Eugenia quería una casa sin salón, una casa donde la cocina fuera el núcleo de la vida social y cada uno tuviera un buen dormitorio espacioso donde tener su propio mundo. Decidió reformar una vivienda en un edificio de 1900 situado en el Eixample de Barcelona, intercambiando las zonas de día y de noche para conseguir esta distribución tan poco común. La arquitecta Maria Aucejo se ocupó de diseñar y ejecutar el proyecto, llamado ‘Casa Provença’.

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