«Diez casas, diez noches»: el experimento de habitar Casa Mercaders, Casa Coderch o La Morada

30 octubre 2025

por | 30 octubre 2025

La arquitecta Núria Moliner, presentadora del programa ‘Escala humana’ (TVE) y de ‘Animals Arquitectes y Entre quatre parets’ (TV3), ha escrito un libro, ‘Diez casas diez noches’ (Nowbooks), que no es ni un ensayo ni un reportaje, es más bien el reflejo de un experimento: en él reúne las impresiones y las sensaciones que le ha causado pasar unas horas en unas cuantas casas elegidas. Se trata de una decena de viviendas singulares e inspiradoras, casi todas en Cataluña, algunas muy conocidas, otras menos. «Para entender la arquitectura se tiene que ver y vivir. Y, si puede ser, dormir allí una noche y empezar el día, convertirse en uno de sus habitantes al menos durante 24 horas», explica Moliner.

La autora se sumerge en espacios domésticos prestados para vivirlos en absoluta soledad. El experimento empieza en Mercaders, la casa que rescataron de la ruina los arquitectos Enric Miralles y Benedetta Tagliabue. Enclavada en plena Ciutat Vella, la pareja escogió para construir su hogar un antiguo almacén de botones de una finca histórica en el centro de Barcelona, bastante degradado en aquel 1992. Fue un empeño de Tagliabue, seducida por el aire decadente de las calles del barrio Gótico que le recordaban a Venecia, ciudad donde estudió Arquitectura.

El edificio se caía a trozos, pero ellos, que habían vivido en Nueva York y habían visto cómo se transformaban los espacios industriales antiguos en viviendas fabulosas, apostaron por la Casa Mercaders. «Se nota que aquí construyeron las bases de una poética y una estética que aplicarían a todos sus futuros proyectos», explica la autora. Es la primera casa que aparece en el libro de Moliner y de la que, confiesa, no se iría.

Casa Mercaders (Foto: EMBT).

Le siguen las experiencias de pasar un día en el Taller Sert (en Palma), la Casa Gomis, Escorial 50, la Casa Coderch, Casa Horitzó, Casa 712, Casa Burmés, la Casa positiva y La Morada.

Fotografías tomadas por Núria Moliner durante su estancia en las casas.

El libro empieza con esa casa que es un sueño, una casa de arquitectos de otra época, esa en la que había espacios urbanos, más o menos disponibles y sin gentrificar. Y concluye con La Morada, una casa que supone una esperanza en el desastroso panorama de la vivienda en este país. Se trata de una cooperativa de vivienda feminista y LGTBIQ+, «es el hogar para un colectivo que quiere romper las ideas preconcebidas sobre los espacios domésticos, la comunidad, las estructuras familiares, los cuidados y la propiedad. En palabras suyas, salen del armario para construir alternativas de convivencia», explica Núria Moliner.

Obra del colectivo Lacol, quienes mezclan arquitectura, conciencia y activismo para poner a las personas en el centro, La Morada presume de construir cuidados colectivos. Núria Moliner cuenta que cuando ella estudiaba la carrera, toda la escuela hablaba de Lacol, «una cooperativa de jóvenes arquitectos que desde la humildad y la empatía querían dar respuesta a las necesidades reales de la gente. Repensar y transformar. Reivindicar el acceso a una vivienda digna. Un grupo formado por catorce personas que, sin jefes ni jerarquías, se implicaban en los procesos y los movimientos sociales de los barrios. En el contenido de la arquitectura más allá del contenedor». 

Interior de La Morada (Foto: Milena Villalba).

En otros países, las cooperativas de viviendas no son una excepción, sino una normalidad. «Aquí, en cambio, es un modelo aún incipiente y minoritario, pero una gran esperanza de futuro frente a la crisis habitacional. No solo es una herramienta para acceder a un piso más asequible. Por encima de todo es una lucha y una pequeña batalla ganada contra el mercado especulativo».

«La arquitectura siempre nos envuelve. Es la escenografía de nuestras vidas. Y una casa es, al menos, una vida. Un cobijo, un retrato. Cultura y sociedad. Nuestra tercera piel. Una necesidad básica, un derecho. Función y emoción. Y muchas cosas más. Algunas de ellas están en estas páginas», concluye Nuria Moliner.

Fotografía: Milena Villalba, Nuria Moliner y D.R.
PUBLICIDAD

Te puede interesar

El cine más bonito está en el Reina Sofía

El cine más bonito está en el Reina Sofía

El proyecto plantea la transformación del antiguo auditorio del Museo Reina Sofía en una nueva sala para formatos audiovisuales. «Para ello, además de dar un nuevo carácter a este espacio emblemático del museo, ha sido preciso modificar tanto el acceso como la platea,...

Pin It on Pinterest