No para siempre ni tampoco ahora, pero la Plaza de Viriato convertirá su ardiente asfalto en una suerte de cine al aire libre las noches que dure el festival Cinema Jove en Valencia, que celebrará su edición número 39 a finales del mes de junio. Las proyecciones que hasta el año pasado se hacían en un solar urbano en la calle Conde de Montornés pasarán a hacerse en esta plaza del barrio de Velluters.
El espacio fue el símbolo de la compleja operación de renovación urbana que se llevó a cabo hace veinte años para revitalizar la degradación que sufría este distrito de Ciutat Vella. De aquella maniobra de planeamiento resultó esta plaza con aspecto pétreo, y poco verde, custodiada por tres grandes edificios: el Conservatorio Profesional de Música, la Escuela Superior de Arte y Diseño (EASD) y el Institut Valencià de Cultura.
Se proyectaba así un paseo que encadenaba zonas libres para el barrio y equipamientos educativos y culturales para la ciudad, además de nuevos edificios residenciales. Ahora, en una de esas zonas libres para el barrio, se podrá ver cine al aire libre en las noches de finales de junio.
«En Cinema Jove tenemos claro que en las fechas de celebración del festival, al ser la primera semana de verano, corresponden a una época en la que en Valencia apetece salir de noche. Y que una película bajo la luz de la luna como prolegómeno a un plan nocturno es, invariablemente, un buen plan», explica el director del festival, Carlos Madrid.
«La ocupación de la Plaza de Viriato corresponde al cumplimiento de las premisas que nos hemos autoimpuesto en Cinema Jove desde el principio: espacio urbano, lugar céntrico y accesible desde el resto de sedes del festival para quienes quieran ver películas de distintas secciones», apunta.
«Además, es una plaza en la que durante todo el curso bulle la juventud: dos de los edificios que la flanquean son la EASD y el Conservatorio. Es una plaza donde, por la mañana, jóvenes creativos se forman en escuelas especializadas y, por la tarde algunos skaters practican trucos con sus monopatines. Así pues, muchos jóvenes ya conocen el lugar en el que se proyectarán películas del festival que, por edad y por derecho, les pertenece», concluye.
Atrás queda el aprovechamiento del solar junto a la calle de La Paz, uno de esos espacios-secuela de los vaivenes inmobiliarios urbanos, cicatrices en la morfología de la ciudad que se manifiestan de diferentes maneras: solares vacíos, edificios a medio construir, otros terminados sin uso (públicos y privados), geografías urbanas indeterminadas. Este año se quedará vacío, sin gente disfrutando del cine por la noche, o quizá pronto empiecen a construir, como ha ocurrido ya en el mítico Solar Corona del barrio del Carmen. Lo veremos.