La arquitecta y ganadora del Pritzker 2021, Anne Lacaton, fue la encargada de anunciar el fallo del Premio Europeo de Vivienda Colectiva en su papel como presidenta del jurado que otorga el galardón. La reconversión de un antiguo almacén de vino en Basilea, un proyecto de Esch Sintzel Architekten, ha sido seleccionado como ‘Mejor Desarrollo de Vivienda Colectiva’ en la categoría de renovación por «demostrar que transformar lo existente crea una calidad de vivienda nueva e inesperada que desafía las tipologías estándar». Por su parte La Borda, el proyecto multipremiado de Lacol en Barcelona, ha sido elegido el ganador en la categoría de nueva construcción por «constituir un ejemplo destacado de desarrollo de la vivienda colectiva en todas las fases del proceso».
La primera edición de este galardón ha contado con una alta participación: un total de 171 candidaturas procedentes de 19 países europeos, de los cuales el jurado se ha debatido entre 18 finalistas. El premio apuesta en sus bases por proyectos con un impacto positivo en las comunidades y que contribuyen al desarrollo urbano sostenible, al tiempo que promueven la arquitectura de calidad.
El galardón está impulsado conjuntamente por el Instituto de Arquitectura de Euskadi y arc en rêve centre d’architecture (Burdeos), en colaboración con el Departamento de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes del Gobierno Vasco. El jurado internacional ha basado su decisión tomando como punto de partida “la importancia de la vivienda como necesidad humana fundamental y activo social, así como el fomento de la innovación, la inclusión y la responsabilidad medioambiental en el diseño de viviendas colectivas”.
La reconversión del antiguo almacén de vinos Coop en Basilea, premio al Mejor Desarrollo de Vivienda Colectiva en la categoría de renovación
Este trabajo de Esch Sintzel Architekten fue culminado en 2023, en Basilea (Suiza). Consistió en la reconversión de un edificio de almacenamiento de vino en 64 apartamentos, un café-bar, un espacio comercial, habitaciones, un espacio colectivo, una terraza en la azotea, salas de ensayo de música, parking y aparcamiento para bicicletas.
Tiene como protagonistas principales a las columnas preexistentes del antiguo almacén de vinos que, según el estudio, “cuentan la historia del edificio de una forma impresionante”. “Son los elementos más llamativos de la estructura y constituyen un importante punto de partida para el diseño. Para que su efecto siga siendo tangible a pesar de la pequeña escala del nuevo uso residencial, se han expuesto y escenificado de varias maneras: en los apartamentos, que se extienden a lo ancho del edificio, su voluminosa monumentalidad es una experiencia en sí misma; en las calles interiores, que atraviesan el edificio en sentido longitudinal, aparecen como una secuencia”.
Las columnas también constituyen el punto de partida de la organización interna del edificio: el desarrollo urbano real está definido por el preexistente, pero a lo largo de las calles interiores, toma forma una ciudad interna. Este sistema no solo proporciona acceso a las escaleras, las salas comunes y los lavaderos, sino que también permite una variedad de tipologías de apartamentos para todas las generaciones y estilos de vida. En la entreplanta, la esfera doméstica se une a la urbana: la calle interior se abre a los vestíbulos transversales e invita a entrar en la casa por escaleras y rampas. Los espacios comerciales y la cafetería se sitúan a nivel del suelo en las cabeceras del edificio, dirigiéndose directamente a la ciudad. La red de caminos termina en la sala comunitaria y la terraza colectiva de la azotea.
Además de la expresividad de las columnas, que definen el diseño, la sostenibilidad ecológica también motiva el tratamiento cuidadoso de la estructura preexistente. De hecho, al seguir utilizándola, se ahorró el 42% de la energía gris del edificio. Además, el sistema fotovoltaico y la bomba de calor de aguas subterráneas generan dos tercios de la energía que consume el edificio.
«El proyecto demuestra que los edificios ordinarios y utilitarios tienen valor y pueden ser el soporte de nuevos proyectos creativos que aporten algo positivo al barrio y a la ciudad. No solo aporta calidad, sino vida adicional. Es sostenible gracias a la reutilización de la estructura existente de hormigón, que debe tenerse absolutamente en cuenta en el balance de carbono. Esta estructura existente se complementa con una nueva construcción que densifica y da una nueva identidad y nueva vida al lugar. En cuanto a la arquitectura, muestra una nueva forma de vivir y la imaginación necesaria para reinventar una estructura existente. Demuestra que transformar lo existente crea una calidad de vivienda nueva e inesperada que desafía las tipologías estándar. En cuanto a la infraestructura colectiva del edificio, cuenta con espacios colectivos que celebran y facilitan la vida en común», ha valorado el jurado.
En la categoría de renovación, además de la ganadora, han sido seleccionadas: la reconversión del Hospital Felix Platter (Basilea, Suiza), de Müller Sigrist Architekten; Qville (Essen, Bélgica), de B-architecten; Nekkersput (Gante, Bélgica), de DBLV architecten; La commune (Lieja, Bélgica), de he-architectes; viviendas sociales en Rua da Vitória (Oporto, Portugal), de MAVAA arquitectos; la fase 2 de la rehabilitación de Park Hill (Sheffield, Reino Unido), del estudio Mikhail Riches; la renovación de un complejo de vivienda social la década de 1970 (Trento, Italia), de Campomarzio+Studio Bombasaro; y SchloR – Schöner Leben ohne Raiffeisen (Viena, Austria), de Gabu Heindl, Elena Mali, Lisa Schönböck, Hannah Niemand, Stana Marjanovic, Fabian Liszt, Petko Grablij, Maura Schmitt, Anne Altmeyer, Sebastian Christiansen y Lucas Bogunovic.
La Borda, Mejor Desarrollo de Vivienda Colectiva en la categoría de nueva construcción
La multipremiada cooperativa de viviendas La Borda forma parte del parque de viviendas sociales de Barcelona. El equipo de Lacol y la cooperativa La Borda priorizaron hacer un edificio con el mínimo impacto ambiental, tanto en su construcción como en su vida útil, mientras se minimiza el riesgo de pobreza energética para sus habitantes. Finalizada en 2018, se trata de una construcción en madera con 28 viviendas más espacios comunes, donde pasillos y circulaciones se convierten en lugares de estancia, relax y socialización. La Borda es actualmente el edificio más alto construido con estructura de madera en España.
Según Lacol, “el modelo comunitario de La Borda, opuesto a las promociones públicas o privadas más tradicionales, ha permitido superar algunas limitaciones importantes que se imponen a los proyectos arquitectónicos de vivienda colectiva. En el sector público, el miedo al futuro usuario, totalmente desconocido, impide introducir cambios que puedan afectar a la forma de vivir normalizada. En el caso de los promotores privados, se imponen las lógicas del mercado que empobrecen la vivienda para facilitar su asimilación a un objeto de consumo. La innovación del proceso urbanizador ha sido clave para trabajar la arquitectura más allá de su formalización. Identificamos cinco características de este modelo que tienen una respuesta directa en el proyecto: autopromoción, derecho de uso, vida comunitaria, sostenibilidad y asequibilidad”.
Las 28 viviendas cuentan con 40, 60 o 75m² y espacios comunitarios que permiten desplazar el hecho de habitar del espacio privado al público, potenciando la vida en común. Se articulan en torno a un patio central, cocina-comedor, lavandería, espacio polivalente, espacio para invitados, espacio sanitario y asistencial, almacén en cada planta y espacios exteriores y semiexteriores como el patio y las cubiertas.
“La participación de las futuras personas usuarias en el proceso (diseño, construcción y uso) fue la variable más importante y diferencial del proyecto, generando la oportunidad de conocer y proyectar con ellas sus necesidades específicas”, añaden desde Lacol.
Además, el edificio buscó desde el inicio reducir la demanda energética optimizando el programa, renunciando al aparcamiento subterráneo, agrupando servicios y reduciendo la superficie de las viviendas. La estructura de seis plantas se ha realizado con madera contralaminada, un material ligero, de alta calidad y renovable.
También se desarrollaron estrategias bioclimáticas pasivas para un consumo energético casi nulo y, por tanto, confort en las viviendas con el menor coste asociado; entre ellas, cubrir el patio con un invernadero que permite captar la radiación solar en invierno y tener un efecto chimenea para ventilar en verano; o una caldera de biomasa centralizada que permite optimizar la infraestructura de producción energética y mejorar el rendimiento y la tecnología al servicio de todo el edificio.
«Se trata de un ejemplo destacado de desarrollo de vivienda colectiva en la ciudad en todas las fases. La ambición va más allá de la escala del edificio, al formar parte de un proceso ascendente de regeneración de todo el barrio. El concepto de vivienda aporta una nueva imaginación de la vida y la convivencia. Se trata de una cohabitación exitosa entre individuos, vida en común y compromiso público. La arquitectura aporta generosidad y demuestra que la transformación de los límites de la vida contemporánea convierte los retos técnicos en recursos, que junto a la sostenibilidad pueden abordarse de otra manera, dando prioridad a la calidad de vida. La introducción del sistema cooperativo como modelo alternativo a la producción de viviendas combina asequibilidad y calidad de forma acertada», ha destacado el jurado.
En la categoría de nueva construcción, se encontraban La Chalmeta (Barcelona, España), de Vivas Arquitectos; Maierhof (Bludenz, Austria), del estudio feld72; Ekko (Burdeos, Francia), de Duncan Lewis; Spiegelfabrik (Fürth, Alemania), de Verena von Beckerath y Tim Heide; Kuppe Estate (Horgen, Suiza), de Esch Sintzel Architekten; A House For Artists (Londres, Reino Unido), de Apparata Architects; ocho viviendas de protección pública en régimen de alquiler en Palma de Mallorca (España), desarrolladas y construidas por un equipo del Instituto Balear de la Vivienda; y Zollhaus Kalkbreite (Zúrich, Suiza), de Enzmann Fischer Architekten.
La decisión ha recaído sobre reconocidas figuras de diferentes disciplinas que formaban el jurado del premio: Anne Lacaton (Francia), arquitecta y ganadora del Pritzker en 2021, que ha presidido el jurado; Kristiaan Borret, profesor de diseño urbano en la Universidad de Gante y maître architecte (BMA) de la Región de Bruselas Capital (Bélgica); Emanuele Coccia (Italia), profesor asociado en EHESS (París, Francia), autor y pensador visionario; Fernanda Canales (México), arquitecta y fundadora de Fernanda Canales Arquitectura; y Christian Hadaller (Alemania), arquitecto y cofundador de KOOPERATIVE GROSSSTADT eG.
Alta participación en la edición inaugural
Las entidades impulsoras del galardón han valorado «la gran participación en esta primera edición, que demuestra que Europa es no solo escenario para una arquitectura responsable social y medioambientalmente, sino que además cuenta con profesionales de gran capacidad y visión innovadora para afrontar los retos que tenemos por delante”. En total, se recibieron 171 candidaturas procedentes de 19 países europeos: Alemania, Austria, Bélgica, Croacia, Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rumanía, Serbia, Suecia y Suiza.
Los responsables del Instituto de Arquitectura de Euskadi, arc en rêve centre d’architecture y el Departamento de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes del Gobierno Vasco han considerado cumplido el objetivo del premio de generar debate entre agentes y ciudadanía en torno a la parte arquitectónica de la vivienda, su calidad y su impacto, en todos sus ángulos.
La ceremonia de entrega de premios se celebrará el 20 de junio en la sede de arc en rêve, en Burdeos. Tanto las candidaturas finalistas como las ganadoras darán fruto a una exposición sobre la vivienda colectiva, que se instalará en otoño en el Instituto de Arquitectura de Euskadi y, después, itinerará a arc en rêve.