La Plaza Redonda estaba situada en el centro geométrico exacto de la urbe antigua de una ciudad como Valencia, que siempre ha tenido una circularidad reconocida por todo aquel que la ha estudiado. Como escribe Antonio Bonet Correa en el prólogo de la maravillosa monografía que realizó el colectivo de Arquitectos Vetges Tu i Mediterrània en 1988, «esta plaza es un ejemplo de la seriedad y de la ponderación con las que acusaba la burguesía liberal al intervenir en la renovación interior de la ciudad. Con su arquitectura, su bien delineado y uniforme perfil, es el perfecto paradigma de la idea de centro cívico y comercial en una ciudad que carecía de plaza mayor».
En Valencia, las repercusiones de las medidas liberalizadores de 1836 fueron limitadas en cuanto a las consecuencias sobre la estructura urbana. Pese a ello, explican los arquitectos de Vetges Tu i Mediterrània, «la desamortización de Mendizábal posibilitó la realización de una serie de restringidas actuaciones (…), las dos primeras de estas acciones llevadas a cabo en el interior del recinto urbano, el Mercado Nuevo y la Plaza Redonda, tuvieron como finalidad sanear, mejorar y transformar la morfología del centro comercial de Valencia, que estaba situado en los alrededores de la Plaza del Mercado».
La Plaza Redonda se levantó en el lugar donde anteriormente estaba el antiguo Matadero-Carnicerías Mayores, sin uso desde principios de siglo, que se demolió en 1837. La nueva plaza se construyó cerrada según un círculo de 37 metros de diámetro, con un proyecto diseñado por Salvador Escrig, arquitecto municipal, quien también fue autor de obras como las alameditas de Serranos (1837).
A principios del siglo XX la Plaza Redonda, ya conocida como «el Clot» (estaba situada a una cota topográfica inferior a las calles colindantes, como un hoyo), tenía muchísima vida comercial diaria, «desempeñaba funciones originales de mercado y ocio, alternando establecimientos populares con puestos ambulantes de aves, alfarería, flores y utensilios del hogar».
En 1916 la plaza sufrió su más significativa transformación tipológica al pasar de una plaza circular con su interior libre a otra, también circular, pero con construcciones en su espacio central. La plaza fue progresivamente deteriorándose desde principios de los años 50 del siglo XX, sin una normativa legal que la protegiera y con un criterio dispar desde el Ayuntamiento de la ciudad.
El libro monográfico del estudio de arquitectura es muy valioso, contiene imágenes fotográficas históricas de este lugar, referencias literarias sobre la Plaza Redonda, un recorrido histórico sobre esta edificación, planos y dibujos de la plaza y de sus elementos singulares y una bibliografía específica. Esta publicación fue anterior a la actuación del estudio sobre la plaza, que tan bien conocían y habían estudiado.
Los arquitectos de Vetges Tu Mediterrània, siguiendo la estela de Salvador Escrig, fueron los elegidos para recuperar la coherencia de la plaza, declarada, por fin, bien de interés cultural.
La intervención en la Plaza Redonda se desarrolló en dos fases, entre 2007 y 2012. La primera, sobre la rehabilitación de las fachadas interiores y las cubiertas; la segunda fase, sobre su reurbanización y la remodelación de la cubierta y los puestos de venta del espacio central. Los proyectos de ambas fases fueron desarrollados y llevados a cabo por los arquitectos del estudio Vetges tu i Mediterrànea.
En este enlace puedes ver una casa en la Plaza Redonda por dentro, en un proyecto del estudio Tamborí Arquitectes.