La arquitectura de Valencia llega, a partir de ya, directamente a nuestros teléfonos móviles a través de la aplicación que ha lanzado el Colegio de Arquitectos junto al potente volumen en papel de la ‘Guía de la Arquitectura de Valencia’, que supone el más completo compendio de arquitectura editado nunca en este formato sobre los edificios de la ciudad. Cuatro años trabajando en el proyecto han estado sus directores, Francisco Taberner y Amando Llopis, de VTiM Arquitectes, quienes han contado con la colaboración de 49 profesionales entre arquitectos, geógrafos, paisajistas e historiadores para dar forma a este volumen, coordinado por Noel Arraiz y diseñado por la premio nacional Marisa Gallén, que explica un total de 631 edificios.
Rastrear el pasado, bucear en la historia, tratar de desvelar las circunstancias que han provocado que las cosas se hayan desarrollado de una determinada manera y cuáles son los motivos por los que la ciudad ha alcanzado su configuración actual es una tarea compleja, apasionante y difícil de sintetizar. Así comienzan los autores de la guía, Taberner y Llopis, a explicar qué es y qué no es el libro que acaba de publicar el Colegio Territorial de Arquitectos (CTAV). «La finalidad última y principal es que la gente reconozca los valores de la arquitectura de la ciudad. Para quererla y protegerla hay que conocerla. La guía invita a levantar la mirada del suelo para contemplar la ciudad», ha apuntado Llopis.
El libro arranca con una pequeña historia, por resumida, de la ciudad para después dividirse en seis periodos con sus correspondientes arquitecturas: desde la fundación de la ciudad (en siglo I a.C) hasta el siglo XVI; desde el siglo XVII hasta 1864; desde 1865 hasta 1909; desde 1910 hasta 1935; desde 1936 hasta 1974; y desde 1975 hasta 2020. En ellos se pueden encontrar edificios y espacios como la Plaza del Ayuntamiento de València, el edificio Veles e Vents, La Marina, el edificio Metropol, la Torre Ikon, de Ricardo Bofill Taller de Arquitectura o el colegio Les Arts, de ERRE Arquitectura, que cierra la parte de los edificios y da paso a la sección de ‘antiguos núcleos urbanos’ de la ciudad.
Ejemplos de las fichas de la Guía de Arquitectura Valenciana.
Al final del libro están los planos de la ciudad, el listado de arquitectos, el de edificios, todas las atribuciones y las autorías de los textos y las fotografías. «Esta distribución tiene que ver con la historia de los acontecimientos de la ciudad», ha explicado Llopis. «La anterior terminó en el año 2005, con el edificio de Veles e Vents, y ahora lo hemos estirado hasta proyectos del año 2020. El trabajo más actual no ha sido complicado porque el colegio ha ido haciendo publicaciones y exposiciones sobre arquitectura reciente y contábamos con toda esa información».
«Hemos completado algunos periodos que en la anterior guía se habían quedado un poco cortos. Además, tras la publicación del libro «Arquitectos con huella», de Alberto Peñín y Paco Taberner desde la Academia de San Carlos, se ha abierto la mirada a arquitectos de los que no teníamos información. Además se han hecho tesis doctorales y trabajos de máster tanto en Historia y Geografía como en Arquitectura … queda mucho por hacer pero gracias a todo esto se completan aspectos importantes de cada periodo», ha explicado Llopis.
Cubierta de la guía, con diseño de Marisa Gallén y fotografía de Tania Castro.
Esta nueva versión de la guía, la anterior edición data de 2010, pasa a ser un volumen más extenso, con un cuidado diseño editorial a cargo de Marisa Gallén, y con una selección de obras arquitectónicas por parte de un comité compuesto por veinte personas. Las fichas de cada edificio son, dependiendo de su importancia, de media página, página completa y doble página. La app es la herramienta interactiva que permite tener los edificios en la palma de la mano, con un plano de la ciudad muy intuitivo que contiene los puntos calientes de la arquitectura y que permite moverse libremente por él.
El libro, por su parte, es un manual clásico, con fotografías antiguas y modernas, bien referenciado en los planos y de muy fácil uso. Se ha hecho «un esfuerzo importante» en redibujar los planos y se han incluido alquerías y arquitectura de las pedanías.
Iglesia de San Juan del Hospital, obra del siglo XIII intervenida por el arquitecto Francisco Pons Sorolla en 1987 (Fotografía de Noel Arraiz).
Edificio Moroder, de Miguel Fisac (Fotografía de Noel Arraiz).
Tomando como referencia, entre otras, la guía de Londres, como han explicado sus autores, el trabajo ha supuesto «una labor exhaustiva» de revisión de contenidos, de investigación en archivos (sobre todo en el Archivo Histórico Municipal, que contiene todas los proyectos de licencias de obras y que pide a gritos «un trabajo de digitalización constante») y de renovación del fondo gráfico. Una información ingente y muy valiosa contenida en el libro, en la web y también, esta es la novedad, gratuitamente en la aplicación (Guía Valencia, en sistema android e iOS y en inglés y castellano).
A la pregunta de cuál les parece el periodo arquitectónico más interesante de la ciudad, los artífices de la Guía de la Arquitectura se pronuncian. El vocal de Cultura del CTAV, Carlos Salazar, que hace de anfitrión en el encuentro, se decanta por el periodo constructivo que surge con la democracia del país, cuando las instituciones nacen, la escuela de arquitectura arroja sus primeras promociones y hay mucho por construir. Paco Taberner, aclarando que no es lo mismo hablar de La Lonja que de Santa María Micaela aunque le gusten las dos, elige el periodo de rebeldía que supuso el final de los años 20 y el principio de los 30, cuando el referente arquitectónico era París y Berlín. También cuando se empieza a utilizar el hierro en las construcciones, como en el bloque que hace esquina entre San Vicente y María Cristina (el edificio Martí), que supuso el primer rascacielos de Valencia. Llopis, en su elección, recuerda lo interesante que fue el periodo de Goerlich para la ciudad.
«Estos trabajos de compilación – ha concluido Tito Llopis en referencia a la Guía de la Arquitectura – tienen una parte muy positiva, todo el mundo opina si faltan o sobran obras, lo que enriquece muchísimo y acaba con aportaciones muy interesantes».
