siempre me pareció fascinante. De pequeño me atraía el edificio; de mayor tuve ocasión de visitarlo porque vivían amigos míos allí. Es un lugar donde el diseño y la arquitectura de los cincuenta está más reposada. Es mi estilo favorito, los 50 y 60, el poso de los 50 pero madurado. Los años 60: elegantes, sofisticados y relajados».
«Hubo un momento que se me presentó la ocasión de comprar una casa allí, pero al final no llegué a tiempo y se me escapó. La casa estaba de origen, solo de imaginármela …, la hubiera mantenido tal cual».
Calle Santa María Micaela, 13. València.
Centre del Carme Cultura Contemporània
«Me gusta mucho desde hace más de viente años, cuando era un reducto escondido. Una especie de sitio secreto al que traía a amigos de fuera a verles la cara al entrar en los claustros. Era el jardín secreto de la literatura, pero de verdad».
«La labor que está haciendo su director, José Luis Pérez Pont, dinamizándolo y haciéndolo muy atractivo para todos los públicos, es muy importante».
Calle Museo, 2. València.
Centro histórico de València
«Siempre ha estado presente en mi vida y en mi familia, me encanta. A veces me paro a pensar en la suerte que tengo de trabajar todos los días, precisamente, en el Centro Histórico, a dos pasos de la Lonja y del Mercado Central. No sé qué será de este barrio en unos años … pero, hoy por hoy, es mi lugar».
La Salvaora
«Para comer o cenar, un clásico, el local de Jaime: La Salvaora. Comer bien, con buen trato y en un sitio discretamente elegante».
La Salvaora. Calle Calatrava, 19. València.
El Cafetín
«Para tomar una copa o un café, El Cafetín. Aunque ha cambiado de dueño, el actual sigue manteniendo el espíritu de un local emblemático de mis salidas juveniles. Es de lo poco que queda de esa época».
El Cafetín. Sant Jaume, 2. Valencia.
Perdido Club de Jazz
«Ya no existe pero era tan bonito… Yo iba allí y me sentía súper mayor (tenía 20 años), tomándome un cóctel y escuchando esa música. Era lo más parecido a los clubs que veíamos en las películas. Esa estética Fitzgerald con un martini y un grupo de jazz. Era una bombonera».