En Lisboa ya pasó. Los quioscos de la ciudad, que habían vivido momentos de esplendor, fueron cayendo en la decadencia más absoluta hasta que una periodista y un arquitecto decidieron darle la vuelta y situarlo como un espacio urbano alternativo. Si el paseante se fija, hay quioscos diseminados por gran parte de la ciudad, desde el Parterre hasta la Avenida Blasco Ibáñez pasando por La Alameda, Viveros o Mestalla. ¿Qué hacer con ellos?

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