El flâneur, arquetípico paseante solitario nacido a principios del siglo XIX en los pasajes de París, es el observador que se mezcla entre la gente sin llegar a fundirse con ella. Su mirada privilegiada, típicamente burguesa, nos permite discernir los cambios en las principales capitales europeas a lo largo del siglo del progreso, desde una perspectiva típicamente literaria.
La editorial valenciana Barlin Libros lanza el ensayo “El arte de leer las calles: Walter Benjamin y la mirada del flâneur”, de Fiona Songel, con prólogo del catedrático de Estética de la Universitat de València Anacleto Ferrer.
En el libro, la autora, que es además la librera de «La primera», pasea por la historia del flâunerismo, recorre las calles de París o Berlín y busca mirar, ya en la actualidad, el mundo desde la perspectiva de esta disciplina.
“Lo más difícil de descifrar en la gran ciudad es lo que está más a la vista. Hacerlo es un arte que aún está por despegar. El poeta antinaturalista Charles Baudelaire pone nombre a quien lo ejerce: el flâneur. De él dirá Benjamin que acude al asfalto a hacer botánica”, explica Ferrer en el prólogo.
“Hasta bien entrado el siglo XIX, los secretos de las ciudades estaban tras las paredes y las ventanas de las casas. Después de la reforma urbana de París, impulsada por el prefecto Haussmann en tiempos de Napoleón III, se hallaban a ras de calle. Ahora las vías metropolitanas tenían amplias aceras, oxigenados bulevares, saneados ensanches, plazas, glorietas y pasajes ferrovítreos poblados de escaparates y de la variada fauna humana que las transitaba, y podían mostrarse como microcosmos susceptibles de ser leídos”, señala el profesor.
“El verdadero flâneur es inteligente, mientras pasea lleva a cabo un análisis de los edificios y las personas que encuentra en su camino, aprendiendo de ellas”, indica Fiona Songel cuando distingue la mirada del flâneur de la del mero transeúnte o el dandy.
Ya definía Louis Huart en «Fisiología del flâneur» los rasgos del personaje: “Buenas piernas, buenas orejas y buenos ojos; esos son los principales atributos físicos con los que debe contar todo francés que quiera ser verdaderamente digno de formar parte del club del flâneur cuando este se constituya, lo cual no puede tardar mucho”.
Mientras tarda, o no, la fundación de ese club, podemos disfrutar de este delicioso ensayo e irnos a patear las calles con esa nueva mirada.
El arte de leer las calles: Walter Benjamin y la mirada del flâneur. Fiona Songel. Barlin Libros.