La escritora Anna Pacheco reflexiona sobre turismo, trabajo y clase en su libro, ‘Estuve aquí y me acordé de nosotros’ (Anagrama), donde bucea en las dinámicas laborales del sector del turismo y en cómo éste ha cambiado la fisonomía de tantos lugares. En el prólogo de la obra, Pacheco recuerda el mini documental, ‘View’, que la cineasta noruega Odveig Klyve grabó en 2022 para mostrar cómo afecta hoy el fenómeno de la llegada de los cruceros a lo que, hasta hace apenas diez años, era la tranquila ciudad costera de Stavanger, en el oeste del país.
Los barcos se han vuelto muy frecuentes y más grandes. Los transatlánticos que ahora llegan al puerto son tan altos y anchos que bloquean por completo las vistas, cambiando la atmósfera de la ciudad.
La poeta y cineasta Odveig Klyve, de setenta años, vive desde hace varias décadas en Stavanger, un sitio dedicado al comercio internacional durante cientos de años, primero a la pesca del arenque, luego al transporte marítimo internacional y después a la industria petrolera. Desde Stavanger se ve el océano con islas y montañas a lo lejos. Es una de las entradas más importantes a los fiordos noruegos.
Sin embargo, como explicaba la cineasta en una entrevista a The New Yorker, la llegada de una nueva industria ha obstruido la vista y ha cambiado ‘el sentimiento’ de la ciudad.
Cuando los cruceros llegaron por primera vez al puerto, hace una década, Klyve recuerda que sus vecinos estaban tan entusiasmados con el importante impulso económico que los turistas traerían a la zona que algunos residentes incluso colocaron pancartas en sus jardines para dar la bienvenida a los visitantes. Sin embargo, con el tiempo, la industria de los cruceros se ha convertido en un motivo de controversia local. “Es claustrofóbico”, explica Klyve.
En verano llegan al puerto hasta cinco cruceros al día. Ahora los habitantes de la ciudad y los políticos locales discuten sobre si los barcos deberían ser desviados o restringidos.
En el documental ‘View’, filmado por varias cámaras apostadas en diferentes puntos de la ciudad y dirigido por Klyve, se muestra exactamente lo que se ve cuando llega uno de los cruceros al puerto. La escala es brutal. No hay narración y, a pesar de la polémica que rodea a los barcos, la película en sí no presenta ningún argumento.
Fuera de su actividad cinematográfica, Klyve escribe lo que ella llama poesía documental: poemas que abordan los acontecimientos actuales de manera indirecta, priorizando las imágenes sobre las afirmaciones. El mismo enfoque queda claro en ‘View’. Como explican en The New Yorker, incluso para un observador casual sin vínculos con Stavanger y sin recuerdos de las vistas abiertas desde sus colinas, las imágenes evocan nostalgia. La vista es hermosa, brillante, colorida y, de repente, se esconde detrás de una pared imponente salpicada de ventanas de cabina.