El arquitecto, urbanista y docente Balkrishna V. Doshi fue uno de los escasos pioneros de la arquitectura moderna en la India (y único ganador del Premio Pritzker en ese país). Desde 1950 llevó a cabo proyectos de relevancia y tuvo gran reconocimiento por su planificación urbanística visionaria y su fuerte compromiso con la educación.
El Museo ICO, en Madrid, ofrece hasta enero la posibilidad de disfrutar de una exposición, organizada por Vitra Design Museum y la Wüstenrot Foundation en colaboración con la Vastushilpa Foundation, que supone la mayor retrospectiva dedicada al conjunto del trabajo de Doshi, un arquitecto sorprendentemente desconocido en Europa hasta la concesión del premio a sus siete décadas de trayectoria profesional.
«En el palmarés del premio Pritzker – como cuenta Llàtzer Moix en su libro de entrevistas con los premiados– poblado de miembros de la jet set arquitectónica, a menudo muy conscientes de su prestigio y, en ocasiones, algo soberbios, Doshi es una rareza. Nacido en Puna en 1927, fue una persona modesta, espiritual, familiar y metódica».
«Mi viaje vital ha sido bastante extraño», explicó en su discurso el arquitecto cuando le dieron el Pritzker en 2018. «Mi abuelo tenía una carpintería y fabricaba muebles. Fue el primero que me habló de la luz, de cómo construir cosas, de cómo valorar la artesanía o la tecnología. Sin habérmelo propuesto, empecé a dibujar. En unos exámenes alguien me dijo que me inclinara por la arquitectura, pese a que no era una profesión frecuente en nuestra clase social». De la Escuela de Arquitectura de Bombay pasó a Londres y de ahí a París, donde trabajó con Le Corbusier. «Ha sido una experiencia vital emocionante, porque siempre fue apareciendo alguien que me decía que me fuera a algún sitio distinto de donde estaba y me facilitaba el viaje. Así fue como me convertí en el arquitecto que soy».
Aunque estuvo muy influido por Le Corbusier y Kahn, con quienes colaboró al principio de su carrera, lo cierto es que Doshi desarrolló un lenguaje arquitectónico propio que es un fiel reflejo de su gran conocimiento de los factores locales propios de su país, desde el clima hasta los modos de vida. Partiendo del principio de la sostenibilidad, Doshi abordó las dimensiones sociales, medioambientales y económicas de la arquitectura, y desde sus proyectos quiso brindar oportunidades a las personas más desfavorecidas.
La muestra comienza con una recreación a escala real de Sangath, el estudio que diseñó y en el que trabajó desde 1980. A continuación, el recorrido guía al visitante a través de la excepcional producción de Doshi. Estructurada en cuatro bloques temáticos que, a la vez, son tipológicos, mediante planos, maquetas, dibujos, pinturas e instalaciones accesibles de grandes dimensiones que reproducen algunos de sus edificios más emblemáticos.
Doshi participó de forma especialmente intensa en la construcción de un país que, tras haber conseguido la independencia, aspiraba a desempeñar un papel de primer orden a nivel internacional. Pero, para ello, primero era necesario abordar una serie de problemas acuciantes, a cuya resolución contribuirían de modo fundamental sus visionarias propuestas de proyectos de vivienda asequible, planificación urbana e instituciones sociales, educativas y académicas, algunas de las cuales llegó incluso a fundar y gestionar.
La exposición del Museo ICO, con un montaje brillante, culmina con una serie de proyecciones en las que el propio Balkrishna Doshi expone su concepción de la arquitectura, el urbanismo, la educación y la sociedad. Para él la arquitectura, además de cobijo, debía dar esperanza a la gente. Y felicidad. No se la pierdan.
‘Balkrishna Doshi. Arquitectura para todos’. Hasta el 14 de enero. Museo ICO (Zorrilla, 3. Madrid). Entrada gratuita.