Los arquitectos Arturo Sanz y Carmel Gradolí, junto a toda la artillería intelectual de su equipo, son las caras conocidas que están detrás del proyecto ganador del concurso público para llevar a cabo el Parc de Desembocadura en Valencia, una de las intervenciones más esperadas en la ciudad y que tiene como propósito reparar. La reparación de ‘(con) fluir’, que así se llama el proyecto, será triple, según explican sus autores: ecológica, urbana y social.
El equipo profesional tras la propuesta lo componen, además de Gradolí y Sanz, los arquitectos Adrián Torres, Fran López y Mar Fernández; el ingeniero de caminos Álvaro Zumelaga; los paisajistas Sergio Sangalli y Paola Sangalli, ella también bióloga. Han contado con la colaboración de Drawfield para las imágenes, con Christian Rubio en la animación, Raquel Ricart en la locución y de Miguel Gil en la música que ambienta el vídeo que explica el trabajo que emprenderá el equipo para recuperar el tramo final del Turia hacia el mar.
La reparación ecológica apuesta por rescatar la morfología histórica del Turia, como era antes de la ejecución del Plan Sur, ajustada a la propia dinámica del agua de forma que nunca suponga un riesgo para el barrio de Nazaret. La recuperación de la vegetación, de ribera junto al agua y mediterránea más arriba, construirá un bosque urbano eficaz contra el cambio climático y garantizará la biodiversidad, lo que atraerá a la fauna autóctona. Se reparará el agua, la topografía, la vegetación y, en definitiva, el río.
La reparación urbana vendrá porque el Parc de Desembocadura está en un punto crucial para la conexión de la infraestructura verde como elemento estructural de la ciudad. Por eso, ‘(con)fluir’ prolonga el Jardín del Túria hacia el este, se conecta con la huerta protegida de la Punta en la zona donde se soterrarán las vías del ferrocarril y con la dársena histórica a través de los espacios verdes del PAI del Grau, extendiéndose hacia el sur por los espacios verdes de los terrenos de levante, de la ZAL y del cauce nuevo hasta llegar a la Albufera.
Reparar el daño histórico a Nazaret, uno de los barrios de los poblados marítimos, que quedó sepultado en un caos urbanístico en pro de intereses industriales que ha ido provocando su deterioro y que lo dejó sin playa, es uno de los propósitos de este proyecto urbano. A escala de barrio, (con)fluir reconectará Nazaret con la dársena histórica recuperando el puente desaparecido al final del Carrer Major.
El puente de las Atarazanas se rediseñará para reducir el tránsito de automóviles, dejando más espacio para viandantes, bicicletas y para el tranvía, que se prolongará por él hacia el norte. El barrio se abrirá al parque por los espacios verdes del polideportivo municipal y por el Espai Natzaret, que integra las zonas verdes de la nueva área terciaria que el planeamiento prevé.
La reparación social de este proyecto apuesta por cuidar a las personas, devolver un medio amable a los barrios. «(con)fluir quiere ser el principio de la reparación histórica que la ciudad debe a Nazaret. El barrio, que, a lo largo de los años, no ha parado de perder -el mar, el rio, la huerta, los caminos…-, recupera elementos y conexiones que le habían sido arrebatadas», explican los arquitectos.
‘(con)fluir’ responde a las demandas vecinales y, a partir de ahí, se diseña un parque inclusivo, accesible, intergeneracional, seguro y amable. «Un diseño que facilita las relaciones, adaptándose a la diversidad funcional y a las necesidades de las personas usuarias, con espacios para la estancia, el paseo, el deporte y el juego. Con lugares de encuentro para actos vecinales y culturales. Además, el parque también mira por la salud del barrio alejando y filtrando ruido y contaminación, proponiendo soluciones inmediatas para la mejora de la calidad del agua», explican.
«Es el parque de las personas y en él confluyen deseos, necesidades y esfuerzos para reparar lo que se rompió, creando un espacio donde podamos cuidarnos», apuntan los ganadores del concurso.
Para conseguir esa triple reparación, cumpliendo al mismo tiempo las determinaciones del pliego de prescripciones técnicas del concurso, ‘(con)fluir’ parte del análisis realista de la situación del entorno donde se va a construir el Parc de Desembocadura a esos tres niveles.
El Parc de Desembocadura ocupará una superficie de 245.600 metros cuadrados, desde el puente de L’Assut de l’Or hasta Nazaret, que supondrá una inversión de alrededor de 35 millones de euros. El equipo elegido ahora se encargará también de la redacción del proyecto y de la dirección facultativa de las obras de la primera fase: las 9,4 hectáreas que llegan al puerto, con un presupuesto de 16,7 millones de euros, de los que la Autoridad Portuaria aportará el 75 %, y un millón se destinará a abonar el trabajo del despacho de arquitectura.
La propuesta ‘(con)fluir’, con amplitud de miras, deja abierta la posibilidad de que, en un futuro, el río llegue finalmente al mar y haya una desembocadura real. Ese es un debate abierto que la ciudad deberá plantearse a medio-largo plazo.
