“Al diseñar la butaca ORMA me planteé buscar soluciones con una máxima sencillez compositiva. Algo difícil, pues la comodidad de un asiento exige formas que deben acoplarse y amoldarse a la horma que es nuestro cuerpo. Nalgas, espalda, brazos, todo ha de ajustarse sin desavenencias con la forma del asiento elegida. Una tarea nada fácil”, explica André Ricard.

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