Manuel Portaceli (Valencia, 1942) empezó su conferencia en el Colegio de Arquitectos, que le rinde estos días homenaje con una exposición sobre su legado, recordando que su llegada a Barcelona para estudiar Arquitectura le abrió todo un mundo de encuentros culturalmente estimulantes que iban a encajar de pleno con sus ganas de aprender.
La ciudad no le defraudó, podía ver exposiciones de Ràfols Casamada, de Miró, del GATCPAC … «las exposiciones del Colegio de Arquitectos eran increíbles. Eso sí, tenías que ir el día de la inauguración porque el riesgo de que llegara la policía y la clausurara era muy alto». Portaceli, ante un auditorio lleno de familiares y amigos, trazó a grandes rasgos cómo fueron aquellos años de aprendizaje y juventud y su posterior regreso a Valencia.
En aquella Barcelona, Oriol Bohigas, explicó Portaceli, era «el sumo sacerdote: de la escuela, de la arquitectura, de la ciudad y de la política. Porque en esa época, los mejores profesores eran los más comprometidos políticamente». Portaceli cuenta que Bohigas fue muy buen profesor, escribía mucho y encima se pasaba las noches en la sala Bocaccio. «El mito no hacía más que crecer».
Además de Bohigas, Manuel Portaceli citó como referentes de aquella época en Barcelona a los arquitectos Xavier Rubert de Ventós, Ricardo Bofill y Federico Correa. De todos ellos aprendió cosas que le han acompañado durante toda su carrera como, por ejemplo, la lectura empírica que hacía Correa de los proyectos, «¿qué hace esta arquitectura aquí? esa es la pregunta clave». La utilidad de la arquitectura es, para Manuel Portaceli, una cuestión fundamental.
A finales de los años 60, Portaceli ya veía importante trasladar todos aquellos estímulos a Valencia. Cuando terminó la carrera se plantó en la Estación del Norte, «con la modernidad aprendida bajo el brazo», y con la idea, tras haber leído «Nosaltres, els valencians» de Fuster, «de cuidar lo nuestro». En Valencia se encontró con una ciudad triste y gris por fuera, pero con mucha efervescencia cultural por dentro (Aguilera Cerni, Tomás Llorens, Equipo Crónica, Teixidor, Yturralde, Heras, Carmen Calvo …«me dejo a muchos») y con un gran compromiso político, «más incluso que en Barcelona».
De aquel momento en Valencia, el arquitecto quiso destacar dos edificios que «deberían haber triunfado y no pasar desapercibidos fuera de la ciudad»: la Cooperativa de Agentes Comerciales de Santa María Micaela, del arquitecto Santiago Artal, y los edificios del ‘Grupo Antonio Rueda’ (hoy renombrado ‘Grupo 8 de marzo’), el polígono de renta limitada de viviendas, obra de los arquitectos Vicente Valls Abad, Joaquín García Sanz y Luis Marés Feliu, construido entre 1969-1970, que fue una de las últimas intervenciones de la Obra Sindical del Hogar. Ambos complejos de viviendas fueron «formulados con gran brillantez y con una voluntad de renovación muy interesante». Había mucha riqueza creativa en la ciudad, en todos los aspectos, que «estallaría poco tiempo después».
La exposición de Portaceli
Tras la conferencia, autor y comitiva inauguraron la exposición retrospectiva sobre el arquitecto, nombrado ‘Mestre Valencià d’Arquitectura’ en 2021, basada en su obra y legado. La arquitectura de Portaceli, que ha sido recogida durante años en los catálogos de los mejores proyectos y construcciones europeas del siglo XX, se agrupa en esta muestra en torno a tres hilos conductores: la vivienda unifamiliar, los edificios docentes y la rehabilitación patrimonial. «La arquitectura nos da cobijo, pero después de lo funcional viene la belleza y el arte», explica el arquitecto.
El Colegio de Arquitectos, como complemento a la muestra, ha preparado varios materiales físicos y audiovisuales. El primero de ellos es un catálogo versión bolsillo en el que se muestran, de forma canónica, treinta proyectos del autor redactados entre 1978 y 2002 agrupados en las tres áreas señaladas. El segundo complemento consta de un audiovisual compuesto por cuatro fragmentos extraídos de la vida del arquitecto valenciano entre 1991 y 2016 (una entrevista durante la ejecución de las obras del Teatro Romano de Sagunto y tres conferencias en la ETSA – UPV).
En palabras del comisario de la exposición, el arquitecto Amando Llopis, «Manuel Portaceli ha conseguido aglutinar una gran cantidad de valores de ‘sus maestros’ Juan José Estellés, Emilio Giménez y Giorgio Grassi: inteligencia, lucidez, esfuerzo, generosidad y, sobre todo, pasión. Todas ellas, sumadas a su ejemplar trayectoria educativa y profesional, le hicieron acreedor en 2021, del título ‘Mestre Valencià d’Arquitectura’, la máxima distinción que otorga el Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunidad Valenciana».
El vocal de Cultura del colegio de arquitectos, Carlos Salazar, explicó que con este homenaje «al querido maestro«, se llega al final de un proceso que empezó hace dos años, con el legado de su archivo a la institución y con el compromiso de realizar una exposición con todo ese valioso material.
Por su parte, la presidenta del CTAV, Marina Sender, dijo que le enorgullecía haber sido alumna suya, «todos aquellos que lo fueron le guardan un enorme cariño y admiración». En cuanto a su legado y la exposición, señaló que su obra es «muy extensa» y abarca múltiples escalas: «desde la vivienda unifamiliar, destacando ‘la casa para un coleccionista de arte’, hasta edificios docentes y de mayor dimensión como la Escola Gavina».
Doctor arquitecto, profesor de Historia de la Arquitectura y profesor titular de Proyectos en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Valencia desde 1997, Manuel Portaceli ha sido profesor invitado en la Cooper Union School of Architecture (Nueva York), en la Facoltà di Architettura del Politécnico di Milano o en la Facoltà di Architettura Universitá degli Studi Roma Tre, entre otras.
De sus proyectos destacan rehabilitaciones como la del Almudín de Xátiva, la del Palacio del Marqués de Campo como Museo de la Ciudad en Valencia, la de las Atarazanas de Valencia y la del Teatro Romano de Sagunto. Además, es el autor de viviendas unifamiliares como la del pintor Manolo Valdés, en Dénia, o la del director de teatro Lluis Pascual, entre otras.
La exposición puede verse hasta el 9 de febrero en el Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia (Hernán Cortés, 6. Valencia).