Un filántropo al rescate de los artesanos de la construcción

18 junio 2024

por | 18 junio 2024

La Fundación Culturas Constructivas Tradicionales entregó esta semana, en Madrid, los premios Richard H. Driehaus de las Artes de la Construcción, que buscan fomentar el reconocimiento de los maestros de los oficios de la construcción tradicional. Los premios, que ya van por su octava edición y se conceden anualmente a artesanos que han destacado en la conservación y continuación de las artes tradicionales de la construcción, están dotados con 10.000 euros en cada categoría: trabajos de albañilería y cantería, trabajos de carpintería, acabados y otros trabajos de la construcción tradicional y trabajos del vidrio y el metal.

Los ganadores de este año han sido Sebastián Pérez Gomez, maestro albañil y tallista de ladrillo; Friedrich Bramsteidl, especialista en el trabajo de forja con mazo hidráulico; Max Rutgers, maestro carpintero y Julio Barbero, especialista en la técnica del esgrafiado.

Los Premios de las Artes de la Construcción son convocados por la Fundación Culturas Constructivas Tradicionales con la colaboración de INTBAU España, el Ministerio de Cultura y Deporte, a través de la Dirección General de Bellas Artes, y el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España.

“Estas artes tradicionales de la construcción han ido recogiendo durante siglos el saber de innumerables generaciones sobre el uso sostenible de los recursos de un lugar y las reglas esenciales para la creación con ellos de espacios y entornos bellos y confortables. Son estas artes las que han dado lugar al patrimonio material que hoy admiramos y, sin ellas, la conservación de este patrimonio estaría, con el tiempo, condenada al fracaso. Son fruto de nuestra cultura y nuestro territorio, una seña de identidad que hace única la construcción de cada región, y constituyen un irremplazable cúmulo de conocimientos sobre el entorno y cómo habitarlo no sólo con respeto, sino también con provecho a largo plazo”, explica Alejandro García Hermida, director ejecutivo de la Fundación que otorga los reconocimientos. “Hoy, sin embargo, muchos de estos oficios están en riesgo de desaparecer y, con ellos, puede perderse la experiencia de las muchas generaciones de maestros que los han practicado y transmitido”.

Cuatro premios

La primera categoría, que lleva el nombre de Rodrigo de la Torre en homenaje a quien fuera uno de los principales maestros canteros españoles – premiado en 2020 – incluye los trabajos de arcos y bóvedas, las escaleras de bóveda, la labra de piedra y otros trabajos de albañilería y cantería. El jurado decidió otorgar este premio a Sebastián Pérez Gómez, maestro albañil y tallista de ladrillo.

Entre las obras realizadas por este artesano destacan las numerosas intervenciones realizadas en las fachadas de varias viviendas de Fuentes de Andalucía (Sevilla), donde ha sido el responsable del diseño y la incorporación de elementos ornamentales como pilastras, cornisas, frontones, pinjantes y estípites, todos elaborados con ladrillo de barro cocido tallado.

La segunda categoría engloba las armaduras y estructuras de madera, el mobiliario, los mocárabes, la tornería, la talla en madera, las carpinterías de puertas y ventanas y otros trabajos de carpintería. El premio fue concedido al maestro carpintero Max Rutgers, quien desarrolla su trabajo desde el Alto Ampurdán gerundense.

A lo largo de las dos últimas décadas, Rutgers, de origen holandés, ha realizado en diversos lugares de Cataluña y en otras zonas de España importantes trabajos tanto de restauración como de obra nueva.

Entre ellos destaca la restauración del campanario de la iglesia de Sant Andreu de Serinyà; la cúpula de Mas Marroch; las jácenas y los cabios del Claustre dels Gats del Monasterio de Pedralbes; la rehabilitación completa de Can Buch; y la rehabilitación de la Casa Burés, donde se llevó a cabo la recuperación de 86 cabezas de vigas talladas, todas ellas diferentes.

La tercera categoría agrupa la azulejería, los mosaicos, las yeserías, los estucos, los esgrafiados, los pavimentos decorativos y otros acabados tradicionales. El premio en esta categoría fue otorgado al maestro abulense Julio Barbero, especializado en revestimientos de cal y uno de los principales maestros de la técnica del esgrafiado.

En su taller en Burgohondo, Barbero y su equipo preparan la cal que después es empleada en fachadas y paramentos de toda la península. Gracias a la naturaleza itinerante de su empresa, el artesano ha podido recorrer durante los últimos treinta años toda la geografía española.

Estos viajes le han brindado la oportunidad de familiarizarse con las diversas técnicas que son características del trabajo con cal en cada región del país, que ha terminado por integrar en muchas de sus obras.

A lo largo de su extensa trayectoria profesional Julio Barbero ha intervenido en decenas de construcciones de toda España. Entre todos estos trabajos pueden destacarse los revocos exteriores del Palacio de Trénor, en Asturias; la intervención en el tramo elevado del Acueducto de Segovia; la rehabilitación del Castillo de Turégano, también en Segovia; las labores de rejuntado de piedra realizadas en la Puerta de Alcalá, en Madrid; o los numerosos esgrafiados y otros acabados de cal realizados en innumerables fachadas de edificios residenciales, tanto históricos como de obra nueva, en las ciudades de Ávila, Segovia y Madrid.

La cuarta categoría abarca trabajos de forja, rejería, cerrajería, vidrieras emplomadas y otros trabajos tradicionales del metal y del vidrio. En esta ocasión se seleccionó al maestro herrero Friedrich Bramsteidl, quien desde Mazonovo, en Santa Eulalia de Oscos (Asturias), ha revitalizado en España el trabajo de forja con mazo hidráulico.

Friedrich Bramsteidl nació en Austria en 1961, en el seno de una familia con una tradición de siete generaciones en el arte de la forja, por lo que se inició en el oficio a una edad muy temprana junto a su padre y otros maestros herreros.

En 2006, tras varios años ejerciendo el oficio, Friedrich se mudó a Asturias, a Santa Eulalia de Oscos, donde quedó a cargo del Conjunto Etnográfico del Mazo de Mazonovo: un mazo del siglo XVIII en excelente estado de conservación que, tras su rehabilitación, se abrió al público.

Durante las dos décadas en las que Friedrich ha estado al frente del mazo, no sólo ha logrado mantenerlo en funcionamiento y ofrecer demostraciones diarias a un público cada vez más numeroso, sino que también ha incluido el mazo como parte esencial del proceso de fabricación de piezas de forja. Así, el Mazo de Mazonovo se ha convertido en el último mazo hidráulico en un taller de forja activo de toda la Península Ibérica.

El jurado, que se reunió este año en la sede del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), estuvo compuesto por un grupo de profesionales de reconocido prestigio en el campo de la defensa de la arquitectura y los oficios de construcción tradicionales. Sus integrantes fueron Jesús Adeva Alonso, Elena Agromayor Navarrete, Álvaro Fernández-Villaverde y de Silva, Leopoldo Gil Cornet, Rafael Manzano Martos, Luis Prieto Prieto y María Pía Timón Tiemblo. El jurado estuvo presidido por Alejandro García Hermida.

Además, con el fin de contribuir a dar continuidad a la labor que desarrollan, el jurado selecciona en cada edición a uno de los cuatro premiados, a quienes se dota de un apoyo económico adicional para la formación de un aprendiz durante un período de un año. Dicho aprendiz recibe también ayuda económica durante su etapa de formación. El jurado seleccionó para este fin al maestro Sebastián Pérez Gómez.

La Fundación Culturas Constructivas Tradicionales

Esta institución tiene como fin fomentar e impulsar el estudio, la protección, la enseñanza, la difusión y la conservación de la Construcción, la Arquitectura y el Urbanismo tradicionales, aquellos que son propios de las diferentes regiones del mundo.

Fundada recientemente pero con una amplia trayectoria, la entidad ha sido constituida con el propósito de afianzar, dar continuidad y expandir una serie de iniciativas organizadas desde el año 2012 en España y Portugal gracias al apoyo del filántropo estadounidense Richard H. Driehaus.

Las iniciativas organizadas por la Fundación buscan dar continuidad a la maestría que ha permitido diseñar, construir y conservar los lugares más admirables. Con este fin, organiza premios, concursos, becas, publicaciones, exposiciones, congresos, encuentros y cursos, entre otras muchas actividades.

Fotografía: Pablo Sevilla y Guillermo Gil. Imagen de apertura: Conjunto Etnográfico del Mazo de Mazonovo, en Santa Eulalia de Oscos (Asturias).

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