«La performance es el arte del espacio, del tiempo y de la presencia«. Eso es lo que contesta la artista Esther Ferrer, a sus 86 años, cuando le preguntan por su especialidad. Considerada una de las mejores de su generación y pionera del arte de la ‘performance’ en España, la artista donostiarra muestra su trabajo en el Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC).
La exposición, que se titula “Esther Ferrer: el cuerpo atravesado por el género, el espacio y el tiempo” y está comisariada por la crítica de arte Margarita Aizpuru, centra su discurso en la idea de la mujer y de su cuerpo confrontado con el tiempo y con el espacio.
La artista muestra en el Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC) su primera exposición en la Comunitat Valenciana, en la que emplea su propio cuerpo como un arma crítica contra el ideal femenino de belleza impuesto por la sociedad y reflexiona sobre el paso del tiempo, el espacio y el género.
«Durante siglos de arte, los pintores y escultores nos han desnudado, han reflejado todas sus miserias y han rebajado el cuerpo de la mujer de una manera horrible. Pero cuando las mujeres empezaron a hacer performances, entre ellas yo, a desnudarse y enseñar su cuerpo, los críticos serios decían que éramos unas narcisistas, unas exhibicionistas», ha criticado la propia artista en la presentación de la exposición.
Esther Ferrer ha llenado las paredes de la sala Carlos Pérez del CCCC con preguntas como «¿Puede alguien definirme el arte feminista?», «¿Creen que los críticos son imparciales al juzgar el trabajo de los artistas?» «¿Cuántas artistas conocen que hayan crecido en medios desfavorecidos?». «Propongo preguntas porque me hago muchísimas en mi vida», ha explicado.
«Yo podría vivir perfectamente sin hacer exposiciones – ha explicado la artista -. Están muy bien, las hago y muy contenta, pero esto es el fin de un proceso, y a mí lo que me interesa es el recorrido».
Premio Nacional de Artes Plásticas, Premio Velázquez de Artes Plásticas y Premio MAV (Mujeres en las Artes Visuales), la mejor obra de Esther Ferrer es ella, su cuerpo, sus autorretratos, su voz, sus ideas, sus palabras. Ferrer participó activamente en los movimientos feministas franceses de los 70 y siempre ha estado ligada a las teorías y movimientos feministas, lo que se ha reflejado en sus diferentes obras.
La artista ha orientado su trabajo, principalmente, hacia el arte de acción como práctica efímera, huyendo de aquello que se denomina arte/producción. A lo largo de su trayectoria ha formado parte del grupo ZAJ, creado por Ramón Barce, Juan Hidalgo y Walter Marchetti en 1964. En los años 60 configuró en España, junto al pintor José Antonio Sistiaga, el primer taller de libre expresión y, a partir de los años 70, retomó su trabajo en torno a las artes plásticas: las fotografías retrabajadas, las instalaciones, los objetos y las obras basadas en los números primos o el número pi (π). La artista vive en París desde los años setenta.
La exposición que acoge el Centre del Carme será el marco para de una de las performances de la artista, como ya lo fue en diciembre de 2022.
La muestra actual estará abierta al público hasta el 29 de septiembre en el CCCC (C/ Museu, 2. Valencia)