“Colorín fue una luminaria, más que diseñada, soñada. Por aquel tiempo yo diseñaba juguetes de madera (juegos de construcción, vehículos) para la primera edad, utilizando maderas torneadas lacadas en colores básicos y ensambladas con sistemas sencillos como pasadores, mechones …”, explica el diseñador Eduardo Albors (Valencia, 1949), quien ha trabajado toda su vida en el desarrollo de producto para sectores tan diversos como el del mobiliario, cerámico, textil, plásticos, juguetes o electrónica pero, sobre todo, en iluminación, donde ha desarrollado más de 200 proyectos para diversas empresas del sector.
“Supongo que, por eso que llaman ‘deformación profesional’, entre sueños imaginé esta lámpara. Me levanté y la dibujé tal cual sería el resultado definitivo”, explica.
Colorín Colorado es una lámpara de mesa creada por Albors en 1979 y producida por la casa de iluminación valenciana Lamsar. Compuesta por formas geométricas simples ensambladas y lacadas en colores primarios, esta lámpara recuerda, y tiene toda la lógica tras la explicación de su inventor, a los juegos de construcción de madera.
Dentro del colectivo Caps i Mans, fundado por Albors, el diseñador creó piezas para el uso cotidiano, de formas amables y muy coloristas. Juguetes para adultos que se anticipaban a las primeras producciones del grupo Memphis en Milán, impulsado y creado por el arquitecto y diseñador Ettore Sottsass en 1980 (el nombre de la corriente, atención curiosidad, viene de la canción de Dylan “Stuck Inside of Mobile with the Memphis Blues Again”).
Cap i Mans, creado en 1972, fue uno de los grupos pioneros del diseño en España, al que más tarde se unirían los diseñadores José Juan Belda y los hermanos Nacho y Luis Lavernia, quienes desarrollarían trabajos de diseño industrial, gráfico e interiorismo para varias empresas de distintos sectores.
Este estudio sería, junto al grupo Enebecé (Nebot, Bascuñán y Company) más unos cuantos profesionales más, el germen del colectivo de diseño La Nave, ese ente real pero también simbólico que supuso la partida de nacimiento del diseño valenciano como realidad sólida y visible.
Desde el altavoz que supuso La Nave, fue uno de los promotores del Nou Disseny Valenciá que derivó, posteriormente, en la ADCV (Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana) de la cual llegó a ser vicepresidente.
“El reto con la lámpara Colorín llegó en lo constructivo, se utilizó un nuevo material, el aglomerado compacto DM260, para la base pero sobretodo para la pantalla ya que habría sufrido deformaciones de ser madera natural”, apunta Albors sobre los materiales de la pieza.
Su recorrido profesional también pasa por las aulas, ya que fue profesor durante más de quince años de la asignatura de Proyectos de Diseño Industrial de la ESDI del CEU San Pablo de Valencia, del Master de Iluminación y de la EUITI de la Universidad Politécnica de Valencia, también en la asignatura de diseño de producto. En la actualidad tiene equipo propio y desarrolla proyectos para varios sectores industriales.
La filosofía de trabajo de Albors ha sido buscar siempre el equilibrio, “el objetivo del producto es, aparte de innovar, proponer y aportar, satisfacer una demanda del consumidor: la del diseño razonable. De esta forma se responde en lo formal a criterios de actualidad y en lo económico a razones comerciales”.
“La lámpara Colorín tuvo mucho éxito: conceptual, de difusión y comercialmente”, explica su diseñador con la perspectiva que da el tiempo. Fue un diseño revolucionario, pensado hace 50 años que, a día de hoy, resulta, todavía, moderno y atractivo.
“Colorín se anticipó a las propuestas que poco después surgirían con el movimiento Memphis, donde la utilización de diversos colores era una de sus características. Colorado era una alternativa con la pantalla de una sola pieza perfilada con un ribete rojo. Y Colorín Colorado, este cuento se ha acabado”, concluye el diseñador.