De cómo unos jóvenes diseñadores idearon la gráfica de la Generalitat en los 80

17 enero 2023

por | 17 enero 2023

En el año 84 la Generalitat Valenciana encargó una serie de encuestas para averiguar el grado de conocimiento de los valencianos sobre sus instituciones de gobierno. Los resultados, malísimos, ponían en evidencia la confusión existente y el escaso conocimiento de las actividades y responsabilidades de las diferentes instituciones. Se planteaba un grave problema de comunicación y se imponía una solución que pasara por tener una imagen única y un sistema eficaz de aplicación. 

Las Comunidades Autónomas estaban en pañales y, aún así, de todas ellas, la valenciana era la primera en afrontar el problema de la imagen de la institución. Todo ello es importante tenerlo en cuenta a la hora de analizar el trabajo, ambientado en un momento histórico donde símbolos como la bandera, el himno y el propio nombre de la autonomía eran motivo de constante enfrentamiento. 

Desde Presidencia de la Generalitat se crea un nuevo departamento, el de identidad corporativa, bajo las órdenes de Mariano Castejón, quien hasta entonces desarrollaba su trabajo en una agencia de publicidad y quien ocuparía, poco tiempo después, la jefatura de gabinete del President Lerma, justo antes de que llegase a ese puesto un joven Ximo Puig. 

Lo primero que hace Castejón para solucionar ese problema de comunicación institucional es dirigirse a un grupo de jóvenes diseñadores que despunta en la ciudad, ese germen de lo que, años después lo sabríamos, sería la base del diseño valenciano actual: el Estudio La Nave. 

Colectivo La Nave en una foto de 1988 publicada en la revista Ardi.

De los integrantes de La Nave, formado por once profesionales de diversas especialidades, el encargo recae en tres de ellos: Dani Nebot, Paco Bascuñán y Nacho Lavernia. 

“Cuando nos encargan esto la Generalitat era muy moderna, con una idea muy clara de la necesidad de tener una identidad inequívocamente contemporánea. Castejón nos dice que tiene el encargo de nuestras vidas”, cuenta el diseñador Dani Nebot rememorando aquel momento.

Comen con él, en un bar junto a La Nave, en la calle San Vicente, y les cuenta que la voluntad de la Generalitat es darle mucha importancia a esto. “En ese momento, año 84, no había comunidad autónoma más moderna que la valenciana. Solo Madrid y su movida estaban a la altura”. 

La Administración quería contagiar esa modernidad, que había en la sociedad civil, a la oficialidad. «Eso tenía que trasladarse a su imagen institucional”, explica Nebot.

Documental del programa Metrópolis, de TVE, dedicado a La Nave emitido en 1987.

Mariano Castejón les dio las pistas del trabajo, tenía que ser potente. “Salimos contentos, pero al día siguiente le dábamos vueltas. En una identidad de este tipo, su valor más importante es su perspectiva histórica. Había que tener cuidado para que no fuera un arma arrojadiza en política durante los años siguientes”, explica Dani Nebot. 

“¿Ya lo tenéis? Me preguntó Castejón cuando le llamamos para contarle nuestras dudas. La apuesta, le dijimos, debía ser reinterpretar el escudo de Pere El Ceremoniós y debía ser un símbolo de consenso. Me colgó el teléfono y no nos habló en diez días. Cuando se le pasó, nos llamó y nos dio la razón”. 

En un principio se habían planteado, ambas partes, Generalitat y diseñadores, la posibilidad de buscar un símbolo nuevo, limpio de toda polémica, con la idea de evitar así conflictos y rechazos. Sin embargo, tras analizar las circunstancias, el equipo creativo concluyó que lo que se necesitaba era justo lo contrario: había que utilizar el lenguaje de la historia. El símbolo de una institución con siglos de existencia, que representa a todo un pueblo, debe poseer los elementos gráficos necesarios que reflejen esa condición histórica. 

Los diseñadores partieron de un escudo heráldico, basado en el yelmo de Pere I El Ceremoniós, para crear la imagen identificativa del Gobierno valenciano. 

Aunque la creencia popular atribuye el yelmo de la Generalitat a Jaume I, no es así. “Pere El Ceremoniós era el biznieto de Jaume I -explica Nebot- Todo el mundo cree que el símbolo de la Generalitat es el casco de Jaume I, pero no, en la época de Jaume I no había cimeras, no existían. Esa cimera jamas la llevó Jaume I, ya que es propia de las justas medievales. El dragón alado del casco, como todos los símbolos representaba algo, en este caso era la lucha contra el mal, y era propio de la heráldica de Pere El Ceremoniós, del siglo XIV”. 

Como apunta Nebot, “en ese momento, años 80, había desaparecido la heráldica de las instituciones, solo quedaba este símbolo en la Diputación de Valencia, con Pere el Ceremoniós de protagonista. De ahí, precisamente, se rescata entonces para la imagen corporativa de la GVA”. 

Ese escudo fue el referente que utilizamos para elaborar la imagen. Y lo más moderno del mundo, en imagen gráfica, es la heráldica, justo lo contrario de lo que piensa la mayoría de la gente. Es algo totalmente literario. La heráldica te dice la morfología y el color, pero cada época tiene sus herramientas. El escudo es el mismo, dará la misma información y dará la misma identidad en todos los casos”. 

Tenemos el orgullo de que nunca se ha discutido por ese símbolo a nivel político. Han discutido por todo, pero por la imagen, no”, dice, contento, Nebot. “Este material no se ha hecho viejo nunca. La Generalitat ni compite ni acepta retos, debe ser solvente. Y punto”. 

 

¿Había necesidad de actualizarlo?

Sí – explica Dani Nebot ante la pregunta por la nueva versión del diseño que se hizo pública en 2018- este trabajo era de la época analógica. Había que adaptarlo para su uso digital. Esto funciona como la pizarra que cuenta el tiempo, debe ser lo mismo, cada momento expresa su propia sensibilidad. Y siempre está actualizado. Cada época habla de la sensibilidad de la gente de cada momento, así es un diseño dinámico. La propia heráldica es dinámica”. 

En la última versión del diseño hay algunas licencias, no es literal, pero se siguen las instrucciones que se marcan. Los recursos principales, que son escudo, yelmo, dragón y corona, se mantienen, pero se reduce el número de elementos gráficos.

“Yo creo que lo más importante es que con ese trabajo se reivindica la heráldica como elemento identitario dinámico. Ni es caspa ni antiguo ni oscuro”.

“Es un trabajo de humildad y un trabajo muy comedido, pensado para la concordia, para que todo el mundo se sienta representado. Y con mucha autoridad gráfica”, concluye el Premio Nacional de Diseño. 

*** Este artículo se publicó por primera vez en la serie del proyecto Spotlight, de WDC2022.

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