Vivir en un antiguo aljibe rehabilitado

27 enero 2025

por | 27 enero 2025

El proyecto consiste en la transformación de un antiguo aljibe, construido en los años 40 en la finca Son Gener (Campanet, Mallorca), en un nuevo hogar. Esta finca, que en mallorquín se denomina «possessió», consta de varias casas que datan del siglo XVI y de un gran terreno rústico. En cuanto al aljibe, fue construido para almacenar el agua que bajaba por la calle, recogerla y luego utilizarla para el riego de las tierras de la finca a través de un sistema de canales y pozos distribuidos por toda la superficie de Son Gener.

Con el paso de los años esta finca fue dividida y, en una de estas divisiones, los compradores adquirieron una pequeña porción de terreno que correspondía a dos parcelas urbanas donde se ubicaba un almacén agrícola y el antiguo aljibe de la finca. Con la división, se interrumpió la continuidad de los canales y pozos, y se condenó la entrada de agua en el aljibe, inutilizándolo. La convicción de los propietarios de que el espacio oculto bajo la bodega y la terraza, visible en la superficie, podía aprovecharse de algún modo les llevó a intentar acceder a él. Al darse cuenta del potencial que ofrecía este magnífico espacio, decidieron emprender su rehabilitación.

Tras solucionar diversos problemas, como la acumulación de sedimentos y las filtraciones de agua, se descubrió un espacio semienterrado de unos 90 metros cuadrados con una impresionante estructura de bóveda de cañón y muros de piedra de más de un metro de grosor. Con estas premisas, sus propietarios decidieron convertirlo en un espacio habitable conservando la esencia original del aljibe. La arquitecta Maria Gelabert Paris fue la responsable de toda esta operación quirúrgica para hacer habitable este lugar.

El diseño se centró en mantener la integridad arquitectónica del lugar, conservando elementos como la bóveda, las cámaras de inspección y las tomas de agua, al tiempo que se adaptaba para su nueva función. Se añadieron aberturas, un cuarto de baño independiente y un porche exterior «sin comprometer la historia y el carácter del espacio».

La casa se concibió como un espacio único que integra cocina, comedor, salón y dormitorio, con el cuarto de baño estratégicamente situado como pieza independiente que separa la zona pública de la privada. La inercia térmica que proporcionan los gruesos muros y el contacto con el suelo garantizan un ambiente confortable.

«La intervención se caracterizó por preservar la materialidad original del aljibe, mostrando su historia a través de manchas, cal adherida y agujeros. Se instaló un sistema de recogida de aguas residuales y un pozo de bombeo, aprovechando la topografía del lugar. Mediante la iluminación se potencia la imponente bóveda creando un ambiente acogedor», apunta la arquitecta.

El resultado es una vivienda minimalista y flexible que respeta la esencia del aljibe, con acabados que realzan el contraste entre los materiales originales y la intervención realizada. La sencillez de la intervención refleja una aproximación arquitectónica reflexiva y respetuosa con la historia del lugar, ofreciendo un espacio único y acogedor que celebra la arquitectura vernácula mallorquina.

Fotografías del espacio antes y después de la intervención para recuperarlo.

Fotografía: Lluís Bort.

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