Hace unos meses, la arquitecta e ilustradora Virginia Lorente recibió una propuesta de esas a las que se contesta que sí sin dudarlo. «La Falla de la Plaza de la Reina, (‘Tio Pep’, se llama en realidad), me propuso realizar el diseño de su monumento bajo la temática del Centenario de Vicent Andrés Estellés. Imagínate, ¡Plaza de la Reina + Estellés!», explica eufórica. El artista fallero que se aventura con ella en este homenaje al escritor valenciano es Ricardo Alcaide quien, junto a un sólido equipo, materializa el diseño de Lorente y lo convierte en real.
«Tras releer y releer la obra de Estellés, la primera sensación que tuve es que era capaz de recorrer la ciudad a través de sus versos, podía oler las calles, escucharlas, sentarme a la mesa junto a él y disfrutar de todas esas cosas sencillas, cotidianas que nos cuenta,… el día a día, el amor, la vida», cuenta Virginia recordando algunos de los poemas del escritor valenciano («M’he estimat molt la vida, no com a plenitud, cosa total, sinó, posem per cas, com m’agrada la taula, ara un pesic d’aquesta salsa, oh, i aquest ravenet, aquell all tendre, què dieu d’aquest lluç, és sorprenent el fet d’una cirera», Vicent Andrés Estellés, “M’he estimat molt la vida”, ‘Horacianes’).
«Su obra es un abrazo, a la vida, a nuestra cultura, a nuestra lengua y a nuestra tierra», apunta la arquitecta. «Estellés también fue un enamorado de las Fallas, no hay más que leer sus crónicas, firmadas con el pseudónimo Roc, en el diario Las Provincias». Como esta que firmaba en marzo de 1960: «Ja estem en plena setmana gran. ¡Quina alegria té la ciutat! passen falleres, sonen timbals, i tot són presses i són afanys.¡València, clara, glòria de març!… (‘Els aires olen a bunyolà’) (POSTDATA: Esta és la festa que més m’agrà; traques i versos al sa i al pla… ¡Quina alegria té la ciutat!»).
«Por otro lado – sigue explicando Virginia Lorente – me resulta fascinante la ubicación de la falla, un lugar en que todo parece suceder, un punto que articula los grandes ejes: San Vicente, la Paz y la Plaza de la Reina, con elementos tan icónicos como el Micalet, Santa Catalina, San Martín… el abrazo se convierte en una torre, un Miramar, a través de sus arcos enmarcamos la ciudad, esos fondos de perspectiva. Los días de fiesta todas las falleras y falleros pasarán por este punto camino a la ofrenda, se trata sin duda del acto más solemne de la fiesta, la llegada a la plaça de la Mare de Déu,… me parece muy bello regalarles este abrazo». Con esta idea, Virginia fue diseñando esa torre en estrecha colaboración con Salva González, arquitecto y profesor de la EASD (Escuela de Arte y Superior de Diseño).
«Durante el proceso creativo, y una vez teniendo clara la propuesta, me parecía fundamental compartirla con la familia de Estellés, así que tuve la oportunidad de sentarme con Isabel Anyó Andrés (nieta del escritor), y explicarle la idea, que tanto ella como su familia acogieron con entusiasmo. Me explicó que ella también sentía ese abrazo, que era común a esas personas anónimas que se le acercaban a contarle que sentían al poeta como alguien cercano, quizá por lo que hablábamos, por ese lenguaje que hace que nos sintamos identificados con sus poemas».
Estellés habla de sentimientos universales, de temas cotidianos, y lo hace con un lenguaje sencillo, directo, «con humildad y, a la vez, con solemnidad. Quería reflejar ese lenguaje en los materiales: madera y tela. Elementos humildes que se muestran como tales», afirma la autora. Las maderas utilizadas han sido recuperadas de otros proyectos, «retales que encuentran una segunda vida».
«Este tema nos parece muy interesante y necesario, introducir el concepto de sostenibilidad en el diseño del monumento. El fuego es un material más, un personaje fundamental. Debe ser bello, acogedor, por eso son tan importantes los materiales que empleemos», explica.
Otro aspecto interesante del planteamiento de este trabajo ha sido la colaboración del Máster de Diseño Interactivo de la EASD de València. «Ha sido un proceso muy enriquecedor, muchos de los alumnos pertenecen a otros países, a otras culturas, y explicarles todo este proyecto, lo que representa, y su respuesta … ha sido fantástico. Profesores y alumnos se han implicado mucho, tanto en el proceso de iluminación y sonido como en la aplicación de realidad aumentada».
«Las fallas son cultura– apunta la arquitecta y diseñadora – y tienen un componente de diseño importantísimo, creo que es bueno que entren en las aulas y se incorporen a los proyectos de las escuelas».
Con la aplicación que se ha concebido junto a la falla, se puede ‘viajar al pasado’ y, a través de las luces y el sonido, las personas que visiten el monumento podrán escuchar los versos, «y sentir el latido de ese abrazo».
De esta colaboración entre la agrupación fallera, sus autores y la escuela surge la incorporación de la falla al proyecto europeo “Built with bits”, que trata sobre el diseño de espacios virtuales que generen un impacto positivo en la sociedad. Enmarcado en la New European Bauhaus, esta iniciativa apuesta porque los participantes mantengan una fuente de inspiración con sentido y conciencia de impacto social, además de fomentar la cultura abierta.
Por otra parte, el llibret de la falla Tío Pep, la publicación donde va la explicación del monumento y todo lo relativo a la agrupación festera, ha sido galardonado con el Tercer Premio en el Concurs de Llibrets de la Generalitat Valenciana. En esta ocasión cuenta con textos de Luis Fernández, Josep Lluís Marín, Isabel Anyó, Jesús Peris, Iván Esbrí, Alba Fluixá y los versos de Josep M. Izquierdo, “el poeta del foc”, que aproximan al lector a esa vinculación tan poco conocida del poeta Vicent Andrés Estellés con las Fallas en un diseño editorial de Pablo Ejarque, ‘Pablus’.
«Con todo esto – concluye Virginia Lorente – esperamos haber conseguido transmitir el entusiasmo y amor que nos regaló él a través de su obra … Cent anys d’Estellés».