Son las diez de la mañana de un sofocante día de verano en la sofocante ciudad de Valencia. La humedad es del 87% y el cielo amanece lleno de nubes. Acudimos a la cita con el arquitecto Alejandro Martínez del Río, al frente de Bona Fide Taller, de donde salimos prácticamente enamorados el fotógrafo y la periodista. Enamorados de su gato, de su perra, del pavimento de su casa-estudio en Ruzafa y, sobre todo, de la forma que tiene de plantearse su trabajo de arquitecto.

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