Hay arquitectas que construyen, arquitectas que divulgan y arquitectas que agitan. Y hay otras que le dan a todo. Ana Beltrán y Eva Sanjuán, aka Correo Viejo, son de esas. Desde el inicio del estudio, en 2010, uno de sus fuertes ha sido generar eventos para dar vida a espacios históricos provocando conexiones entre profesionales que revalorizan culturalmente los edificios mediante iniciativas que participan del espacio, de sus zonas comunes y de las plazas con las que conectan.
Su intención desde los orígenes de su unión profesional siempre ha sido abrir el edificio de su estudio a la ciudad tratando de acercar a los usuarios y a los ciudadanos al centro histórico. Y también a la arquitectura. Para ello han promovido, a lo largo de los años, actividades que unían arquitectura y diseño a través de encuentros, talleres y exposiciones, y han agitado culturalmente Ciutat Vella para dinamizarla y hacerla más atractiva. La Cochera de Correo Viejo, a pie de calle en una de las recoletas plazas de El Carmen, ha sido su base de operaciones para todas estas iniciativas.
Goerlich en Buenos Aires
Con todo este bagaje, su trabajo como arquitectas no podía ser de otra forma que ‘con propósito’. Prueba de ello es el último trabajo que han hecho en un edificio ubicado en el barrio valenciano de Ruzafa. En estas viviendas rehabilitadas en la calle Buenos Aires, el propósito de Eva Sanjuán y Ana Beltrán era recuperar el inmueble tal y como fue en su origen «para volver a dotarlo de las maravillosas características que tenía cuando lo diseñó el arquitecto Javier Goerlich en 1920. El edificio no está protegido, pero nosotras decidimos rehabilitarlo como si lo estuviese para potenciar el valor que tiene su historia. Tratamos cada proyecto como una oportunidad de revitalizar el patrimonio protegiendo su memoria», explican.
En esa filosofía que practican de ‘rehabilitar con propósito’, las arquitectas aportan una perspectiva innovadora con el máximo respeto por la tradición y el patrimonio,«nos interesa aprender de los edificios históricos para aplicar sus proporciones y materiales en las nuevas construcciones». Cuando diseñan un edificio o espacio, toman en cuenta elementos como la historia y los estilos arquitectónicos locales, los materiales tradicionales, las técnicas de construcción autóctonas y los motivos culturales propios de cada sitio. «Esto ayuda a crear un diseño que se integre armoniosamente con el entorno cultural y se convierta en una expresión tangible de la identidad local. En nuestros proyectos arquitectónicos innovamos rescatando lo que siempre ha funcionado de la tradición».
Las de Correo Viejo suelen comenzar sus proyectos visitando el Archivo Histórico. «Allí iniciamos una investigación en la que encontramos planos originales del edificio y datos de su promotor original. En este caso, descubrimos que originariamente el edificio constaba de 7 viviendas, y no de 4, que fue como lo encontramos. Había sido diseñado con dos viviendas por planta y una vivienda en planta baja. Así que nos propusimos recuperar su composición original y, tras varias reuniones con el Ayuntamiento, conseguimos que nos permitieran volver a contar con el mismo número de viviendas con el que fue creado».
Homenaje a los oficios
El edificio fue construido por una familia que se dedicaba al oficio del bronce, su promotor fue José Abad, un artesano del bronce de la época con su propio taller en la planta baja y en la zona interior
de la manzana en el mismo edificio. Las arquitectas se propusieron tener presente esa historia a través de diferentes detalles con bronce de la rehabilitación. «Las griferías y las manivelas de las puertas las diseñamos con acabado en bronce. De este modo hablamos sobre el oficio y sobre las personas que levantaron el edificio».
«La familia nos proporcionó una fotografía de 1924 en la que pudimos ver cómo era el edificio entonces. No se parecía al estado actual, ya que en los años 50 construyeron un mirador en la planta principal que rompía la armonía de la fachada. Los huecos de planta también habían sido modificados. Rescatamos todas las molduras de la fachada principal recuperando su esplendor y eliminamos el elemento impropio; realizamos reparaciones de las molduras en mal estado e hicimos copia, con un artesano local, en las zonas donde habían desaparecido». Con la fórmula de no completar las cenefas dejan entrever la actuación y permiten distinguir entre la parte original y la parte recuperada.
Para este trabajo se realizaron nuevas carpinterías de madera con la misma composición y material que las originales, «aunque el Ayuntamiento no nos lo exigía, la historia del edificio nos lo pedía. La propuesta de fachada es muy respetuosa con el pasado, mantiene los detalles y el color gris azulado. Buscamos introducir un toque sutil y una identidad propia con las nuevas persianas Barcelona de madera y sus tonos preciosos, presentes en la paleta cromática del edificio. El diseño de las viviendas continúa con el trabajo del detalle y la buena construcción con la que Goerlich lo proyectó, y los detalles de bronce fabricados en el edificio vuelven a formar parte del interior», explican.
Sitios históricos
El estudio Correo Viejo se precia de cuidar con sus arquitecturas la relación con el barrio, buscando la identidad del conjunto y su imagen urbana. En este caso, explican, se trata de viviendas para personas que quieren vivir de un modo sostenible y participar en la vida de Ruzafa, vivir en un espacio rehabilitado con sus características originales, «un edificio que vuelve a tener vida y a pertenecer al barrio. Nos interesa aprender de los sitios históricos para aplicar sus proporciones, distribuciones y materiales en las nuevas construcciones», apuntan.
En este proyecto las profesionales potencian la idea de un espacio principal conectado con puertas dobles de gran altura a un dormitorio secundario o un estudio, tal y como eran las viviendas de origen. «Se trata de viviendas de ajustadas dimensiones y nos parecía interesante que ese espacio principal pudiese ampliarse en función del habitante y sus necesidades».
La estructura original es de madera con revoltones cerámicos curvos que se refuerza y se mantiene en todo el edificio, quedando a la vista, pintada en blanco, en el espacio principal de cada vivienda. Las puertas interiores son nuevas, con un diseño que se ajusta a las existentes, de madera lacada en blanco, con dobles plafones, grandes alturas y manivelas con acabado bronce. La luz natural en las viviendas ha sido una prioridad desde el inicio del proyecto. «La luminosidad, los materiales y los detalles hablan del trabajo, minucioso y con amor, que realizamos para dar una nueva vida a estas viviendas».
Los suelos hidráulicos
La paleta cromática utilizada en la intervención la han creado analizando los materiales existentes. Como había que levantar todo el pavimento de baldosas hidráulicas para reforzar la estructura, las arquitectas se plantearon recuperarlas y utilizarlas en las zonas comunes para mantener su identidad. Los pavimentos de las viviendas son de madera y baldosas hidráulicas nuevas. También han utilizado piezas hidráulicas geométricas en el diseño de los baños.
«En nuestros proyectos arquitectónicos empleamos lo que siempre ha funcionado de la tradición y nos atrevemos a traerlo a nuestros días con espíritu innovador», explican. En el edificio original descubrieron detalles ornamentales como rosetones y molduras, escondidas tras los dobles falsos techos, que decidieron reutilizar, proporcionando a las estancias un punto de elegancia.
«La madera está presente en todos los edificios antiguos en sus estructuras, carpinterías exteriores, puertas interiores… y es el único material totalmente ecológico, sostenible y reciclable que, con un correcto proceso de elaboración y un adecuado mantenimiento, permite su utilización durante siglos. En Correo Viejo mantenemos lo que siempre ha funcionado de la tradición», explican.
Para ellas, el patrimonio arquitectónico es mucho más que simples estructuras que han prevalecido en el tiempo. «Es el escenario del pasado de las personas. Lugares con voz propia que en Correo Viejo escuchamos atentamente. Nos apasiona sumergirnos en esos recuerdos buscando comprender su cultura y preservar su esencia”, concluyen.