El Ventorro no tiene Instagram ni una Estrella Michelin. Tampoco un sol y ni siquiera ondean en su fachada los reconocimientos de la crítica gastronómica local. Sin embargo, su ticket está a la altura de los Big Gourmand de València. Es un restaurante de producto, caro, donde lo mejor del mercado y la temporada se sirve a una mesa que pide según canta los platos Alfredo Romero, nieto de los fundadores de esta casa de comidas familiar abierta en 1967. Él es el artífice de un local que no se entiende sin su mando a partir de la década de los 90.

leer más