Bajo el título ‘Madrid moderno’, el festival de arquitectura Open House Madrid celebra sus primeros 10 años de vida en el espacio de MINIM en la capital (Paseo de la Castellana, 92) con la exposición de fotografía a cargo de Luis Asín, quien hace un recorrido por algunos de los edificios más importantes de la ciudad retratados de forma inédita desde su sugerente perspectiva. MINIM se viste de gala con esta muestra, comisariada por los arquitectos de Q! estudio, Inmaculada Maluenda y Enrique Encabo, que puede visitarse hasta el 26 de octubre.
Luis Asín desnuda ‘emblemas’ de Francisco Javier Sáenz de Oíza, Fernando Higueras, Rafael de La-Hoz, Miguel Fisac, Antonio Palacios, José María García de Paredes, Luis Martínez-Feduchi, Luis Gutiérrez Soto, el dúo de Corrales y Molezún y el de Arniches y Domínguez.
Hipódromo de la Zarzuela. Obra de Arniches, Domínguez y Torroja, 1941. “Jamás había paseado por el interior del Hipódromo sin gente. Aquel día no había carreras, nadie alrededor. Visitar sus adentros fue una auténtica delicia porque, en esta obra de Arniches, Domínguez y Torroja, observas el inicio del racionalismo gracias al uso tan acertado del hormigón puro, sus curvas, arquerías y, cómo no, la ligereza de sus marquesinas. De pronto, mientras fotografiaba, sentí sumergirme en un espacio inesperadamente sensual y privilegiado para ver el paisaje de Madrid”, apunta Asín.
Instituto del Patrimonio Cultural de España. Obra de Fernando Higueras y Antonio Miró, 1985. “Por dentro no conocía el edificio de Fernando Higueras y Antonio Miró, hasta ahora nunca había tenido el placer. Fue toda una sorpresa descubrir de cerca la utilización del hormigón, las estructuras que se van generando en los techos y, especialmente, cómo éstas se trasladan a los suelos con formas geométricas idénticas. Lo recuerdo como una experiencia casi hipnótica”, explica el fotógrafo.
Palacio de Cibeles. Obra de Antonio Palacios, 1919. “Muy probablemente, Madrid sería distinto sin el antiguo Palacio de Telecomunicaciones, un emblema del que me interesó fotografiar sus zócalos y los detalles curvos y rectos de las columnas (…). En este edificio se aprecia lo que dicen del autor Inmaculada Maluenda y Enrique Encabo, comisarios de la exposición: Antonio Palacios es un arquitecto demasiado moderno para ser antiguo y demasiado antiguo para ser moderno”.
«He recuperado el acto de pasear, un hábito que comencé recorriendo barrios como Chamberí, donde hay muchos edificios de Fisac, o Argüelles, donde están las primeras viviendas de Oíza. Con la diferencia de que esta vez”, explica el fotógrafo, “he tenido el privilegio de fotografiar edificios por dentro y sin gente alrededor, enfrentándome a solas con las arquitecturas más excepcionales de Madrid”.
De esta forma, el fotógrafo se adentra en el edificio Torres Blancas, Hipódromo de la Zarzuela, Instituto del Patrimonio Cultural de España, Edificio Castelar, Pabellón de los Hexágonos, Centro de Estudios Hidrográficos, Palacio de Cibeles, Auditorio Nacional y Cines Callao. “Con esta exposición he tenido la oportunidad de fotografiar arquitectura como a mí me gusta”, asegura Asín. “Con total libertad, como un paseante, sin trípodes ni el constreñimiento de cumplir con un objetivo para un reportaje”.
El fotógrafo opina sobre alguna de sus experiencias al retratar estos espacios. Respecto a Torres Blancas, el fotógrafo señala: “recuerdo estar yendo en el coche de mis padres por la carretera de Barcelona siendo niño, y ver cómo se construía este icono de Sáenz de Oíza; me parecía de ciencia ficción, casi sacado de una película de Stanley Kubrick. Ahora creo que es un edificio que, a medida que pasan los años, cada vez se vuelve más moderno, y difícil es que no te llame la atención según pasas por la autovía al entrar a la ciudad. Torres Blancas se ha convertido en un faro de bienvenida a Madrid”.
Auditorio Nacional. Obra de José M. García de Paredes, 1988. “Pese a vivir al lado del edificio y conocerlo a la perfección, quizá ha sido el más difícil de fotografiar. Adentrado en la posmodernidad, la forma con la que García de Paredes combina en el exterior granito y ladrillo es asombrosa, igual que la función sonora de su interior. Para mi gusto, es impecable”, explica el fotógrafo.
Edificio Castelar. Obra de Rafael de La-Hoz Arderius, 1983. «No hay ningún edificio en Madrid como éste y eso lo aprecias al llegar a la Plaza de Emilio Castelar, en plena Castellana. La obra de Rafael de La-Hoz da la sensación de estar flotando en el aire. Este es otro edificio que, distanciado de la modernidad, se adentra en el mundo de lo posmoderno”, explica Asín.
Centro de Estudios Hidrográficos. Obra de Miguel Fisac, 1963. “Cuando pude encontrarme con las vigas-hueso, su ritmo arquitectónico y la forma con la que la luz incidía en sus muros, me quedé fascinado por la belleza del edificio y el uso del hormigón de Fisac, del que soy un completo enamorado. Objetivo muchas veces de mis paseos madrileños, siempre vuelvo a sus espacios y encuentro nuevas sensaciones”.
Hipódromo de la Zarzuela. Obra de Arniches, Domínguez y Torroja, 1941.
Centro de Estudios Hidrográficos. Obra de Miguel Fisac, 1963.
Asín (1962) ha recorrido mundo y eso se nota en las fotos de arquitectura que lleva realizando desde hace décadas. Prácticamente, desde que en 1989 se mudara a California para estudiar fotografía en varias universidades, graduándose finalmente en el San Francisco Art Institute en 1992. Ha sido profesor asociado en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca y ha organizado diversas exposiciones individuales y colectivas en EEUU, España, Francia y Portugal, a las cuales se suma ahora esta muestra dedicada a las arquitecturas más excepcionales de la capital.
Retrato Luis Asín. Foto Cortesía del Artista.
