Por sus grandes dimensiones, la obra de Sorolla ‘Yo soy el pan de la vida’ ha necesitado un complejo y minucioso proceso de traslado e instalación en la sala donde finalmente será exhibida al público, proceso que ha sido controlado en todo momento por el personal técnico del centro museístico. Una vez desenrollada la pieza, no volverá a abandonar esta ubicación para asegurar su correcta conservación.

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