Diego Blanco tiene 27 años y, según su madre, pinta desde los tres. Recaló en Valencia, desde su Tudela natal, para estudiar Bellas Artes aunque él mismo opina que lo suyo «siempre han sido las soluciones creativas». Sus juguetonas ilustraciones, llenas de color y con personajes de brazos larguísimos, acaban de ser publicadas en el Wall Street Journal. «Me encanta dibujar personas y situaciones divertidas. Cosas que se caen, accidentes, detalles curiosos que pueden pasar desapercibidos». Para él crear es jugar. Y no se cansa de aprender.
El ilustrador Diego Blanco ha publicado, a sus 27 años, dos editoriales en el diario norteamericano Wall Street Journal.
«El de Wall Street Journal es uno de los trabajos más satisfactorios que un ilustrador puede hacer«, explica el autor. «Para mí, publicar en prensa impresa es un punto de inflexión en mi carrera que llevaba tiempo deseando alcanzar. Además, es un tipo de encargo que disfruto mucho por varias razones: es rápido, los plazos desde que llega el encargo hasta que envías los artes finales pueden ser de apenas cuatro días, así que el ‘feedback’ es inmediato. También es muy gratificante trabajar con medios que contratan ilustración de forma recurrente; saben lo que quieren, van al grano, y eso me hace aprender mucho sobre la industria y la comunicación en prensa. Es como un curso intensivo».
Primera ilustración de Diego Blanco publicada en el diario norteamericano.
Segunda ilustración de Diego Blanco para el WSJ.
Hasta que Diego Blanco no se fue de Erasmus a Bruselas no se dio cuenta de que no le gustaban las “artes clásicas”. Allí se sumergió en la ilustración y la fotografía, que son sus dos pasiones. Tras estudiar Bellas Artes hizo un máster en Ilustración, en plena pandemia, y, al acabar, una agencia de representación de ilustradores le contactó por Instagram. «Me escribieron: ‘Hola, ¿buscas representación internacional?’ A lo que yo respondí que sí. Tras una semana de informarme, hablar con compañeros ilustradores y superar muchos nervios, firmé un contrato de representación con Anna Goodson Illustration Agency, mi agencia actual. Vamos, una entrada por todo lo alto, acompañada de un buen síndrome del impostor».
Este verano salió el primer libro ilustrado por ti.
«Es un proyecto del que estoy muy orgulloso y que se llevó toda mi alma. Fueron muchos meses de trabajo a contrarreloj que no me dejaron disfrutar plenamente del proceso. Sin embargo, el resultado es de lo mejor que he hecho en mi vida: 12 páginas llenas de miles de personajes y cientos de situaciones divertidas divididas por épocas y tipologías. Tuve que crear un sistema de trabajo muy eficiente que uso actualmente para todo tipo de trabajos de ilustración y me ayudó a concretar un estilo mas conexionado. Cuando por fin terminé el libro, lloré mucho».
Una de las ilustraciones que aparecen en el primer libro ilustrado por Diego Blanco, ‘Pride’.
Quien coja el metro en Valencia también puede ver tu trabajo allí.
«Ese fue mi primer encargo profesional. Participé en un concurso de la Generalitat Valenciana que buscaba ocho ilustradores para decorar ocho paradas de metro. Ganar fue muy emocionante, sobre todo porque el resto de los ganadores eran artistas de la talla de Mar Malota o Víctor Visa, a quienes admiro mucho. Además, tener una obra *site- specific* en la ciudad en la que vivo y que me ha acogido durante diez años aumenta mi sentido de pertenencia a este lugar. Aunque mi estilo ha evolucionado y ahora resuelvo las cosas de forma distinta, creo que conserva mi esencia. Me encanta encontrármelo».
La estación de MetroValencia de la calle Alicante, en el Barrio de Ruzafa, donde se puede ver un mural de Diego Blanco.
‘Tu basura, mi lienzo’.
«Este verano, por falta de encargos, decidí crear contenido en redes sociales. Es algo que disfruto bastante y que me ha traído cosas muy buenas. Mi prima Elena, que recientemente terminó un posgrado en Marketing Digital, me utilizó como caso de estudio. El plan era crecer en redes sociales. Poco a poco fui creando vídeos en Instagram y TikTok con diversos tipos de contenido y entendiendo cómo funciona nuestro odiado algoritmo. *Tu basura, mi lienzo* es un vídeo que hice con la intención de que se viralizara, y definitivamente lo logró: ¡1.3 millones de visitas! Me parece una locura. La parte mala (o divertida, según cómo te lo tomes) es la cantidad de *hate* que recibí. Es alucinante cómo un vídeo viral puede despersonalizarte hasta el punto de que completos desconocidos se metan con tu persona o tu estilo. Por suerte, a mí esto me afecta poco o nada».
Actualmente, Diego estudia segundo de Diseño de Producto en la Escuela de Diseño de Valencia. «Como mencioné antes, soy un solucionador nato, y hace año y medio, en una época de precariedad absoluta, decidí apostar por el mundo del diseño de producto y convertirme en estudiante universitario otra vez. Por suerte, ahora soy más resolutivo y puedo compaginar mis estudios con mis encargos. Próximamente espero que queráis entrevistarme por mis diseños», apunta.
«Aunque mi perfil sea de ilustrador, he realizado proyectos de todo tipo. He diseñado juegos, discos, fotofanzines, exposiciones de fotografía, cerámica… Yo me defino como el eterno estudiante», concluye.