Hace apenas unos años, la Generalitat Valenciana adquirió Villa Amparo, un chalet situado en Rocafort conocido por haber servido de refugio al poeta Antonio Machado durante la Guerra Civil española. Hace apenas unos días, el presidente Ximo Puig y el escritor Luis García Montero participaban en un acto en el que se anunciaba un posible uso para esta casa.
En la década de 1980, el Ayuntamiento de Torrent compró para la ciudadanía otra casa burguesa con su correspondiente jardín. En ella se alojó durante dicha contienda la Escuadrilla España que capitaneaba el también escritor André Malraux. Pasados los años, se convirtió en la sede de organismo oficial; y sus jardines, en un lugar de esparcimiento y en eventual sede de un festival de jazz.
La carga simbólica que alberga Villa Amparo se nos antoja mayor, por varios motivos; entre ellos, la escritura en esta casa de los poemas que Machado dio para publicar en la revista Hora de España (aquella que, según recordaba Moreno Villa, fue alentada por un grupo de jóvenes entre los que se encontraban Juan Gil-Albert, Rafael Dieste o Ramón Gaya) en un momento tan grave; o el desdichado fin del autor de Campos de Castilla, poco después. Unos poemas, por cierto, recientemente recuperados en una edición limitada que ha quedado al cuidado de Tomás Gorria.
Creemos que Villa Amparo merecería convertirse en un lugar de referencia. En, verbigracia, un centro de investigación en torno a la historia cultural de nuestro siglo XX, en conexión con otros centros de referencia como la Biblioteca Valenciana o el IVAM. Sus jardines, en un espacio de solaz y de encuentro, de intercambio crítico a través de un sólido programa de conferencias y debates, para la ciudadanía. Es sólo una idea, una idea necesaria (el estudio y la exposición y el debate de las ideas siempre lo son): Machado y Malraux, pero también tantos hombres y tantas mujeres que han hecho posible nuestro legado histórico y cultural más reciente, estarían de acuerdo.