Una caña, unas bravas, una partida de cartas, un servilletero, una terraza, un cartel anunciando arroces, una silla esperando un cliente, un refugio para el último lector de prensa en papel, un bocata de jamón, una barra. Un bar nunca es aburrido. Buñuel, el que fuera el bar Elena, la otra familia, un cliente del JM, Joseph Mitchell. Todo cabe en los bares que retrata Rubén Malo de Dios. Menos los tercios a tres euros.
Con esa presentación, Festiu publica ‘Nos vemos en los bares’ y sigue editando porque sí. Editar y escribir por la misma razón. Este es el motivo que ha impulsado la creación de la iniciativa microeditorial del diseñador Diego Obiol con su estudio Estiu. «Aun emponzoñados por la precariedad y sometidos por la mera supervivencia, reivindicamos el disfrute de editar porque sí», explica.
A su catálogo, compuesto por ‘Hijas de algo’, ‘Recatí‘, ‘El auge’ y ‘Juegos de mesa’, se suma ‘Nos vemos en los bares’, una colección de fotografías de Rubén Malo, hechas sin premeditación y con permiso entre 2018 y 2023, a la que acompaña una reflexión (que compartimos) del periodista Rafa Rodríguez, de la revista cultural Verlanga, tan fan absoluto de los bares que, cuando viaja, los visita como quien va a los museos.
Dice Juan Tallón en ‘Mientras haya bares’ que él siempre que ve uno de esos sitios inhóspitos, congelados en 1983, entra. Una vez entró en un bar así en Santiago y encontró a Paul Auster apoyado en la barra. «Desde aquel día, cuando distingo un bar de mala muerte, vacío y mugriento, entro en plancha. No me importa si tengo prisa, si es media mañana, si es el día de mi boda. Me gusta pensar que tal vez ahí dentro descubra a Paul Auster, incluso a Hemingway».
En los bares late la vida de los sitios. Cuando terminó la Primera Guerra Mundial, el periodista Julio Camba reanudó sus viajes por Europa y decidió ir a Inglaterra a tomarle el pulso posbélico. No fue a Buckingham ni a Westminster. Se fue directo a un bar y escribió una de sus grandes frases, «Inglaterra seguía bebiendo».
En ‘Nos vemos en los bares’ el texto de Rafa Rodríguez y las fotos de Rubén Malo muestran lo que hay, sin artificios, donde importa más la esencia que la estética, donde pasa la vida. El carajillo de Terry, las cartas sobre la mesa, el hombre solo en la barra. No se lo pierdan.
