Una casa en La Pagoda

2 abril 2023

por | 2 abril 2023

La Pagoda, o Torre Ripalda, es un edificio que se pensó para la burguesía valenciana que, hacia finales de los años 60 (concretamente se empezó a construir en 1967), quería vivir en un sitio menos convencional que las casas del Ensanche pero con todas las comodidades y lujos. Fue el primer edificio de la ciudad que incorporó aire acondicionado a todas sus viviendas, cuyas dimensiones oscilan entre los 120 y los 300 metros cuadrados de superficie, y está realizado con un lenguaje orgánico de inspiración japonesa, de ahí su nombre.

Este gran edificio, obra de los arquitectos Antonio Escario, José Vives y José Antonio Vidala, se construyó donde antes había estado el palacio de la condesa de Ripalda y fue el primero de los que culminaron la operación inmobiliaria que trufó esa zona (el principio de la avenida Blasco Ibáñez y el principio de La Alameda) de viviendas de lujo con vistas a Viveros, al río y a los Jardines de Monforte, una vez se hubo trasladado la Feria de Muestras a Benimàmet.

La vivienda que nos ocupa consta de 270 metros cuadrados pero tenía las estancias muy compartimentadas. Desde el estudio Tamborí Arquitectes se plantearon diseñar una vivienda menos compleja a nivel de distribución, donde las diferentes estancias giran en torno a las visuales gracias a unas correderas móviles de madera que confieren permeabilidad y transparencia.

El acceso a la vivienda, con cuatro ascensores para propietarios y dos para «el servicio», se produce a través de un vestíbulo acotado mediante dichos paneles correderos, lo que permite cambiar la relación del vestíbulo con el resto de los espacios según la necesidad del que habite la vivienda. A su vez, los paneles cambian su posición según se requiera de mayor o menor intimidad entre el salón, el comedor y la cocina.

Una casa en La Pagoda.

La madera de roble es el material unificador del proyecto no sólo en las correderas, sino también en el pavimento de la casa y en el mobiliario de almacenaje del vestíbulo, comedor y parte de la cocina. «En roble conformamos el mobiliario que sirve de bisagra entre la cocina y el salón. Mobiliario que separa pero a la vez integra los distintos ambientes creados y que, además, permite mantener las vistas hacia el exterior de la vivienda desde la cocina», explican desde el estudio, compuesto por los arquitectos Rebeca Pérez y Vicente Benlloch.

Ella, formada en el estudio de Enric Miralles (EMBT) y él, en T3 Architecture en Marsella, proyectan desde la sostenibilidad, el buen diseño y las soluciones técnicas de bajo impacto ambiental que definen su trabajo.

Una casa en La Pagoda.

La carpintería exterior de aluminio, color antracita, queda embebida a la cota de la terraza y permite disfrutar de un salón amplio, ventilado e iluminado a través de sus amplias terrazas.

La zona de noche, situada al suroeste de la casa, queda separada de este gran espacio diurno que conforman salón, comedor y cocina. Su distribuidor cuenta con amplias zonas de almacenamiento y distribuye las estancias en 4 habitaciones y 3 baños. La carpintería interior de la vivienda, puertas y armarios, trata de pasar desapercibida, descartando los tapajuntas y disponiéndose hasta el falso techo. Los baños se vuelcan a un gran patio interior, por lo que resultan espacios ventilados. Estos están conformados por piezas porcelánicas de gran formato.

Una casa en La Pagoda.

Una casa en La Pagoda.

Una casa en La Pagoda.

«La luz nocturna artificial del salón busca potenciar las ideas principales del proyecto. Se trata de una luz que se proyecta de forma directa sobre el plano del suelo con luminarias técnicas que esconden el foco de luz, consiguiendo con ellas que no aparezca un halo molesto de iluminación a su alrededor, sino que el plano del techo pasa desapercibido y los destellos no interfieren en las visuales. La sensación obtenida es muy placentera y homogénea, pone en valor la calidez de la madera que compone gran parte del proyecto y permite que las correderas proyecten las mismas sombras que proyectan con la luz natural del día», apuntan los arquitectos al frente del trabajo.

El diseño de la vivienda se ha simplificado y unificado respecto a la distribución original de espacios compartimentados, con un proyecto donde la permeabilidad, sencillez y fluidez es el eje vertebrador de su discurso.

Fotografía: Germán Cabo.

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