En 2008 la ciudad de Oslo convocó un gran concurso internacional para la construcción del nuevo Museo Munch. Contra todo pronóstico, lo ganaron los arquitectos de estudioHerreros, que fueron los únicos que propusieron un edificio en altura. Ahora, un documental narra la historia de este proyecto diferente y arriesgado, cuya construcción se prolongó durante más de doce años, que supone una pieza clave en la gran transformación arquitectónica y urbanística de la ciudad y que redefine, de paso, el concepto de museo contemporáneo. La película se llama ‘Más que un museo’, está dirigida por Morrosko Vila San Juan y producida por Yolanda Blázquez al frente de la productora ‘Monsieur Alain’. Se estrena el 12 de septiembre en CaixaForum Barcelona y, a partir de ese día, estará disponible de forma gratuita en la plataforma.
A través de la historia de la construcción del museo se muestra la asombrosa transformación de la capital noruega, que ha convertido la zona portuaria con más tráfico del país en un polo cultural, con una nueva capa de vida urbana que ha supuesto un éxito internacional. La ciudad sitúa así un espacio cultural en el centro de su proyección urbana.
¿Cómo debe ser el museo del futuro? Esta fue la primera pregunta que se plantearon los arquitectos Juan Herreros y Jens Richter, al frente de estudioHerreros, cuando decidieron presentarse al concurso que el Ayuntamiento de la ciudad de Oslo convocó para la construcción de un nuevo museo dedicado a su pintor más célebre. Edvard Munch cedió cerca de 60.000 obras a la ciudad. Parte de ellas se destinaron a un pequeño museo que con el tiempo quedó obsoleto. Oslo debía estar a la altura creándole un espacio único, el más grande dedicado a un solo artista.
Cuando presentaron el proyecto, creado en su despacho de Madrid, ni Herreros ni Richter imaginaban que, en una convocatoria de máximo nivel que había reunido a algunos de los mejores talleres de arquitectura del mundo, su propuesta sería la ganadora, explican. A partir de ese instante, comenzaba una historia de más de doce años de gestación y construcción en la que los dos arquitectos enfrentaron desafíos de todo tipo -de edificación, urbanísticos, políticos, legislativos y sociales- hasta su inauguración, en octubre del 2021.
Juan Herreros y Jens Richter.
Todo esto es lo que narra la película que, como explica su director, «no es tanto un documental de arquitectura como una alegoría sobre el triunfo de una ciudad y unos arquitectos que vieron en su edificio la oportunidad de reinventarse y mirar hacia un horizonte que nos exige a todos, no solo a las ciudades, un cambio impostergable en nuestro modo de vivirlas. Es también el descubrimiento de una sociedad, la noruega, altamente participativa y democrática, rica y desarrollada, que es a la vez compleja y contradictoria, impelida a crecer muy rápidamente».
El equipo del documental en una de las entrevistas a la directora del museo, Tone Hansen.
‘Más que un museo’ desgrana la narrativa de la construcción del edificio, su contexto y su realidad actual. «La obra de Munch se aloja en un espacio nuevo, moderno, realizado a partir de conceptos vanguardistas y transgresores. Un edificio “no evidente” que ha necesitado tiempo de asimilación y aceptación». El arquitecto Juan Herreros alude al anhelo colectivo de hacer un centro único para un artista único, «un edificio de honestidad constructiva que sea más significativo que monumental».
Herreros explica que el edificio, aun en su verticalidad, hace una reverencia a la ciudad con su forma constructiva tan peculiar en la parte superior. Foto: Ivar Kvaal.
La cultura como motor
Ubicado en la que puede considerarse “zona cero” de una gran transformación urbanística, denominada “Fjord City”, se presenta un museo que apunta a una verticalidad integrada de modo diferente
en el entorno, «encarnando así el deseo colectivo de un país que ya no quiere ser visto solo como un idílico paisaje sino también como una potencia cultural».
La renovación urbanística que plantea la nueva “ciudad del fiordo” arranca aproximadamente en el año 2000 y busca conectar la ciudad con el océano, con tres grandes instituciones culturales como grandes atractivos: la Ópera (inaugurada en 2008 y proyectada por Snøhetta, el más grande y puntero estudio noruego), la Biblioteca Deichman (una referencia mundial en cuanto a diseño, usos y espacios, que se abrió al público en 2020, proyectada por Lundhagem y Atelier Oslo) y, finalmente, el Munch (2021), sin el “museo” delante, ya que se decidió que la marca tenía la identidad suficiente como para no necesitar ningún tipo de explicación.
«Todo ello da lugar a un distrito completamente nuevo: Bjørvika. Lo que había sido un puerto de contenedores con un tráfico intenso se ha convertido un barrio de diseño, con sus “playas”, saunas flotantes, edificios y pisos de lujo, nuevo gran atractivo para turistas y ciudadanos que se enfrentan, como en todas partes al problema de gentrificación y precios inalcanzables».
Foto: Einar Aslaksen.
La propuesta de Juan Herreros y Jens Richter tiene como resultado no solo el espacio que permite la inmersión en la obra de Munch y otros artistas contemporáneos en las salas expositivas, sino un punto de encuentro para la reflexión en la biblioteca, la charla en las salas de conferencias, para la escucha en el auditorio y la sala de conciertos, la degustación culinaria de los restaurantes y, especialmente, para el ensimismamiento con la visión panorámica de la ciudad presidida por el agua y las colinas desde el mirador en la azotea. El documental no elude el debate sobre la conveniencia de ubicar las infraestructuras culturales todas juntas en un distrito o repartirlas por la ciudad.
Foto: Morrosko Vila San Juan.
El Munch no iba a ser una clásica pinacoteca sino un catalizador urbano cuya propuesta pasaría por actividades educativas y espacios multieventos. El fin creó al medio, una enorme caja de hormigón de casi sesenta metros de altura y trece plantas que, en sus inicios, despertó mucha controversia además de un encendido y prolongado debate que, para Juan Herreros, «lejos de resultar inconveniente, fue el acicate definitivo para que la ciudad diese un paso al frente en su deseo de albergarlo». El arquitecto explica que fue esa demora en el tiempo de construcción, más de doce años, la que ayudó a que los ciudadanos fueran aceptando ese edificio, poco a poco, que al principio no les encajaba demasiado.
El nuevo museo Munch recibe hoy a más de un millón y medio de visitantes y se ha convertido, en su corta existencia, en un referente mundial de diseño por su enfoque holístico en el que estructura, instalaciones y construcción se unen bajo la eficiencia energética. Un mirador privilegiado con la ciudad como fondo que, entre otros muchos, fue premio FAD Internacional 2022.
A primera hora de la mañana, antes de que el Munch abra sus puertas al público, llegan los empleados que trabajan en su interior para convertirlo en lo que, en palabras de su actual directora, Tone Hansen, es ya un faro de atracción de la ciudad.
estudioHerreros ha diseñado también la recién inaugurada sauna Trosten, junto al museo, que posibilita la contemplación del edificio sin dejar de lado una las costumbres más noruegas. Las saunas flotantes de este espacio, hay varias, han sido diseñadas por diferentes estudios de arquitectura y promovidas por una asociación sin ánimo de lucro.
En mitad de la bruma matinal en la que algunos eligen sumergirse en las aguas heladas del fiordo, previo paso por las saunas flotantes de madera de los alrededores, aparece la icónica silueta del edificio Munch reverenciándose a la ciudad.
El estreno del documental es el 12 de septiembre (19 horas en CaixaForum Barcelona), con entrada gratuita pero con preinscripción necesaria aquí.
