Quintana y Peñín. Entre la conservación y la renovación

1 febrero 2021

por | 1 febrero 2021

Quedamos con nuestras entrevistadas en el lugar que será noticia en los próximos meses, pandemia aparte. Concretamente, nos citamos en la puerta de La Lonja, para visitar con ellas la zona que su proyecto “Confluència” va a transformar en una verdadera plaza amable y accesible. Ellas son Elisabet Quintana, arquitecta y paisajista, y Blanca Peñín, arquitecta especializada en Urbanismo, ganadoras, junto al estudio Espinàs i Tarrassó Associats, del concurso público para la regeneración urbana del entorno de la Lonja, el Mercado Central y la Iglesia de los Santos Juanes, el auténtico triángulo de oro de València.

Como dice Deyan Sudjic en “El lenguaje de las ciudades”, maravilla de libro, «una ciudad con éxito es una entidad que se está reconfigurando continuamente, cambiando su estructura y su sentido social, aunque sus contornos no parezcan muy distintos”. El proyecto de Quintana y Peñín recuerda a esta idea de Sudjic con su firme propósito de crear un espacio de convivencia en torno a un lugar “de todos”, la plaza del Mercado, con el principal objetivo de “hacer ciudad”.

«Se trata de un lugar muy especial para la ciudad, para nosotras y para todo nuestro equipo. Tener la oportunidad de proyectar sobre el escenario de uno de los patrimonios más representativos de la ciudad y, a la vez, un espacio de uso cotidiano es un reto, una oportunidad y una responsabilidad muy grande«, explican. La plaza del Mercado es el lugar del que todo el mundo guarda algún recuerdo, “a todos nos han pasado cosas aquí”, dice Blanca.

La intervención que Quintana y Peñín proponen quiere tratar todo este espacio, Plaza del Mercado y Ciudad de Brujas, como un conjunto unitario, dotándolo de actividad, carácter y calidad urbana, integrando la perspectiva de género y el respeto a la diversidad cultural. La propuesta plantea un espacio diáfano donde el viandante es el protagonista, posibilitando el transporte privado del vecindario y dotando de accesibilidad al transporte público. Todo ello mientras se pone en marcha la línea de metro prevista que atravesará la zona en subterráneo y cuya estación se encuentra bajo la Plaza Ciudad de Brujas (la obra más profunda de la ciudad, equivalente a construir un edificio de diez pisos en el subsuelo, según se explicó en su día por parte de la conselleria de Infraestructuras).

Los dos grandes espacios que intervendrán, en cuanto se resuelva la licitación de la obra, son el final de la Avenida del Oeste, a la que hay que devolver su carácter de espacio público, y la Plaza del Mercado, donde se quieren eliminar elementos perturbadores para que se puedan leer mejor los edificios patrimoniales. También se recuperarán los puestos artesanos de «les covetes» de Santos Juanes y, en la Plaza Taula de Canvis, se ubicará una zona de juegos.

Confluencia, al fin, de las personas que, gracias a la conectividad peatonal entre ambas plazas harán posible una mejor vida comunitaria, con nuevos enlaces e itinerarios, según explican las autoras del proyecto. Copilotan este ambicioso proyecto el arquitecto Alberto Peñín y el estudio de arquitectura y diseño urbano de Olga Tarrasò y Julià Espinàs, entre otros profesionales. Estos últimos son los responsables de intervenciones urbanas como la remodelación de las Ramblas o del entorno del MACBA de Barcelona.

Está previsto que se eliminen los árboles de enfrente de La Lonja para sustituirlos por palmeras, ¿responde a una cuestión estética? 

Ya desde el inicio de la redacción del proyecto nos llegó, tanto desde el servicio de Jardinería como desde el de Patrimonio del Ayuntamiento, la necesidad de eliminar el arbolado que existe hoy frente a la Lonja. En nuestro proyecto propusimos la plantación de palmeras separándonos de las fachadas. En esta plaza conviven tres edificios patrimoniales La Lonja de Mercaderes, la iglesia de Sant Joan del Mercat y el Mercat Central. Se trataba de despejar la calle, hacer un escenario neutro donde resaltaran los edificios, pero no nos podíamos olvidar de arrojar un poco de sombra sobre los peatones. Entendimos que las palmeras, al tener un tronco limpio y la hoja alta es una especie que no interfiere mucho en la visión, pero dispuestas en grupo arrojan algo de sombra. Así pues, dispusimos dos grupos de palmeras en los laterales.

La remodelación que vais a dirigir, ¿deberá tener continuidad con las otras peatonalizaciones que se están llevando a cabo en Valencia o no tiene por qué? Esas aplicaciones de urbanismo táctico (poco presupuesto pero resultados visibles en intervenciones urbanas puntuales) que estamos viendo en València en plazas como la del Ayuntamiento o San Agustín … 

Es importante que estén bien coordinadas las obras desde la corporación municipal. Siempre hemos estado dispuestas a ello. La actuación sobre el centro histórico, sobre el corazón de la ciudad, es un momento crucial, ya que se está planteando la renovación de gran parte del espacio público y ha de ser coherente y coordinada. Nosotras, junto con nuestro equipo hemos desarrollado una propuesta que sigue las indicaciones de los diferentes servicios municipales en aras de seguir esta coordinación. Aquí, la plaza del Mercat, fue objeto de una de las primeras actuaciones de urbanismo táctico, permitió testar el funcionamiento de estos espacios antes de la remodelación futura. Aquí ha servido y está sirviendo en muchas otras partes del mundo. 

¿Cómo veis València desde vuestros ojos de arquitectas-urbanistas-paisajistas?

València es una ciudad con un gran potencial. La climatología, la orografía prácticamente plana, el amplio patrimonio arquitectónico que ofrece y el modo de vida volcado al aire libre hace que el espacio público de la ciudad represente una oportunidad donde cualquier inversión puede tener una gran repercusión. Sólo hay que ver el éxito que han tenido los pocos espacios que se han ido poniendo en valor: el Mercado Colón, los chaflanes de Ruzafa, el parque público del cauce del Río, el Parque Central… Pero aún queda mucho trabajo por hacer, esta corporación está siendo emprendedora pero no será suficiente, la siguiente tendrá que seguir. Hay que intervenir en estos espacios representativos, pero también en los cotidianos, tejer una red de espacios en la ciudad que hagan la vida del ciudadano más amable.

¿Cómo haríais de esta una ciudad más sostenible?

La sostenibilidad es una de las claves esenciales en cualquier actuación en el espacio público, una de las primeras medidas a tomar es el cambio del modelo de movilidad, recuperando el espacio para el peatón para después seguir con una progresiva renaturalización de la ciudad. Estas acciones acaban revirtiendo en una ciudad más sostenible y, sobre todo, más saludable para sus habitantes. Nos gustaría que la ciudad pudiera ser amable con las personas consiguiendo que pasear con niños y mayores no sea una carrera de obstáculos. Una ciudad donde se cuide cada rincón y se le dé valor a la peculiaridad de cada barrio, su arquitectura y su espacio público. Una ciudad donde haya una gran presencia de la vegetación y que sea accesible para todas las personas. En definitiva, un lugar agradable para vivir y relacionarnos.

«Nos gustaría que la ciudad pudiera ser amable con las personas consiguiendo que pasear con niños y mayores no sea una carrera de obstáculos»

La arquitectura social y participativa que tanto funciona en los países escandinavos, donde cualquier actuación en el entorno inmediato se somete a votación popular, ¿se puede aplicar aquí igualmente? ¿O pensáis que hace falta un mayor nivel de organización y consenso social, además de cultura democrática, que no es tan sencillo alcanzar? 

La participación es fundamental para que la población se apropie del espacio público y lo haga suyo, es una dinámica compleja que estamos empezando a implementar en nuestras ciudades y tanto la Administración como la ciudadanía tiene que avanzar y mejorar en su práctica. En nuestro equipo contamos con especialistas en la materia que se han involucrado desde el primer momento en la propuesta. 

¿Cómo ha recibido la profesión vuestro proyecto Confluència? ¿Os han llegado opiniones?

Hemos recibido muchos comentarios positivos y, sobre todo, mucha ilusión de cara a la futura urbanización del entorno del Mercat Central y, como es natural, habrá diversidad de opiniones, pero a nosotras nos ha llegado sobretodo feedback positivo.

 

¿Qué obra de arquitectura/urbanismo os hubiera gustado firmar?

La plaza del campo de Siena, la de Santo Stefano de Bolonia, la plaza del Pompidou en París…. un buen espacio público está vivo, se adapta a los cambios y no tiene fecha de caducidad.

¿Cuál es el trabajo que habéis hecho del que estáis más orgullosas?

El parque de las Vías de Alboraya, la Plaza de Navarra de Gandia… son obras que hemos disfrutado pero seguro que nuestro mejor trabajo está por llegar… ojalá sea esta plaza en el entorno del Mercat Central, desde luego vamos a poner en ello toda nuestra energía.

¿Cuáles son vuestros referentes?

Precisamente, este proyecto nos ha dado la oportunidad de trabajar con uno de nuestros referentes, el estudio Espinàs i Tarrassó. Olga Tarrassó i Julià Espinàs son coautores del proyecto y se han implicado en él desde la primera fase de concurso. Su amplia experiencia en espacio público y la calidad de sus obras han hecho que la experiencia haya sido muy enriquecedora para nosotras, que siempre hemos admirado su trabajo.

«Esta pandemia ha puesto de manifiesto que en los barrios en donde todo queda cerca, la vida es más fácil»

Vamos con dos de actualidad. La pandemia, ¿Saldremos de esta crisis sanitaria con ideas nuevas relativas a la organización de las ciudades que antes del COVID no contemplábamos? ¿Cómo tendrá que adaptarse nuestro entorno a estas circunstancias? 

Tal como escribió recientemente José María Ezquiaga, la COVID19 ha desestabilizado profundamente el espacio público y las infraestructuras vitales de la ciudad abriendo la posibilidad de impulsar tendencias disruptivas con la visión convencional de la ciudad. Esta pandemia ha puesto de manifiesto que en los barrios en donde todo queda cerca, la vida es más fácil, demostrando que el concepto de la ciudad de los 15 minutos, con barrios equipados y servicios a distancia de un paseo mejoran notablemente la calidad de vida del ciudadano. También se ha visto que hay que mejorar el diseño del espacio público ampliando el espacio para el peatón e incorporando la naturaleza en el entorno urbano. 

La otra de actualidad. ¿Valoramos poco nuestro patrimonio arquitectónico? ¿Qué opinión os merece el derribo de las naves de agrónomos de Moreno Barberá? ¿Está siendo la arquitectura del movimiento moderno ninguneada?

No sabemos muy bien cómo ha funcionado, pero está claro que la buena arquitectura moderna forma parte del patrimonio de la ciudad y hay que ponerla en valor. Y este conjunto arquitectónico y urbano de valor, desde la Facultad de Ciencias hasta la sede de la Confederación Hidrográfica del Júcar, es un patrimonio cultural innegable, tiene muchos edificios singulares de la arquitectura moderna, pero, sobre todo, hay un entorno urbano que proteger. En estos casos, y aquí en concreto, echamos de menos conocer un plan de actuación previo sobre los edificios y el entorno, y el proyecto de intervención antes que el derribo. Sabemos que los trámites administrativos son complicados y hay mucha presión asistencial, pero esta reflexión proyectual es necesario hacerla siempre. 

¿Alguna cosa que le diríais a vuestro yo de veinte años cuando empezaba en esto de la arquitectura?

¡Paciencia! Es una profesión apasionante pero ella y la cultura no pasan por su mejor momento.

Para Elisabet, que das clases en la universidad, ¿cómo ves la situación de la mujer en las aulas de Arquitectura? 

Hay más alumnas que alumnos ahora mismo en la facultad de Arquitectura, ya en mi época de estudiante en Barcelona era así, la mayor diferencia que veo ahora es que entre el profesorado ha aumentado también el número de mujeres ya que cuando yo estudié la mayoría de los profesores eran hombres. La presencia de la mujer en la docencia es tan importante como en el alumnado y, por suerte, ésta aumenta día a día. 

«La presencia de la mujer en la docencia es tan importante como en el alumnado y, por suerte, ésta aumenta día a día»

Para Blanca, ¿pesa mucho llevar un apellido con pedigrí arquitectónico para poder hacer tus propias propuestas? 

Ser hija y hermana de arquitectos creo que tiene más ventajas que desventajas. Tener al maestro en casa siempre dispuesto a dar su opinión y ayudar, es un lujo. Formamos un equipo donde cada uno de nosotros trata de especializarse sin dejar de escuchar la visión del otro ¡No siempre estamos todos de acuerdo, claro, pero del debate interno siempre se aprende!

Para terminar, ¿Qué creéis que se espera de la arquitectura hoy en día?

La gente ya sabe que la construcción, la urbanización y la arquitectura, forman parte de su día a día. La calidad no es el lazo final, la apariencia de una actuación urbana, es, por el contrario, la esencia y base de la misma. Y saber cómo unir necesidades y su materialización, es a lo que nos dedicamos. Andamos entre la técnica y las artes, entre el asfalto y el bosque, entre la conservación del patrimonio y la renovación … Una profesión apasionante.

Fotografía: Eduardo Manzana

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